Opinión: "Jugar y aprender: entendiendo la educación de niños y niñas"
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María Teresa González Muzzio, directora de Pedagogía en Educación Parvularia con Mención, sede Curicó.
La principal forma de aprendizaje de los párvulos es el juego, debiendo ser también la principal vía para la construcción de aprendizajes en la primera infancia. Toda persona disfruta “jugando por el solo hecho de jugar”, y ello es lo que motiva a seguir haciéndolo, jugando una y otra vez. La motivación es intrínseca, inherente a la esencia del juego: jugar por el placer de jugar.
¿Qué aprende el párvulo a través del juego?
Desde bebés, la experiencia lúdica permite descubrir el propio cuerpo, explorar las capacidades lingüísticas, ensayar formas de observar el entorno, desafiar los propios límites encontrando vías de solución a los problemas cotidianos que enfrentan.
Los juegos también están cargados de imaginación, nutridos de recuerdos, emociones, conflictos, siendo incuestionable su valor en el desarrollo personal y emocional.
Con los años, los juegos abren opciones para aprender sobre la cultura, las tradiciones, ensayar formas de relación e interacción con otros, aprender sobre las reglas y la libertad y sobre las prácticas de convivencia tan necesarias para el ejercicio de la ciudadanía.
¿Qué aprende el párvulo sobre el juego?
El juego en sí mismo es también un objeto de aprendizaje, abarcando, por ejemplo, juegos que se transmiten entre generaciones, juegos típicos de una o más culturas, juegos con objetos, juegos reglados, entre otros.
Se aprende a ser jugador, lo que implica la libertad de entrar en un juego iniciarlo, así como de decidir no jugar, seguir las condiciones que impone un juego, sus reglas, o crear los propios sea de forma individual o con otros.
Lo lúdico y el juego como factor motivacional
Vivir experiencias de aprendizaje basadas en el juego, o que tengan un factor lúdico, agrega un elemento relevante al enfrentar el proceso de enseñanza y aprendizaje, generando una disposición y actitud que involucra a cada persona, que afecta en lo emocional y cognitivo positivamente. Se agrega que para los/as educadores/as de párvulos el juego es también un principio pedagógico que debiera teñir todas las prácticas educativas.
Por ello, cada vez más debiéramos escuchar a padres, madres, apoderados, preguntar a sus hijos e hijas: ¿con qué juego disfrutaron hoy en el jardín infantil o en el colegio?, ¿a qué jugaron? E incluso debiéramos verlos permitiéndose jugar con ellos, aunque sea por un breve tiempo al día, recordando sus juegos de infancia, creando otros en conjunto, o simplemente, brindando un sello lúdico, entretenido, a acciones cotidianas que pueden resultar mecánicas o tediosas.
Para los párvulos, cada minuto es una instancia para disfrutar, y cada juego, un desafío que asumen con ganas y que les lleva a aprender. La invitación, por tanto, en el día internacional del juego, es a cuestionarnos… ¿estamos respetando la necesidad y el derecho al juego de niños y niñas en la educación?
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.