Los pesebres pertenecen a una de las colecciones religiosas conservadas en el Museo de la Villa Cultural Huilquilemu. Ellos permiten admirar obras de artesanía popular en torno al nacimiento de Jesús. Son imágenes que rememoran escenas bíblicas: del Niño Dios acompañado de la Virgen María, su madre y San José, como aquellos que rodean el hecho insólito y bendito. Allí vemos a los pastores vestidos de huasos; o los Magos de Oriente con sus dones; ángeles que cantan el gloria al Dios nacido; una estrella que orienta los pasos; y los animales como ovejas, bueyes, camellos o gallinas.

Cada figura procede de lugares muy precisos (algunos de fuera de Chile) y dan cuenta de una técnica propia. Además, es múltiple la materialidad. Así, hay greda cruda, rústica y en diversos colores; cerámica colorida y llena de variantes; piezas confeccionadas en papel maché; y otras, en lana tejida, madera policromada o retablo en yeso. En fin, este conjunto de pesebres o nacimientos, llenan de admiración, dado que, los artesanos manifiestan aquí la fe sencilla y firme en el Niño Dios, por quien nos ha llegado la vida salvadora, que San Juan señala: “Porque la vida se dio a conocer, hemos visto la Vida Eterna, hablamos de ella y se la anunciamos, aquella que estaba con el Padre y que se dio a conocer” (1 Juan, 1, 2).

Bellas imágenes de devoción popular, que comunican lo que la comunidad creyente ha cultivado en la memoria viva, trasmitiéndola por generaciones.