Dra. Sandra Castro Berna, Educadora de Párvulos, Académica Escuela Educación Parvularia, Universidad Católica del Maule. Es innegable que el día en que celebramos a las madres es el con mayor afluencia de público a los locales comerciales, llamados telefónicos, mensajes de todo tipo. Cómo no saludar a quiénes nos dieron la vida y nos han brindado el más noble e incondicional amor y muestras de éste. Pero dentro de lo bello que una madre siente y trasmite a sus hijos(as) también están los signos de temor e inseguridad a la hora de la crianza de éstos, sobre todo aquellas que lo son por primera vez. El querer hacer lo mejor por los hijos, conlleva a sentir angustia frente a si estamos haciendo lo correcto o no. Para apoyar esta incertidumbre, en materia de límites y reglas se puede decir qué: el papel de la madre u otro adulto es crucial, ya que los niños y niñas aprenden a actuar, imitando el comportamiento de otros, sobre todo de los adultos significativos en su vida; o también por la aprobación que reciben de éstos. Una de las tereas de casa es valorar la generación de límites, normas y reglas que a corto plazo les permitan a los niños(as) un comportamiento social adecuado, ya que él no sabe medirse, e insiste en hacer su voluntad. La madre (u otro adulto) debe generar la necesidad de establecer límites y normas, para el sano convivir con otros. Y si se incumplen, se debe pensar en la situación problemática, hablarla con pocas palabras (simples), ya que el extenderse puede ser inefectivo y se puede trasformar en una conversación confusa para el menor. Los niños(as) en su etapa de desarrollo, en la madurez y formación de su personalidad, necesitan que los adultos los guíen en la adquisición de aprendizajes, los cuales les permitan la aceptación de sí mismos y la convivencia con otros, realizando lo que ellos(as) desean de manera correcta, sin romper la dinámica del grupo al que se integren. Este desarrollo normal y positivo del comportamiento del niño(a) se forma según el respeto, la calidez y la participación que el adulto le brinde, muchas veces depende de la realidad social, del nivel cultural de la familia y del contexto en que se desenvuelve. Hay normas adscritas a nuestra sociedad que regulan las interacciones de las personas en todas las instancias sociales, al igual valores implícitos en el entorno cultural, que vivencian adultos y menores; los que se deben inculcar diariamente, para que se desenvuelvan eficazmente y les permitan una convivencia democrática. Algunas recomendaciones: • Se logran mayores resultados siendo consistente y afectuoso. • Las reglas deben ser constantes y evitar angustiarse cuando no hay respuesta, se pueden reiterar las veces que se estime conveniente, no siempre lo que funciona con un niño(a) sirve para otro(a). • Se debe evitar las recompensas sobre todo con dulces u otros obsequios, para que no se transforme en actuar por obtener algo a cambio. • Las reglas que se establecen con los niños(as) es el principio de la formación de hábitos, puesto que los aprendizajes que se logran en las primeras etapas de la vida, contribuyen a sentar las bases de las relaciones que tendrá en la vida adulta, estas interacciones y el hecho de sentirse importantes construirán sentimientos de seguridad y de confianza en sí mismos. • Acompañe o atienda a sus hijos cuando no sean capaces de afrontar situaciones de la vida diaria como conflictos, necesitan ser constantemente orientados para que logren un desarrollo social adecuado, y quién mejor que sus madres y adultos cercanos para guiarlos en esta etapa de búsqueda de aceptación por los demás. • Sea una figura significativa, con un vínculo seguro y modelo de referencia para sus hijos.