[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Female" buttontext="Escucha la nota"] Dra. Sandra Castro Berna, educadora de párvulos y académica de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad Católica del Maule. La pandemia nos ha impulsado a la utilización de nuevas formas para estar conectados con las actividades escolares, las “pantallas” se han trasformado en un aliado indiscutible. A través de estas “pantallas” como teléfonos celulares, tablet, notebook o computadores, se ha logrado parte del proceso de aprendizaje de nuestros niños y niñas, ya que a temprana edad y con la dirección de un adulto se logra además trasversalmente una adecuada alfabetización digital que permitirá que se incorporen al mundo tecnológico, usar los dispositivos, desarrollar habilidades para indagar, informarse y conocer otras realidades e incluso iniciarse a la lectura. Pero para lograr esta alfabetización digital es importante que el adulto considere el buen uso de los dispositivos electrónicos y la asignación adecuada del tiempo para ello. Es necesario equilibrar la utilización de los dispositivos electrónicos con el desarrollo normal de los niños y niñas para que sea beneficioso, ya que las prácticas e interacciones sociales que los niños y niñas requieren son fundamentales, deben socializar con otros en juegos y conversaciones presenciales, porque a en esta etapa desarrollan su identidad y personalidad, aprenden a conocerse a sí mismos y a los demás y no han desarrollado la suficiente capacidad de planificación y de autoregulación para determinar el uso y tiempo frente a las pantallas. Si bien por lo general las primeras relaciones son con sus padres, hermanos y abuelos, a medida que crecen deben ampliar sus relaciones según sus intereses y necesidades como entablar contacto con vecinos, educadores, otras personas de su comunidad y tener amigos de su edad. Por lo tanto, es imperioso regular el uso de las “pantallas”, los adultos bajo su criterio deben evaluar los pro y contras, el tiempo y qué ver; y no reemplazar las interacciones sociales de sus hijos(as) por una pantalla o a través de ella. Otro punto que no se debe olvidar es realzar la importancia del juego en la infancia como una actividad propia del desarrollo humano, fomentar el movimiento no solo por temas de salud física sino también mental y desarrollo cognitivo. Si ve que los niños y niñas están muy activos o inquietos invítelos a jugar o caminar, montar bicicleta, jugar a la pelota, a participar en diferentes actividades que les permita socializar con otros (tomando las medidas sanitarias adecuadas), evite el uso de pantallas para que no adquieran dependencia con fines de entretención. En lo posible trate de pasar más tiempo con sus hijos(as) conversando o dialogando sobre diferentes temas de interés, preste atención a lo que ven y hábleles sobre aquellos contenidos apropiados para su edad, su desarrollo cognitivo y emocional no está preparado para procesar cierta información, sobre todo lo que es ficción. Y finalmente recordar que los niños y niñas en pleno crecimiento son particularmente vulnerables a los estímulos, sobre todo los bebés y niños(as) menores de dos años quienes no deberían usar estos dispositivos porque recién comienzan su maduración. “Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.