[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Female" buttontext="Escucha la nota"] Columna de opinión de Karina Carrasco-Jeldres, estudiante del Doctorado en Educación en Consorcio-Sede UCM La pandemia por Coronavirus ha planteado desafíos a nuestra sociedad chilena. Comprenderlos amerita visibilizar el contexto general de nuestro país. En este sentido, si bien, la pandemia está caracterizada por ser una problemática a nivel mundial, es relevante entender que afecta a cada país de forma diferente y, del mismo modo, a niveles locales. Entonces, pensar cuáles son los desafíos para Chile, hace necesario definir en que contexto nos encontramos como sociedad. El 18 de octubre del año 2019, marcó un hito en nuestra historia reciente, a través de lo que se ha denominado “Estallido Social”. Este momento histórico visibilizó una serie de problemáticas entrelazadas que conforman la realidad de nuestro país. La desigualdad socio-económica y cultural, el derecho a la salud y la educación, así como el cuestionamiento hacia el sistema de pensiones, la crítica hacia un modelo patriarcal que no respeta la diversidad y los problemas medioambientales, son parte de un proceso en el cual se ha desarrollado una comprensión que los efectos que ha tenido nuestro desarrollo histórico a raíz de la implementación del sistema neoliberal. Lo ocurrido en octubre del año 2019, plantea que, además, la sociedad chilena se encuentra en un momento de redefinición, de repensarse, lo cual se concretiza en un proceso constituyente que el 25 de octubre del presente año tiene un hito en el plebiscito realizado. En este sentido, cuestionarnos sobre cómo hemos vivido la pandemia en nuestra realidad de estudiantes de doctorado, involucra pensar que las problemáticas que hemos construido como temas de investigación recogen estos cambios sociales, la necesidad de repensar la sociedad chilena y construir nuevo conocimiento para lograr los procesos de transformación que se esperan. Por otra parte, si bien podríamos mencionar una serie de problemáticas enfrentadas propias del contexto de pandemia, como es contacto exclusivo a través de plataformas virtuales, la imposibilidad de conocer personalmente a los académicos que nos acompañan o las dificultades propias a estar estudiando y trabajando en casa, creo que esto repetiría algo bastante conocido por todos. Aquí me gustaría mencionar algo menos obvio y que marca la vinculación con la posibilidad de pensar cambios sociales. La pandemia nos planteó una realidad donde sin conocernos entre las compañeras del mismo año de ingreso 2020 y, posteriormente, con los compañeros del ingreso 2019, hemos estado en contacto constante y profundo a partir de nuestras problemáticas y vivencias. Empatizar en que nos encontramos todos en casa con nuestras familias, donde los horarios se trasladan a la hora posterior a hacer dormir a nuestros hijos o ir a ver a nuestros abuelos y padres, quienes no pueden salir, esto nos ha conectado no solo a un nivel profesional como estudiantes de doctorado, sino a un nivel humano. Necesitamos apoyo, compañerismo, empatía, humanidad y eso nos ha permitido entender que los procesos de investigación no son personales e individuales, ni responden al ego de cada uno, sino que somos porque estamos juntos, avanzamos porque las noches de lectura y reflexión las pasamos juntos a través de un mensaje o una llamada, porque la comprensión de mi problemática es mejor cuando dialogamos y nos criticamos constructivamente, porque si avanzamos en el doctorado no lo hacemos solos, sino que avanzamos y crecemos juntos. Mucho se habla de que la pandemia nos aleja, nos distancia, pero aquí, entre los compañeros de doctorado, podemos decir que estamos con distanciamiento físico, pero humanamente más cerca que nunca, luchando por una academia y una comunidad investigativa cada día más colectiva y con meno egos. “Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.