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¿Sabe usar adecuadamente los servicios de urgencia?

¿Sabe usar adecuadamente los servicios de urgencia?

[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Female" buttontext="Escucha la nota"] Los prolongados tiempos de espera producto del colapso de los centros médicos, podrían solucionarse si la ciudadanía hiciera buen uso de otras instancias como los Sapu y SAR. De esta manera, evitarían acudir a un hospital en donde los esfuerzos están puestos en atender a los pacientes con COVID19. La situación sanitaria ha provocado que la mayor parte de los esfuerzos del personal de salud se centre en controlar la pandemia, por eso es primordial que la ciudadanía conozca cuándo acudir a urgencia. De esta manera se evita el colapso de las instituciones y las personas no se exponen a un eventual contagio. Es estas unidades es común presenciar gritos, insultos e, incluso, agresiones físicas, generalmente gatilladas por los largos tiempos de espera. Una problemática que se ha complejizado en esta contingencia, según la Dra. Paula Ceballos, académica de la Escuela de Enfermería UCM y quien ha investigado la percepción de violencia en clínicas y hospitales. ¿Cuándo y dónde acudir? La doctora Ceballos indicó que, de acuerdo al actual sistema de clasificación de pacientes denominado Índice de Severidad de Emergencia (ESI), que funciona en el país desde 2017, quien concurre a urgencias puede ser incluido en una de cinco categorías que van desde ESI1 hasta ESI5. “La emergencia ESI1 es, por ejemplo, un accidente automovilístico, pérdida de conciencia, falta de respiración o cualquier evento que implique riesgo vital o que tenga que ver con la posibilidad de que la persona pueda morir rápidamente. Ese es un paciente que llega, normalmente, a través del SAMU en ambulancia”, indicó. Un paro cardiorrespiratorio, dolor en el pecho con palidez y sudoración, respiración agónica o con jadeo, también son situaciones que caen en ESI1 y que implican una atención inmediata, es decir, el paciente no puede esperar y todo el personal va a priorizarlo para atenderlo inmediatamente e intentar salvar su vida. “Una fractura grave y expuesta, un corte que expulse mucha sangre, una sospecha de apendicitis, es una urgencia ESI2”, explicó la académica. Una persona que se haya intentado suicidar, quemaduras, pérdida repentina de la visión, dolor muy severo, debilidad en la mitad del cuerpo o habla dificultosa; también son motivos de categorización en ESI2, es decir, es un paciente de alta complejidad y quien debe recibir atención médica urgente sin mayor espera. Paula Ceballos explicitó que “si un paciente llega grave, categorizado ESI1 y los profesionales, por ejemplo, demoran siete horas en estabilizarlo; todo el servicio se paralizará porque la prioridad es salvarle la vida a esa persona. Por tanto, los pacientes ESI3 o ESI4 no tendrán ninguna prioridad y su atención se retrasará”, sostuvo. En estricto rigor, los ciudadanos solo deberían acudir a las unidades de urgencias cuando su vida esté en peligro según las especificaciones de las categorías ESI1 y ES2. Golpes que no comprometan la conciencia o una fractura sin exposición pueden ser consideradas situaciones de mediano riesgo (ESI3) que logran ser resueltas en un Servicio de Atención Primaria de Urgencia de Alta Resolución (SAR), que funciona las 24 horas. Dolores de garganta de varios días, resfríos o dolores musculares, pueden ser evaluados en los Servicios de Atención Primaria de Urgencia (Sapu) o en los Centros de Salud Familiar (Cesfam) a través de la solicitud de una consulta. Según el Departamento de Estadísticas e Información de Salud del Ministerio del ramo, semanalmente en el Hospital de Talca, se realizan más de dos mil atenciones de urgencia. Casos que deben ser resueltos por ocho enfermeros, dos médicos internistas y tres cirujanos en turnos de 12 horas. Situación similar vive el Hospital de Curicó donde se realizan más de mil 500 atenciones de urgencia cada semana. Por lo anterior, las horas de espera aumentan considerablemente, lo que provoca que el ánimo de los usuarios se agite y se perpetren agresiones hacia el personal de salud. Sin embargo, la cantidad trabajadores en turno no sería la razón principal del colapso de las unidades de urgencia, puesto que esta situación no se daría si los ciudadanos usaran correctamente los demás centros asistenciales que tiene a su disposición como SAR, Sapu o Cesfam. Violencia desmedida Romy Ortega, estudiante del Magíster en Enfermería UCM con 10 años de experiencia como enfermera de urgencias y quien está en etapa de análisis de los datos de su tesis denominada violencia percibida por el equipo de salud en unidades de emergencias públicas, aseguró que “Si bien, no se ha educado de manera adecuada a la población, cuando los pacientes son categorizados, les explicamos que, por ejemplo, está en una categoría ESI4 y que, en teoría, le corresponde ir al consultorio. Uno le indica el conducto regular pero la gente reacciona muy mal”, dijo. Una problemática que se ha convertido en un verdadero círculo vicioso en el que el miedo es la constante. Con base en las investigaciones realizadas, Paula Ceballos acotó que “La pandemia ha hecho que la violencia aumente porque las personas, además de querer una atención rápida, están asustado de tener contacto con otros y contagiarse y, a su vez, el personal también tiene miedo a enfermarse y a enfermar a su familia”, expuso. Para la académica Paula Ceballos, hay creencias difundidas que también influyen. “La gente cree que en el hospital le tienen que solucionar el problema. Espera que les pongan suero y que los puncionen, tanto así, que, si les recetan un fármaco en pastillas, aseguran que era malo el médico porque la gente tiene la creencia que lo invasivo es lo mejor. Estamos viviendo en una cultura de la inmediatez y no se logra entender que no hay magia en la atención en salud”, afirmó.    

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