Villa Cultural Huilquilemu UCM archivos - Página 2 de 9 - Universidad Católica del Maule
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(Publicada originalmente en Diario Talca) Construida en 1870 por el minero nortino, José Bruno González Vallejo, la Villa Cultural Huilquilemu de la Universidad Católica del Maule (UCM), es uno de los íconos del patrimonio arquitectónico que aún subsiste en la zona central de Chile. El recinto ubicado a 7 kilómetros al oriente de Talca, en un entorno que todavía conserva importantes rasgos de ruralidad, fue adquirido en 1975 por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Hasta el año 2010, la Villa Cultural Huilquilemu lucía completamente remozada. Contaba con una nutrida agenda de actividades culturales y de visitas permanentes. Solo por dar una cifra, la feria del folclor que se realizaba en noviembre recibía entre doce mil y quince mil personas. Tras el terremoto del 27 F, de intensidad 8.8, el inmueble patrimonial quedó con diversos daños, principalmente en la zona donde se emplazaba el Museo de Arte Religioso, además de grietas, desprendimiento de tejas y de revestimientos de barro. Por decisión de la Dirección Superior de la UCM, la Villa Cultural Huilquilemu cerró sus puertas al público, en razón de los daños sufridos y por la indispensable preservación de la casona y el resguardo de la colección. De manera inmediata, con fondos propios y con apoyo del Gobierno Regional, se tomaron las medidas de emergencia que permitieron salvar la casa y las colecciones patrimoniales que posee. Ellas son de arte religioso, pinturas, imágenes, objetos y textiles litúrgicos; artesanía costumbrista, muebles de época y manifestaciones de la piedad popular. En ese contexto se desarrolló la ejecución del proyecto “Restauración y puesta en valor de la Villa Cultural Huilquilemu” con fondos ($174.000.000) del Banco interamericano de Desarrollo y bajo la supervisión de la Dirección Regional de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. Encargado por licitación pública a Consultores Epsilon Ltda., la propuesta se enfocó en recuperar, potenciar y consolidar un espacio patrimonial trascendente y representativo de la memoria y tradiciones de la Región del Maule. El proyecto considera al conjunto patronal, en términos de su condición y naturaleza arquitectónica, como una unidad integrada de importancia museográfica; de conmemoración y sustento de la memoria del mundo rural. La importancia de lograr conseguir los fondos para ejecutar el proyecto de diseño realizado por la consultora, radica en los valores trascendentes que el conjunto patrimonial posee para la comunidad local, regional y nacional. La Villa Cultural Huilquilemu como programa de extensión, nació bajo la inspiración de un hombre visionario, -Hernán Correa de la Cerda-, quien intuyó que este conjunto arquitectónico encerraba valores profundos; que, trabajados al alero en un principio, de la Pontificia Universidad Católica de Chile y más tarde, de su heredera la Universidad Católica del Maule, permitieron transformarla en baluarte cultural de la región. ¿Cuáles son esos valores que ameritan que este espacio sea restaurado y devuelto a la comunidad? En primer lugar, el valor arquitectónico y paisajístico. Huilquilemu, es sin duda, el conjunto patrimonial más representativo de la arquitectura rural y de la villa patronal del valle central de Chile. A diferencia de muchas construcciones rurales del siglo XIX, la casona y el parque de Huilquilemu han llegado hasta nosotros sin modificaciones importantes. Al valor arquitectónico y paisajístico, se suma el valor histórico. Esta propiedad guarda la memoria de hitos relevantes del pasado, desde antes de la llegada de los españoles; se documenta en la colonia y posterior a la configuración de la república. Expresa el desarrollo económico que produjo la minería del norte y el impacto cultural para Talca a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Desde Huilquilemu se puede conocer la historia nacional porque la casa, el espacio y su muestra museográfica, permiten descubrir el antes y el después de los cambios sufridos en Chile a lo largo de su historia. Se debe agregar también, el valor social. Huilquilemu no sólo es un monumento del pasado, sino que en sus muros y diseño existe el valor representativo de despertar la memoria de los usos y costumbres rurales, formas de vidas olvidadas que son necesarias de ponerlas en diálogo con la contemporaneidad. Este tipo de casona constituye el testimonio de un patrimonio y forma de vida propia de Chile, la que tiende a desaparecer. Pues en su camino al desarrollo, los países muchas veces se van abriendo demasiado a modelos y culturas extranjerizantes que desdibujan su identidad y memoria. Conservar, por tanto, esta propiedad, ha sido el esfuerzo por enaltecer su valor representativo de las tradiciones y la memoria local. Por último, se suma el valor de la ubicación de Huilquilemu en una zona neurálgica, que se ha convertido en la puerta de acceso a la región por el paso Pehuenche; además, la pertinencia de su arquitectura sirve de marco para la cautela del patrimonio y difundir la cultura. Su generosa espacialidad, permite acoger a numeroso público, constituyéndose en lugar de encuentro privilegiado para que la comunidad cultive y desarrolle sus tradiciones genuinas, así como también de impulso al desarrollo social. Teniendo presente todos estos atributos que hacen de Huilquilemu un lugar único que vale la pena conservar, es que el trabajo en su interior no ha cesado. Se han puesto en marcha proyectos que han permitido realizar investigaciones históricas del lugar; conservación preventiva, embalaje, investigación y difusión de las colecciones de textiles litúrgicos y de artesanía maulina; proyectos de fomento lector que dan impulso a la biblioteca pública de la Villa, la que desde el 2017 se encuentra instalada en la sede de la junta vecinal del sector; desde donde se trabaja en forma permanente con la comunidad mediante distintos talleres orientados a público adulto como también infantil y juvenil. Del mismo modo y a pesar de las limitaciones que posee el inmueble, la Villa Cultural se abre en ocasiones excepcionales para actividades al aire libre, como por ejemplo para el Día del Patrimonio. Es un evento que convoca una gran cantidad de público. Ello es, en definitiva, revelador de un deseo íntimo de una comunidad viva, que anhela reencontrarse con un espacio que le es propio. Por eso, restaurar y poner en valor Huilquilemu, es sinónimo de devolver a la comunidad un espacio que vio pasar generaciones de estudiantes, profesores, familias, turistas nacionales y extranjeros que encontraban en este lugar no solo recreación, sino que también, un lugar de contemplación, de encuentro con la historia, las tradiciones, las artes y la naturaleza.   Crédito: Ana María González Yévenes, encargada de la Villa Cultural Huilquilemu de la Universidad Católica del Maule.

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A 13 años del 27F: La larga espera de la Villa Cultural Huilquilemu

A 13 años del 27F: La larga espera de la Villa Cultural Huilquilemu

[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Female" buttontext="Escucha la nota"] El proyecto de diseño realizado por la consultora Epsilon Ltda., continúa a la espera de conseguir los recursos para lograr su ejecución. (Publicada originalmente en Diario Talca) Construida en 1870 por el minero nortino, José Bruno González Vallejo, la Villa Cultural Huilquilemu de la Universidad Católica del Maule (UCM), es uno de los íconos del patrimonio arquitectónico que aún subsiste en la zona central de Chile. El recinto ubicado a 7 kilómetros al oriente de Talca, en un entorno que todavía conserva importantes rasgos de ruralidad, fue adquirido en 1975 por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Hasta el año 2010, la Villa Cultural Huilquilemu lucía completamente remozada. Contaba con una nutrida agenda de actividades culturales y de visitas permanentes. Solo por dar una cifra, la feria del folclor que se realizaba en noviembre recibía entre doce mil y quince mil personas. Tras el terremoto del 27 F, de intensidad 8.8, el inmueble patrimonial quedó con diversos daños, principalmente en la zona donde se emplazaba el Museo de Arte Religioso, además de grietas, desprendimiento de tejas y de revestimientos de barro. Por decisión de la Dirección Superior de la UCM, la Villa Cultural Huilquilemu cerró sus puertas al público, en razón de los daños sufridos y por la indispensable preservación de la casona y el resguardo de la colección. De manera inmediata, con fondos propios y con apoyo del Gobierno Regional, se tomaron las medidas de emergencia que permitieron salvar la casa y las colecciones patrimoniales que posee. Ellas son de arte religioso, pinturas, imágenes, objetos y textiles litúrgicos; artesanía costumbrista, muebles de época y manifestaciones de la piedad popular. En ese contexto se desarrolló la ejecución del proyecto “Restauración y puesta en valor de la Villa Cultural Huilquilemu” con fondos ($174.000.000) del Banco interamericano de Desarrollo y bajo la supervisión de la Dirección Regional de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. Encargado por licitación pública a Consultores Epsilon Ltda., la propuesta se enfocó en recuperar, potenciar y consolidar un espacio patrimonial trascendente y representativo de la memoria y tradiciones de la Región del Maule. El proyecto considera al conjunto patronal, en términos de su condición y naturaleza arquitectónica, como una unidad integrada de importancia museográfica; de conmemoración y sustento de la memoria del mundo rural. La importancia de lograr conseguir los fondos para ejecutar el proyecto de diseño realizado por la consultora, radica en los valores trascendentes que el conjunto patrimonial posee para la comunidad local, regional y nacional. La Villa Cultural Huilquilemu como programa de extensión, nació bajo la inspiración de un hombre visionario, -Hernán Correa de la Cerda-, quien intuyó que este conjunto arquitectónico encerraba valores profundos; que, trabajados al alero en un principio, de la Pontificia Universidad Católica de Chile y más tarde, de su heredera la Universidad Católica del Maule, permitieron transformarla en baluarte cultural de la región. ¿Cuáles son esos valores que ameritan que este espacio sea restaurado y devuelto a la comunidad? En primer lugar, el valor arquitectónico y paisajístico. Huilquilemu, es sin duda, el conjunto patrimonial más representativo de la arquitectura rural y de la villa patronal del valle central de Chile. A diferencia de muchas construcciones rurales del siglo XIX, la casona y el parque de Huilquilemu han llegado hasta nosotros sin modificaciones importantes. Al valor arquitectónico y paisajístico, se suma el valor histórico. Esta propiedad guarda la memoria de hitos relevantes del pasado, desde antes de la llegada de los españoles; se documenta en la colonia y posterior a la configuración de la república. Expresa el desarrollo económico que produjo la minería del norte y el impacto cultural para Talca a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Desde Huilquilemu se puede conocer la historia nacional porque la casa, el espacio y su muestra museográfica, permiten descubrir el antes y el después de los cambios sufridos en Chile a lo largo de su historia. Se debe agregar también, el valor social. Huilquilemu no sólo es un monumento del pasado, sino que en sus muros y diseño existe el valor representativo de despertar la memoria de los usos y costumbres rurales, formas de vidas olvidadas que son necesarias de ponerlas en diálogo con la contemporaneidad. Este tipo de casona constituye el testimonio de un patrimonio y forma de vida propia de Chile, la que tiende a desaparecer. Pues en su camino al desarrollo, los países muchas veces se van abriendo demasiado a modelos y culturas extranjerizantes que desdibujan su identidad y memoria. Conservar, por tanto, esta propiedad, ha sido el esfuerzo por enaltecer su valor representativo de las tradiciones y la memoria local. Por último, se suma el valor de la ubicación de Huilquilemu en una zona neurálgica, que se ha convertido en la puerta de acceso a la región por el paso Pehuenche; además, la pertinencia de su arquitectura sirve de marco para la cautela del patrimonio y difundir la cultura. Su generosa espacialidad, permite acoger a numeroso público, constituyéndose en lugar de encuentro privilegiado para que la comunidad cultive y desarrolle sus tradiciones genuinas, así como también de impulso al desarrollo social. Teniendo presente todos estos atributos que hacen de Huilquilemu un lugar único que vale la pena conservar, es que el trabajo en su interior no ha cesado. Se han puesto en marcha proyectos que han permitido realizar investigaciones históricas del lugar; conservación preventiva, embalaje, investigación y difusión de las colecciones de textiles litúrgicos y de artesanía maulina; proyectos de fomento lector que dan impulso a la biblioteca pública de la Villa, la que desde el 2017 se encuentra instalada en la sede de la junta vecinal del sector; desde donde se trabaja en forma permanente con la comunidad mediante distintos talleres orientados a público adulto como también infantil y juvenil. Del mismo modo y a pesar de las limitaciones que posee el inmueble, la Villa Cultural se abre en ocasiones excepcionales para actividades al aire libre, como por ejemplo para el Día del Patrimonio. Es un evento que convoca una gran cantidad de público. Ello es, en definitiva, revelador de un deseo íntimo de una comunidad viva, que anhela reencontrarse con un espacio que le es propio. Por eso, restaurar y poner en valor Huilquilemu, es sinónimo de devolver a la comunidad un espacio que vio pasar generaciones de estudiantes, profesores, familias, turistas nacionales y extranjeros que encontraban en este lugar no solo recreación, sino que también, un lugar de contemplación, de encuentro con la historia, las tradiciones, las artes y la naturaleza.   Crédito: Ana María González Yévenes, encargada de la Villa Cultural Huilquilemu de la Universidad Católica del Maule.

(Publicada originalmente en Diario Talca) Construida en 1870 por el minero nortino, José Bruno González Vallejo, la Villa Cultural Huilquilemu de la Universidad Católica del Maule (UCM), es uno de los íconos del patrimonio arquitectónico que aún subsiste en la zona central de Chile. El recinto ubicado a 7 kilómetros al oriente de Talca, en un entorno que todavía conserva importantes rasgos de ruralidad, fue adquirido en 1975 por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Hasta el año 2010, la Villa Cultural Huilquilemu lucía completamente remozada. Contaba con una nutrida agenda de actividades culturales y de visitas permanentes. Solo por dar una cifra, la feria del folclor que se realizaba en noviembre recibía entre doce mil y quince mil personas. Tras el terremoto del 27 F, de intensidad 8.8, el inmueble patrimonial quedó con diversos daños, principalmente en la zona donde se emplazaba el Museo de Arte Religioso, además de grietas, desprendimiento de tejas y de revestimientos de barro. Por decisión de la Dirección Superior de la UCM, la Villa Cultural Huilquilemu cerró sus puertas al público, en razón de los daños sufridos y por la indispensable preservación de la casona y el resguardo de la colección. De manera inmediata, con fondos propios y con apoyo del Gobierno Regional, se tomaron las medidas de emergencia que permitieron salvar la casa y las colecciones patrimoniales que posee. Ellas son de arte religioso, pinturas, imágenes, objetos y textiles litúrgicos; artesanía costumbrista, muebles de época y manifestaciones de la piedad popular. En ese contexto se desarrolló la ejecución del proyecto “Restauración y puesta en valor de la Villa Cultural Huilquilemu” con fondos ($174.000.000) del Banco interamericano de Desarrollo y bajo la supervisión de la Dirección Regional de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. Encargado por licitación pública a Consultores Epsilon Ltda., la propuesta se enfocó en recuperar, potenciar y consolidar un espacio patrimonial trascendente y representativo de la memoria y tradiciones de la Región del Maule. El proyecto considera al conjunto patronal, en términos de su condición y naturaleza arquitectónica, como una unidad integrada de importancia museográfica; de conmemoración y sustento de la memoria del mundo rural. La importancia de lograr conseguir los fondos para ejecutar el proyecto de diseño realizado por la consultora, radica en los valores trascendentes que el conjunto patrimonial posee para la comunidad local, regional y nacional. La Villa Cultural Huilquilemu como programa de extensión, nació bajo la inspiración de un hombre visionario, -Hernán Correa de la Cerda-, quien intuyó que este conjunto arquitectónico encerraba valores profundos; que, trabajados al alero en un principio, de la Pontificia Universidad Católica de Chile y más tarde, de su heredera la Universidad Católica del Maule, permitieron transformarla en baluarte cultural de la región. ¿Cuáles son esos valores que ameritan que este espacio sea restaurado y devuelto a la comunidad? En primer lugar, el valor arquitectónico y paisajístico. Huilquilemu, es sin duda, el conjunto patrimonial más representativo de la arquitectura rural y de la villa patronal del valle central de Chile. A diferencia de muchas construcciones rurales del siglo XIX, la casona y el parque de Huilquilemu han llegado hasta nosotros sin modificaciones importantes. Al valor arquitectónico y paisajístico, se suma el valor histórico. Esta propiedad guarda la memoria de hitos relevantes del pasado, desde antes de la llegada de los españoles; se documenta en la colonia y posterior a la configuración de la república. Expresa el desarrollo económico que produjo la minería del norte y el impacto cultural para Talca a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Desde Huilquilemu se puede conocer la historia nacional porque la casa, el espacio y su muestra museográfica, permiten descubrir el antes y el después de los cambios sufridos en Chile a lo largo de su historia. Se debe agregar también, el valor social. Huilquilemu no sólo es un monumento del pasado, sino que en sus muros y diseño existe el valor representativo de despertar la memoria de los usos y costumbres rurales, formas de vidas olvidadas que son necesarias de ponerlas en diálogo con la contemporaneidad. Este tipo de casona constituye el testimonio de un patrimonio y forma de vida propia de Chile, la que tiende a desaparecer. Pues en su camino al desarrollo, los países muchas veces se van abriendo demasiado a modelos y culturas extranjerizantes que desdibujan su identidad y memoria. Conservar, por tanto, esta propiedad, ha sido el esfuerzo por enaltecer su valor representativo de las tradiciones y la memoria local. Por último, se suma el valor de la ubicación de Huilquilemu en una zona neurálgica, que se ha convertido en la puerta de acceso a la región por el paso Pehuenche; además, la pertinencia de su arquitectura sirve de marco para la cautela del patrimonio y difundir la cultura. Su generosa espacialidad, permite acoger a numeroso público, constituyéndose en lugar de encuentro privilegiado para que la comunidad cultive y desarrolle sus tradiciones genuinas, así como también de impulso al desarrollo social. Teniendo presente todos estos atributos que hacen de Huilquilemu un lugar único que vale la pena conservar, es que el trabajo en su interior no ha cesado. Se han puesto en marcha proyectos que han permitido realizar investigaciones históricas del lugar; conservación preventiva, embalaje, investigación y difusión de las colecciones de textiles litúrgicos y de artesanía maulina; proyectos de fomento lector que dan impulso a la biblioteca pública de la Villa, la que desde el 2017 se encuentra instalada en la sede de la junta vecinal del sector; desde donde se trabaja en forma permanente con la comunidad mediante distintos talleres orientados a público adulto como también infantil y juvenil. Del mismo modo y a pesar de las limitaciones que posee el inmueble, la Villa Cultural se abre en ocasiones excepcionales para actividades al aire libre, como por ejemplo para el Día del Patrimonio. Es un evento que convoca una gran cantidad de público. Ello es, en definitiva, revelador de un deseo íntimo de una comunidad viva, que anhela reencontrarse con un espacio que le es propio. Por eso, restaurar y poner en valor Huilquilemu, es sinónimo de devolver a la comunidad un espacio que vio pasar generaciones de estudiantes, profesores, familias, turistas nacionales y extranjeros que encontraban en este lugar no solo recreación, sino que también, un lugar de contemplación, de encuentro con la historia, las tradiciones, las artes y la naturaleza.   Crédito: Ana María González Yévenes, encargada de la Villa Cultural Huilquilemu de la Universidad Católica del Maule.

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