[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Female" buttontext="Escucha la nota"] Dr. Enrique Muñoz Reyes, académico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule y presidente de la Sociedad Chilena Historia y Geografía-Filial Curicó. En estos momentos, nuestro país está siendo afectado por la pandemia del coronavirus (COVID 19), categorización que le ha dado la Organización Mundial de la Salud. El contagio y la rápida propagación en el mundo y en Chile, ha llevado al gobierno, a las instituciones, a las empresas y a las personas, a tomar urgentes medidas, entre ellas, suspensión de clases en escuelas, colegios y universidades, cierres de estaciones de metro, realizar teletrabajo y establecer cuarentena para la población. Además, las autoridades políticas han comprometido ayuda financiera para que las personas y las PYMES enfrenten las consecuencias económicas de esta pandemia. ¿Ha ocurrido en el pasado algo similar? Así como hoy el COVID 19 afecta a la población, a lo largo de la historia de Chile han existido otras enfermedades y epidemias. En la Conquista, enfermedades traídas desde Europa, provocaron alta mortalidad en la población indígena. Durante el periodo colonial, existió alta prevalencia de enfermedades infecto-contagiosas, entre ellas, enfermedades venéreas, el sarampión, el tifus exantemático, la tuberculosis, la viruela, y en algunas zonas del país hubo fiebre amarilla, malaria y peste bubónica. Esto estaba condicionado por las condiciones ambientales, la ruralidad, el nivel socioeconómico, y la falta de acceso a los escasos establecimientos asistenciales. Esto produjo alta mortalidad en la población mestiza, indígena, esclava e incluso afectó al sector criollo. Durante la época republicana, en la segunda parte del siglo XIX, la mortalidad entre los niños recién nacidos era altísima, morían 300 niños por cada mil nacidos vivos. La esperanza de vida al nacer era de solo 28 años. Además, a lo largo del siglo XIX, el cólera fue una enfermedad que tuvo características de pandemia, especialmente en el bienio 1886-1887. Esto produjo en los centros urbanos una mortalidad del orden del cinco por ciento del total de los vecinos. Otra enfermedad que afectó en forma permanente a la población chilena fue la viruela. Aunque se difundió la vacuna, se aisló a los enfermos e incluso se enterró en lugares apartados a los que morían, debido a las deficientes condiciones higiénicas en que vivía la gente, el contagio y la mortalidad no pudieron detenerse. Esto explica por qué de 1890 a 1895 fallecieran 24.618 personas, y de 1905 a 1906 murieran otros 14.000 En la segunda parte del siglo XIX y en la primera parte del siglo XX, gran parte de los habitantes del país vivía en conventillos, poblaciones “callampas” y campamentos, sin acceso a los servicios de agua potable y alcantarillado, como tampoco a la vacunación. Esto provocó que otras enfermedades adquirieran el carácter de epidemias, por ejemplo, el sarampión, el tifus y la tuberculosis. Años después, en las dos primeras décadas del siglo XXI, las situaciones de mayor incidencia como causas de muerte y pérdida de calidad de vida están siendo las enfermedades crónicas, degenerativas y de salud mental, existiendo un remanente de enfermedades infecciosas. ¿Cómo ha reaccionado el Estado chileno? En el siglo XIX y especialmente en el siglo XX, el Estado de Chile creó instituciones para abordar la problemática sanitaria del país, por ejemplo, en 1952 se promulgó la Ley 10.383 que estableció el Sistema Nacional de Salud, organismo encargado de la protección sanitaria, del fomento y recuperación de la salud de los obreros, esposas e hijos hasta los 15 años. En esa época las principales problemáticas eran la mortalidad infantil, la muerte de la madre al momento del parto y las enfermedades infecciosas. Décadas después, en el año 2005, entró en vigencia la nueva Ley de Autoridad Sanitaria y la Ley de Garantías Explícitas en Salud (AUGE). La finalidad es mejorar los indicadores sanitarios, corregir las inequidades, enfrentar los desafíos derivados del envejecimiento de la población y proveer servicios de salud oportunos y de calidad para todos. La pandemia del COVID 19, puede ser abordada como una oportunidad para profundizar en una política de Estado que efectivamente garantice la entrega de una atención médica más expedita y efectiva para todos los habitantes del país. “Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.