Vacunas: pérdida de la cadena de frío afecta su eficacia
La pérdida de la cadena de frío afecta la efectividad de las vacunas y ocurre en general por el desafío logístico que representa el administrar cientos de miles de dosis al mismo tiempo. Es clave que el sistema de saluda cuente con los equipos de almacenamiento, protocolos de mantención y sistemas de control de temperatura, señaló Marisol Salgado, académica de la Escuela de Enfermería de la U. Católica del Maule.
En los últimos días se han conocido casos en que, por diversas razones, como lo es un corte repentino de electricidad o un accidente, se ha roto la cadena de frío con el que se mantienen y trasladan las vacunas en atención de la pandemia por COVID-19 que afecta a Chile y el mundo, tema sobre el cual se refiere la académica de la Escuela de Enfermería de la Universidad Católica del Maule (UCM), Marisol Salgado.
“La cadena de frío de la vacuna permite resguardar la estabilidad y efectividad de las vacunas, o sea garantizar su capacidad inmunológica, entonces cuando se rompe la cadena es que se pierde este mantenimiento estricto que es tan relevante en el almacenamiento y la distribución (…) las vacunas en general se mantienen en temperaturas que van de dos a ocho grados como cadena de frío, superior a ello son temperaturas críticas para el mantenimiento de las vacunas”, explicó la experta en epidemiología.
En particular la vacuna Pfizer, agregó, es enviada desde el nivel central de salud chileno a las regiones en una conversación de -75 grados Celsius, procediéndose a su descongelación previa a su utilización.
“Si llega a ocurrir que falle un refrigerador, lo cual es lo más común que ocurra y ha ocurrido en campañas de vacunación anteriores por la logística que se requiere por la gran cantidad de dosis que se manipulan, las vacunas dentro del refrigerador pueden durar entre dos a tres horas, debiendo sellar con una huincha los bordes de la puerta del refrigerador, si el corte dura más tiempo se puede acudir a cooler o un recipiente hermético similar que sirva para conservar el frío para que puedan durar hasta 36 horas”, dijo.
“Aquí lo crítico es el tiempo que pasa entre que ocurrió el quiebre de la cadena de frío hasta cuando uno se da cuenta e informa que la temperatura ha aumentado, lo que se controla periódicamente (…) si la vacuna pierde estabilidad eso afecta la respuesta inmunológica que contiene la vacuna, el paciente no se va a enfermar y no pasa nada, pero la vacuna pierde efectividad”, advirtió Salgado.
Recomendaciones
Si bien no es normal que se rompa la cadena de frío, es de vital importancia estar preparados y adelantarnos ante la posibilidad de la ocurrencia de una situación como esta. “Los equipos de almacenamiento que dependen de los municipios deben contar con los equipos y sistemas de control de temperatura en perfectas condiciones, tarea que está protocolarizada desde el Ministerio de Salud (…) un corte de luz no lo controla el personal sanitario, pero el personal sanitario sí es responsable de verificar que en el caso que ocurra una urgencia como lo es un corte de luz repentino se activen los generadores de electricidad para asegurar las condiciones adecuadas para las vacunas”, expuso la académica de la Facultad de Ciencias de la Salud UCM.
Por ejemplo, agregó Salgado, si un determinado lugar “No cuenta con las posibilidades de mantener una alta cantidad de vacunas en buenas condiciones, deben parcializar las entregas con el fin de no afectar el proceso, ya que puede pasar que un refrigerador adaptado y no fabricado para el almacenamiento ideal o por falta de mantenimiento”, dijo.
“Los protocolos son claros, no se puede abrir y cerrar un refrigerador para estos fines como uno lo hace en casa pasa sacar y poner cosas a cada rato, las vacunas se trasladan en una caja fría y luego se van administrando las dosis programadas para el día, las que sobran se vuelven a guardar”, puntualizó.