UCM obtiene nueva patente y propiedad intelectual
El Estado de Chile le dio el derecho exclusivo a la invención liderada por el investigador Dr. Ariel Arencibia, que permite producir metabolitos secundarios similares a los de frutas en biomasa de plantas in vitro.
“Los biorreactores de inmersión temporal se usan, de hecho, varias empresas en Chile los utilizan para propagar plantas, la novedad está en su utilización para la producción de metabolitos secundarios específicos, es decir, gracias a esta tecnología, se puede inducir y extraer los compuestos de origen nutracéuticos y farmacéuticos, que normalmente las plantas en naturaleza producen en diferentes órganos incluyendo las frutas, en plantas cultivadas in vitro en biorreactores de inmersión temporal”.
Con esa definición, en la que explica su innovación, el líder de esta investigación, el Dr. Ariel Arencibia dio a conocer la importancia que tiene su descubrimiento que ya posee dos patentes, una internacional obtenida en Brasil y la reciente que fue entregada por el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI).
De esta manera se materializa un trabajo comenzado por el académico de la UCM en el período 2012-2013 con un proyecto de la región Reggio Emilia, Italia, con la participación de la Prof. Laura Arru de la Universidad de Modena-Reggio Emilia. Esta iniciativa financió la validación y la primera solicitud de propiedad intelectual de la tecnología en Italia. Posteriormente en el año 2014 y con el apoyo de la Dirección de Innovación y Desarrollo de Transferencia Tecnológica de la UCM, se hicieron los trámites con el Sistema Internacional de Patentes, realizándose un año después en la fase nacional. Posteriormente en 2015 se extendió la solicitud de propiedad intelectual a Brasil, la que fue aprobada a finales de 2019 y el certificado emitido recientemente en 2020.
“El principal motivo de presentar esta tecnología en Brasil es porque es un país muy rico en biodiversidad y uno de los objetivos de esta patente es producir metabolitos de plantas (in vitro) en biorreactores y de esta forma evitar la explotación en las poblaciones naturales silvestres y nativas, siempre enfocado en el manejo y protección de la biodiversidad en un contexto de sustentabilidad”, relató el Dr. Arencibia. Por otra parte, explicó que los metabolitos secundarios de plantas son muy utilizados por ejemplo en productos de las industrias de cosméticos y nutraceúticos, sin embargo, muchas veces las empresas realizan explotación extensiva a partir de poblaciones silvestres, tal como sucede con el maqui o el calafate en Chile, esto a mediano-largo plazo puede incrementar la ocurrencia de daños irreversibles a la biodiversidad si se continua con la explotación comercial indiscriminada de estas especies.
Fabiola Loyola, directora de Innovación y Transferencia tecnológica de la UCM explicó que “La patente de invención de titularidad de la UCM y con el inventor el Dr. Ariel Arencibia nos entrega a la universidad el derecho a determinar quién puede hacer uso de esta tecnología durante los 20 años de protección, lo que implica que la tecnología patentada no se puede utilizar y/o comercializar sin la autorización de nuestra universidad”, sostuvo.
Por ello, el paso siguiente es continuar la búsqueda de industrias para analizar las mejores opciones de comercialización de esta tecnología, lo que puede ser a través de una licencia u otro mecanismo de transferencia tecnológica.
Resultado probado
Obtener una patente de invención, ciertamente que es un arduo trabajo, que requiere la validación de la innovación e importancia de la tecnología.
“Nos demoramos más de seis años en los cuales hemos ido dando respuestas a todas las preguntas y recomendaciones que nos llegaron”, resumió el Dr. Ariel Arencibia, palabras que fueron complementadas por Fabiola Loyola, quien aclaró que lo que se protege son los resultados de la investigación, lo que implica tener al menos un prototipo de laboratorio que garantice que la tecnología funciona.
“El Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI) cuenta con peritos especializados que revisan las características que tiene que tener una tecnología para que realmente sea patentada y que presente los requisitos exigidos entre lo que está la novedad, es decir que sea algo que no existe el, nivel inventivo que significa que la invención no resulte obvia ni se origine, de modo evidente, del estado de la técnica, además de la lógica de la aplicabilidad industrial”, finalizó la directora.