Conversemos hoy (lunes 21 de septiembre) sobre los sentimientos de injusticia social y la necesidad de reconocimiento a las 17.55 horas.

Aunque en nuestro país se observan injusticias en diversos ámbitos de la vida de los ciudadanos, la buena noticia es que hay propuestas para enfrentarlas desde actores diversos. Así lo afirma Donatila Ferrada, directora del Centro de Investigación en Educación para la Justicia (CIEJUS), de la Universidad Católica del Maule, quien conversa esta tarde con estudiantes de distintas carreras de esta casa de estudios dentro del ciclo de conversatorios “Tensiones y Desafíos Transversales”.

“En la sociedad actual los sentimientos de injusticia que perciben las personas se hacen cada vez más explícitos, y muchos de ellos logran transformarse en demandas de justicia social, manifestándose a través de lo que conocemos como movimientos sociales”, sostuvo la académica, agregando que, si bien la sensación de injusticia puede tener un carácter individual, la solución proviene desde estructuras sistémicas de la sociedad. “Las acciones individuales que puede realizar una persona que sufre una injusticia no son suficientes para repararlas porque no dependen solo de él o ella, sino de todas las personas e instituciones con las que interactúa”, precisa Donatila Ferrada.

El conversatorio de esta tarde se denomina “Sentimientos de injusticia. La necesidad de reconocimiento social”, instancia de diálogo donde Ferrada se referirá a cómo la percepción de injusticia manifiesta el fracaso de la propia sociedad al construir las estructuras que la sostienen.

“Mientras unos sufren desprotección, desigualdad de trato y de desvaloración en la estima social, otros se ubican en la situación contraria. En Chile, es posible diferenciar injusticias en ámbitos como la distribución del ingreso, los bienes o servicios; injusticias relacionadas con la ausencia de reconocimiento de algunas culturas; o injusticias de representación, como las que se dan en el ámbito político. Hasta el momento, dichas injusticias han sido abordadas por el Estado a través de acciones de reparación, como la entrega de becas o bonos, en respuesta a la falta de equidad distributiva, pero dejando fuera el reconocimiento y la representación”, explicó la académica.

No obstante, Ferrada destaca las iniciativas para superar estas injusticias provenientes de actores asociados a la educación que se han transformado en ejemplos exitosos. Menciona, por ejemplo, el reconocimiento de programas educativos propios que recuperan la lengua, historia y cultura de un lugar, y donde la comunidad se hace parte de las decisiones, con o sin formación académica, mediante proyectos auto-gestionados.

Este es el primero de un ciclo de doce conversatorios con estudiantes de la Universidad Católica del Maule, algunos relacionados con la reivindicación de los derechos de la mujer, el feminismo, el proceso constituyente, la inteligencia artificial y la soberanía alimentaria, mientras que otros se realizarán como talleres enfocados en habilidades de comunicación.

El proyecto de capital social y cultural es parte de la estrategia institucional que tiene como propósito favorecer la inclusión académica y social de los estudiantes, a través del fortalecimiento de la formación integral, el reconocimiento de sus repertorios culturales y la promoción de la autogestión estudiantil.