Semana Santa: una interpelación ética ante la vida contemporánea

Entrevista al Dr. Marcelo Correa Schnake, académico del Departamento de Teología de la Universidad Católica del Maule.
En vísperas de la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, conversamos con el Dr. Marcelo Correa Schnake, académico del Departamento de Teología de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas de la Universidad Católica del Maule (UCM), para reflexionar sobre el sentido de la Semana Santa en el contexto social actual.
Más allá de los rituales litúrgicos y las tradiciones eclesiales, el académico UCM nos invita a entender este tiempo como una interpelación ética que cuestiona nuestros valores y formas de vidas contemporáneas.
– Profesor, ¿qué sentido tiene hoy la Semana Santa en una sociedad marcada por el individualismo?
Nuestra cultura se encuentra atrapada en un ego que nos lleva a estar y vivir en la soledad, aunque estemos con otros, nos cuesta reconocer a los otros en su propio valor. Los otros nos son funcionales para alcanzar metas y beneficios propios. En este contexto, que un hombre dé la vida por nosotros nos cuesta entenderlo. Que un Dios, que por definición es inmortal y eterno, renuncie a todo ello para ser uno de nosotros y dar la vida por nosotros, cuesta entenderlo, nos saca de nuestros parámetros de vida egocéntrica y exitista. La Semana Santa viene a ser un cuestionamiento a nuestra vida cotidiana y propósitos de vida.
– ¿Cómo podemos entender el sufrimiento de Cristo desde una perspectiva ética contemporánea?
Jesucristo no quería sufrir, pide a Dios no pasar por esta situación tan dolorosa, donde el dolor físico es una parte de ese sufrimiento, pero el dolor espiritual es aun mayor, al ser traicionado, negado, olvidado. Recordemos las palabras de Jesús al morir “¿Padre por qué me has abandonado?”. Jesús no huye del sufrimiento, sino que lo asume como parte de su vida, lo enfrenta aunque no lo desea, demostrando que por amor a Dios y a nosotros es capaz de renunciar a todo por darnos vida, autentica vida humana.
– ¿Cree usted que hemos reducido la Semana Santa a una tradición cultural más que a una experiencia transformadora?
Toda experiencia transformadora y si esta es religiosa, se vive en la cultura y se transmite en las tradiciones de cada pueblo, el peligro está en apartarnos del sentido y quedarnos solo en las actividades por medio de las cuales se vive esa experiencia de fe. Esto siempre es un riesgo, para no caer en ello, se requiere revisar la vida en conciencia, con autenticidad y valentía para no dejarnos llevar por la rutina y el tedio de la repetición. Debemos preguntarnos por qué Dios nos está regalando e invitando a vivir en cada momento y situación.
– ¿Qué desafíos éticos nos plantea el relato de la pasión y muerte de Jesús?
En estos momentos en que buscamos seguridades y esperamos que otros nos digan qué es bueno y qué es malo, qué debemos hacer para hacer el bien, atrevernos a pensar por nosotros mismos, a compartir nuestras experiencias, dejando expresar nuestros sentimientos y no solo nuestras ideas. Al modo de Jesús en el Huerto de los Olivos, ante el soldado que lo golpea y al que pregunta con dignidad por qué lo golpea, callando ante aquellos que se comportan como dueños del mundo y creen que lo pueden juzgar como Herodes o interpelando a los que tienen poder para liberarlo o destruirlo como a Pilatos. Lo ético es enfrentar nuestra historia personal y social con la mirada puesta en la verdad y la autenticidad de vida.
– ¿Existe un riesgo de banalizar el mensaje de la cruz al enfocarnos solo en lo devocional?
La devoción es esencial para el seguimiento de Cristo, significa ser fieles, dejarnos mover por el sufrimiento de Jesús en la crucifixión, ser misericordiosos como Él lo es, verdaderos y transparentes, fieles y honestos, dignos de llevar su nombre. Eso lo expresamos en el reconocimiento que hacemos de él como nuestro mesías en Domingo de Ramos, el justo ajusticiado en el Viacrucis, como nuestra esperanza en Pascua de Resurrección. Pero todo ello es vano si lo realizamos para esperar que nos asegure una buena vida, al modo de un talismán que atrae la suerte.
– ¿Qué llamados éticos plantea la resurrección como “respuesta” al sufrimiento y la injusticia?
El sufrimiento y la injusticia nos expone de un modo crudo, pero cierto que somos vulnerables y que somos vulnerados por aquellos que tienen más poder que nosotros, pero también nos deja ver que somos nosotros mismos los que abusamos de otros cuando tenemos poder, por poco que este sea. La resurrección nos señala un camino distinto al de lograr la felicidad a través del dominio que se alcanza al tener poder, dinero o éxito. La resurrección nos indica que el camino de Dios es el de hacerse vulnerable, de renunciar a dominar a los otros para convertirse en servidores de los despreciados, movidos por las necesidades materiales o espirituales de estos. La resurrección nos dice que la esperanza de una buena vida está en el encuentro profundo con Dios en los demás y en uno mismo, al modo de Jesús de Nazaret, sencillo, verdadero y auténtico ser humano.
Créditos: Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas