Salud cardiovascular: moderar las porciones y el consumo de sal pueden marcar la diferencia
Según el INE, en Chile se consumen 89,1 kilos de carne por persona al año. Una cifra que triplica a lo que se consumía en la década de los 90 y que va en directa relación con las enfermedades cardiovasculares que son la principal causa de muerte en el país.
Si de récords alimenticios se trata, Chile bate algunos que no son beneficiosos. Según cifras oficiales obtenidas por la última Encuesta Nacional de Salud y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), por persona se consumen 9,6 litros de alcohol puro al año; 89,1 kilos de carne anuales y 9,8 gramos de sal al día.
“A todas luces esa dieta perjudica la salud cardiovascular porque tiene un alto contenido de grasas saturadas por las carnes rojas, el consumo de alcohol tiene un gran aporte calórico y todo ello se traduce en almacenamiento de grasa”, advirtió Nicole Giuras, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica del Maule (UCM).
Lo peligroso es que, al haber exceso de grasa en el cuerpo, esta “comienza a depositarse en los órganos como el corazón y puede derivar en un infarto agudo al miocardio”, causa por la cual, según el Ministerio de Salud, mueren todos los años 5 mil 895 personas.
Control de porciones
Y aunque mucho se habla de llevar una buena alimentación, lo cierto es que, la cifras no han variado en los últimos años. Giuras considera que ya hay más conciencia de la población respecto a la importancia de incorporar variedad de alimentos, pero se sigue fallando en un aspecto no menor: la cantidad de las porciones.
“Estamos acostumbrados a una porción grande y allí cometemos un error. Actualmente los platos son muy grandes, parecen fuentes y si lo constituimos con una porción recomendada, a la vista, el plato se verá pobre”. Por eso, recomendó la especialista, utilizar platos más pequeños es una buena manera de ´engañar´ al cerebro y comer así lo justo que, según la capacidad gástrica debería ser entre 250 y 300 centímetros cúbicos por porción.
La clave está, según Giuras en hacer pequeños cambios. “Disminuir los cereales y agrandar la porción de verduras, por ejemplo. Potenciar las leguminosas porque tienen una calidad nutricional importante y son muy versátiles porque se pueden hacer hamburguesas, salsas, ensaladas e incluso postres”, afirmó.
Dado el alto consumo de carnes rojas que contienen colesterol, darle la oportunidad a la carne de soya también es una opción. “Hay estudios que asocian el consumo de proteína vegetal con la mejora de los niveles de triglicéridos y colesterol LDL que es perjudicial”. No se trata de eliminar la proteína animal de forma tajante, pero sí de controlar la cantidad.
Consumir entre 600 y 800 gramos de verdura y frutas al día, explicó “pueden dar protección cardiovascular, asimismo, los pescados y frutos secos que están constituidos por ácidos grasos de muy buena calidad. La mezcla de verduras y frutas es muy recomendable, por ejemplo, una ensalada de lechuga, pepino y manzana verde”, indicó.
Respecto a la sal, la recomendación mundial es no superar los 5 gramos al día. “Estamos acostumbrados a salar sin probar los alimentos y eso es un error porque la sal provoca que haya una presión exagerada dentro de las arterias que va a generar un mal funcionamiento del organismo, por eso se pide reducir el consumo al día considerando que muchos de los productos que están en el mercado son procesados y ultraprocesados, están conservados en sodio”, sostuvo.
“Hay que controlar los excesos porque estos son perjudiciales y los efectos no se ven a priori. Los eventos cardiovasculares suelen darse cuando ya el organismo no puede dar respuesta a todos los factores adversos”, advirtió la académica de la Facultad de Ciencias de la Salud UCM.