Resultado PAES y brecha educacional
Columna de opinión de los Dr. Mario Sánchez Bustos y Dr. Jorge Molina Jara, académicos de la Universidad Católica del Maule.
Nuevamente y como cada año, después de conocer resultados de las pruebas de ingreso a universidades o resultados de mediciones SIMCE, los medios de comunicación y diversos actores de la sociedad se refieren a la brecha entre colegios particulares y establecimientos municipales y subvencionados.
Distintos medios de comunicación han publicado la nómina de los 100 establecimientos con mejor resultado PAES 2024, concentrándose el 63% de ellos en la región metropolitana, figurando solo tres escuelas públicas. En la región del Maule, la cuarta más poblada del país (INE, 2017) figura con seis escuelas privadas y ninguna pública. El liceo público mejor posicionado de la región del Maule es el Liceo Bicentenario de Zapallar de Curicó, ubicada sobre el lugar 300. Lo anterior refleja las diferencias socio económicas y espaciales que posee Chile y nuestra región.
Es común en estos periodos las críticas políticas al gobierno de turno por no desarrollar las inversiones necesarias para que los estudiantes rezagados puedan alcanzar los resultados de escuelas privadas. De igual manera se cuestiona a docentes por resultados de sus estudiantes, lo que incluso ha llevado a desvinculaciones.
Pero, para quienes estamos inmersos en educación, sabemos que el país ha aumentado significativamente la inversión en educación primaria y secundaria durante las últimas décadas, llegando al 5,9% del PIB, frente a un promedio de 4,9% en los países de la OCDE (Education at a Glance 2024).
Por otra parte, distintas leyes han impuesto un sistema de evaluación a las y los docentes, buscando cautelar competencias suficientes para desarrollar procesos formativos de calidad.
¿Qué ocurre que a pesar de las inversiones las diferencias se mantienen?
Las diferencias socio económicas están detrás de esta situación. Leonor Varas, directora del DEMRE en entrevista por canal 24 Horas, señaló que es imposible que una prueba pueda reducir la brecha frente a una situación estructural que existe en educación.
Decir que en educación existe una situación estructural difícil de manejar para superar las brechas expresadas, suena casi como un eufemismo, ¡basta de mirar con una venda en los ojos la situación de la educación en Chile!, en nuestro país existe diferencias sociales abismantes, entre pocas familias que tienen altos ingresos económicos y millones de familias que apenas llegan a fin de mes, repercutiendo en la alimentación, salud, barrios donde pueden vivir, niveles educacionales, desarrollo cultural, áreas y tiempos para la recreación, entre otros aspectos.
Que las diferencias sociales estén condicionando los resultados de los aprendizajes no es algo nuevo. Ya en el año 1966 James Coleman, en el famoso estudio Equality of Educational Opportunity, advirtió que los ingresos de los padres y su nivel educativo impactaba en sus logros educativos, por ello, en países tan desiguales como el nuestro se debe abordar con urgencia cómo las desigualdades socioeconómicas afectan no solo la cohesión social, sino también condicionan la posibilidad de que niños y jóvenes alcancen logros educativos.
Estas diferencias socioeconómicas del hogar, se amplían con la realidad de los establecimientos particulares pagados, que cuentan con mejor infraestructura, laboratorios de idiomas y ciencias, generosos equipos deportivos, áreas verdes, servicios higiénicos con insumos correspondientes y otras dependencias que posibilitan potenciar capacidades de sus estudiantes, situación que muchas escuelas públicas no pueden costear.
Las autoridades y diversos actores políticos o sociales del país, de una vez por todas deben estar llamados a poner el acento en lo fundamental: buscar condiciones necesarias para tener una sociedad más justa, más equitativa, con menos diferencias económicas que dejen de marcar estas brechas expresadas, y que no solo afectan a la educación, sino también a la convivencia y la necesaria cohesión social.
Los países con mejor distribución de sus riquezas y sociedades más equitativas, tienden a ser sociedades con mejores resultados en su educación, con menores niveles de delincuencia y mejores estándares de vida, lo que se podría lograr en Chile si despertáramos el espíritu solidario, si se abandonara el paradigma individualista, y dejar de lado el camuflaje por parte de los que más tienen, en que más impuestos por parte de ellos, es sinónimo de menos trabajo o desempleo, para justificar un egoísmo o ansias de riquezas sin límite y a toda costa, incluso olvidar a los más necesitados.
Los docentes de sectores públicos o subvencionados, deben estar llamados a realizar siempre sus mejores esfuerzos en su importante labor, tener conciencia que su trabajo, su dedicación y responsabilidad de una educación continua, bajo las condiciones descritas, resultan fundamentales para aminorar estas brechas en los resultados, incluso el llamado de tener altas expectativas de sus estudiantes, siempre abiertos a la posibilidad real que ellos, siempre nos alegren con la sorpresa de grandes resultados a pesar de las dificultades y diferencias de nuestra patria.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.