Rector UCM anuncia el desarrollo de experiencias como universidad abierta a la comunidad
En entrevista, el Dr. Diego Durán Jara, abordó temas de la contingencia nacional, su evaluación respecto al manejo de la crisis en el ámbito público y de educación superior, el rol de los jóvenes en el movimiento social, planteando al mismo tiempo interesantes desafíos que la institución trabaja para profundizar aún más su espíritu de servicio a la comunidad regional y nacional.
1) ¿Cree usted que las tensiones acumuladas desde el retorno de la democracia a la fecha han dado cuenta de la pérdida de valores importantes en la sociedad chilena?
Esta situación que vivimos como país más que dejar a la vista alguna deficiencia en temas valóricos de la sociedad, lo que hace es reflejar lo que somos y esa mirada que tenemos que tal vez no es tan comprometida con lo que se observa realmente, por lo tanto, vemos la injusticia y no hacemos nada respecto de ella o un cierto grado de superficialidad al vivir, de individualismo. No es un elemento que nos caracteriza, sino que refleja precisamente aquellas características menos positivas que tenemos como país, pero también otras, porque en el estallido también se han dado situaciones de preocupación por el otro, defensa de los derechos del otro, los que son elementos positivos. Por ejemplo, la preocupación por quienes lo han perdido todo. Esto nos llama la atención sobre la manera en que estamos viviendo sin lugar a dudas. El tema valórico no se resuelve con la nueva constitución, puede dejar establecido cuáles son los valores o elementos en términos de principios legales que sustentarán el funcionamiento de la ciudadanía, y que desde ese lugar se pueden desprender valores importantes para la nación, pero es, en principio, lo declarativo. Lo que tenemos que hacer es poner el acento en aquellas características que queremos que sean las nuestras y, por lo tanto, retomar especialmente la característica solidaria que el pueblo chileno siempre ha tenido, pero a eso necesariamente debemos incorporarle esta mirada más comprometida con el medio, una mirada que logre ver y cuando veamos que algo no está bien tener la capacidad y la valentía para hacer un proceso para la transformación pensando en que esto implica un tiempo, un espacio y que de alguna manera tenemos que asegurar como nación.
2) ¿Cómo evalúa la gestión del gobierno en respuesta a las demandas sociales?
Esto nos golpeó a todos y creo que al poder políticos también de manera significativa. Las reacciones no han sido en el momento oportuno ni como esperábamos. A esta altura pasados muchos días del estallido social sin duda que están las argumentaciones y opiniones más ponderadas en relación al contexto, primero por haber logrado aceptar o visualizar de mejor manera el contexto mismo, pero al principio fue muy mal tratado. Se miró esta situación como lejana y que era de corta duración. Al principio pesó mucho más lo político que lo emocional o profundo de lo que estábamos viviendo. Hoy es también político, pero tiene un camino de mayor entrega, capacidad y búsqueda de acuerdos, con un interés mayor de los sectores políticos para la búsqueda de una solución. A todos nos ha tocado esto en la emocionalidad y en elementos objetivos, hoy vemos con otros ojos, la injusticia es patente y latente y se está tratando de solucionar.
Hoy se están dando pasos que son significativos, el presidente presentó una agenda anti abusos, pero cualquier agenda política no resuelve el problema, en la medida que no internalicemos el anti abuso como parte de nuestra vida y reflexión esto seguirá sucediendo. Solo se puede mantener un cambio en el país para que esto no vuelva a suceder cuando se transforma la existencia misma de los ciudadanos desde dentro para lograr algo, lo que significa el respeto y la tolerancia para contrastar puntos de vista y no instrumentalizar las posiciones para el beneficio propio. Más que las agendas políticas nosotros tenemos que procurar hacer una transformación de las organizaciones y las personas que apunten a un proceso de mayor respeto hacia el otro, a las ideas e ideales para una transformación duradera.
3) ¿Permitirá frenar la violencia la agenda anunciada por el ejecutivo?
Todos esperamos que los casos de violencia y represión que atentan contra los derechos humanos se frenen, frente a situaciones tan complejas que se viven, espero que la gente tenga lucidez para no cometer los mismos errores. Es lo mismo que le pasa a la sociedad sobre los femicidios, el país ha realizado esfuerzos por evitarlos, pero aquí hay elementos que son parte de una realidad enfermiza de la sociedad que necesariamente debemos enfrentar. Sobre esto tenemos que procurar evitar el máximo posible este tipo de atropellos. Sería ideal tener un país en que la violencia esté erradicada, pero, incluso hoy ésta es reivindicada como medio de cambio para algunos sectores políticos.
4) ¿Este nuevo Chile debería empoderar más a las regiones?
Hace mucho tiempo en la UCM hemos tratado de impulsar un proceso de reivindicaciones respecto del centralismo, porque muchas de las decisiones que se toman en Santiago no tienen que ver ni consideran la realidad que se vive en regiones, entre ellos el tema presupuestario, impuestos –las grandes empresas pagan impuestos en Santiago-, pero tiene que ver con decisiones. La UCM tiene una experiencia muy positiva al respecto, como lo son las Becas Maule, exitoso proyecto para la formación de médicos especialistas que en su momento significó una lucha con el nivel central, porque se tuvo que considerar que era posible que en las regiones con financiamientos de parte de los gobiernos regionales y del servicio de salud de la región con participación de la universidad era posible formar médicos especialistas. No fue una idea que se pudiese hacer extensiva al resto de las regiones, porque precisamente había un tema de centralismo que lo impedía. Hoy más regiones quieren este programa, por lo tanto, hoy presenciamos un despertar en esa situación. El tema de elección de gobernador regional también impactará según la nueva ley, pero si esa autoridad no tiene autonomía en su gestión o los recursos para financiar también serán resorte de elementos centrales y con el representante del presidente generará una tensión fuerte que no necesariamente será positiva. En términos universitarios pasa exactamente lo mismo, las medidas del Mineduc o de Conicyt no toman en consideración la realidad de las regiones. Las asignaciones de recursos para investigación no toman en consideración el aporte concreto de la labor científica sobre el medio y se considera más la productividad académica y no su impacto, esos son aspectos que debemos transformar.
5) ¿Cómo ve usted la participación de los jóvenes en el estallido social en Chile?
Siempre me ha llamado mucho la atención esta sensibilidad de los jóvenes respecto de la injusticia, pasó en el 2006, en el 2011 y ahora. Creo que tenemos mucho que aprender de parte de la juventud. También el llamado es que ese idealismo y capacidad de ver la injusticia se traduzca en soluciones. Estallidos sociales hemos tenido muchas veces en la historia, tal vez no tan masivo como el actual, pero sí con el protagonismo de los jóvenes para lograr transformaciones, en la década del 60, 70 y 80 en Chile. Sin embargo, también desde el punto de vista de la educación católica y todo lo que ha pasado, estamos hoy igual donde estábamos. Los que hoy son políticos fueron jóvenes que levantaron ideales en su momento, y muchos de esos ideales quedan en el camino, se comienza el trabajo y una vida distinta y se van perdiendo esas luchas. La invitación es a que los ideales no queden en el camino, que se cultiven y sean puestos al servicio de la comunidad. Pero para ello, es fundamental, como muchos lo hacen, comprometerse en las soluciones y en la generación de ideas y así pasar de la denuncia al anuncio.
Creo que todos estamos llamados a participar activamente en el cambio, pero esto pasa necesariamente por poner nuestros ideales al servicio de un país, lo mismo que nuestras posiciones ideológicas, de manera que estas se propongan humildemente para interpretar o comprender la realidad y por tanto los caminos que la harán más justa y solidaria.
6) ¿Quiénes a su juicio están en deuda con el movimiento social?
Todavía tenemos mucho terreno que caminar, debemos definir cuál es el movimiento social y qué es lo que está de fondo. Hoy estamos claros sobre algunas demandas y es aceptado en general por todos, pero debemos tratar de ver también quiénes son las personas que están en ese lugar. Nos falta reconocer a la sociedad en su totalidad, al campesinado, a las personas de las zonas urbanas, a los vecinos, a las juntas de vecinos y las distintas organizaciones sociales, también a quienes no están organizados. Nos hace falta tener un reconocimiento cabal de las personas, no solo del que tiene la capacidad de movilizarse y levantar la mano, que no son una mayoría, por lo general son pocos los que tienen esa condición. Lo otro pendiente desde el punto de vista universitario es reconocer en el otro una sabiduría particular que nos permita trabajar en conjunto y no mirar la acción de la universidad hacia la sociedad como jerárquica que va desde arriba hacia abajo, sino como cooperación y servicio. Eso significa que vemos a la sociedad como socio de la organización y no necesariamente como el objeto de una acción que podamos desarrollar, es un desafío permanente. Esto ha dado muestras concretas que debemos transformar nuestra manera de hacer y ser, lo que significa ser capaces de reconocer a las personas y construir junto con ellas las soluciones que Chile requiere.
7) ¿De qué manera UCM está también revisándose internamente para reformular ciertos aspectos que permitan ahondar su sentido social?
Tenemos que generar una seria de desafíos sobre todo en términos de poder construir soluciones, proponer junto a la sociedad en los momentos que estamos viviendo, como son una serie de demandas asociadas a temas económicos, de salud, previsión como las AFP. Nuestra institución especialmente tiene que generar discusión, reflexiones e investigación sobre estos elementos y ser capaz en conjunto con la sociedad producir propuestas de cambio. Ese es un elemento significativo. Lo otro que hemos presentado es la posibilidad de que el medio también pueda utilizar la Universidad en términos formativos, no como una carrera tal vez, pero si como proceso de formación como son certificación o capacitaciones al estilo de universidad abierta. Tener en una sala de clases a un vecino, a un trabajador, un empresario y estudiantes podría permitir una valoración del otro mayor y enriquecimiento de las capacidades y originalidad que cada uno tiene.