Recolectores compartieron experiencia laboral sustentable de la capital del hongo
Observatorio Laboral del Maule participó junto a trabajadores de Empedrado para generar nuevas alternativas en la localidad de Santa Olga.
Aunque la comuna de Empedrado es considerada en Chile la “capital del hongo”, aquí la actividad de la recolección solo llega hasta su venta, que alcanza unos 800 millones de pesos durante la temporada, dijo Alejandro Hormazábal, director del Hub Empedrado de la Fundación Acerca Redes, de Forestal Arauco.
El ejecutivo se reunió con el equipo del Observatorio Laboral del Maule (OLM), ejecutado por la Universidad Católica del Maule (UCM), con el fin de compartir su experiencia de trabajo con la comunidad de la zona, donde han llegado a trabajar con 118 recolectores asociados. En ese sentido, el Observatorio busca la forma de generar un proyecto en al área de invernaderos con la comunidad de Santa Olga, vecina a Empedrado y con fuerte raigambre forestal, como parte de sus actividades de vinculación, luego del primer estudio de reconversión laboral que se realizó con posterioridad a los incendios forestales de 2017.
Es por esto que conocer un modelo de trabajo como el de Empedrado resultó de gran interés para el equipo. De hecho, en septiembre recién pasado se inauguró en esa comuna la planta de secado de hongos que permite mejorar el precio del producto y la ganancia para los recolectores, al agregar valor al producto sin pasar por intermediarios.
Hongos sustentables
Actualmente, los principales demandantes de hongos de Empedrado son chefs, que en general compran tanto los hongos y otros subproductos, como el polvo de hongos.
En ese contexto, Hormazábal recordó que en Empedrado se quemaron 53 mil hectáreas de bosques de un total de 54 mil, por lo que para los recolectores de hongos ha sido una situación compleja, puesto que el 80% de los habitantes de la localidad viven de la recolección, pero pocos o ninguno conoce cómo cocinar los hongos. Pese a las dificultades que se han presentado, Hormazábal expresó que hoy han alcanzado mejores estándares, como trabajar bajo normas de sustentabilidad. Sin embargo, eso no parece ser suficiente en el escenario actual, donde se requiere ir más lejos.
Así lo expresó el académico e investigador de la Universidad Católica del Maule, Dr. Ariel Arencibia, quien enfatizó en la necesidad de incorporar tecnología a la actividad recolectora. “La sola recolección no es suficiente, es necesario incorporar tecnología”, dijo Arencibia, y agregó que sí hay que mantener y explotar ese patrimonio, y aprovechar el nicho, porque los hongos son ricos en proteínas, pero insistió en que la sola venta del hongo es una expectativa muy baja.
El doctor Arencibia precisó además que la producción de hongos en condiciones controladas podría significar invertir dos o tres años en probar tecnología. La advertencia fue escuchada con interés por los presentes en la reunión, considerando que en la zona es posible comercializar un total de 32 especies diferentes de hongos.
En caso de que estas ideas prosperen y mejoren los rendimientos, en una segunda etapa se podría llegar a trabajar con la industria farmacéutica, agregó el académico Rodrigo Morales, de la UCM.
Para el Observatorio, esta reunión de carácter técnico, organizativo y de vinculación entre agentes interesados en el tema, ocasión en la que se pudo conocer la valiosa experiencia que les puede dar luces sobre el proyecto de creación de invernadero de hongos en Santa Olga. Se trata de una idea inicial que maneja el OLM para desarrollar en conjunto con la comunidad, por medio de un rol vinculante y de aportación de redes de apoyo con expertos en la materia.
Uno de los temas necesarios de resolver se relaciona con la necesidad de crear viveros y quintuplicar la producción actual, con el fin de reforestar la zona, lo que a la postre también se relaciona con la recolección. Para la directora del Observatorio, Irma Carrasco, la idea resulta plausible porque las principales involucradas en la idea son mujeres de más de 50 años, que disponen de tiempo superada la etapa de crianza de sus hijos.
Otro de los temas que se deben enfrentar en el trabajo con comunidades dice relación con el trabajo colectivo. Al respecto, Lilian Vallejo, encargada comunitaria de Forestal Arauco, enfatizó que en Empedrado fue necesario trabajar durante un año solamente en realizar un diagnóstico que luego les permitiera un trabajo efectivo entre los recolectores mediante la instalación de confianzas, pues al principio cada uno veía su propio interés y no había sentido de comunidad. Hoy ya se ha superado esa etapa y los recolectores están realizando actividades conjuntas, ingresando colectivamente a los predios de bosques, cuidando los sectores de los incendios forestales e incluso, creando una ruta de la recolección de hongos.