Si quieres conversar, disponte a escuchar y a aceptar “lo que surja” en ese intercambio con otro. Esta es una de las ideas que desarrollará en su charla con estudiantes el psicólogo y magíster en ética y democracia por la Universidad de Valencia, Maximiliano Reyes, además docente en la Universidad Católica del Maule.

El profesional se encontrará con alumnos que cursan certificaciones en Luz, Cámara y Conversación, conversatorio organizado por la Dirección de Formación General (DFG), y programado para el jueves 5 de mayo, vía Teams. El tema que plantea Reyes busca reflexionar sobre qué es lo que realmente estamos haciendo cuando conversamos: “¿Conversar es solo hablar?, ¿cuáles son sus sinónimos, su objeto y los obstáculos a los que se enfrenta? Y, ¿qué persigue el acto conversar?”, se pregunta.

Maximiliano Reyes ha observado que esta actividad humana básica hoy está algo invisibilizada y que se topa con ciertos límites, entre los que distingue: “Falta de tolerancia, el no escuchar al otro, ir a una conversación con una predisposición sobre el tema a tratar -con una idea que se espera mantener pese a la conversación misma- o con una idea preconcebida sobre la persona con quien se va a conversar”.

Pero, aunque existen estos obstáculos, Reyes también detalla condiciones que facilitan una conversación: “Las que más destaco son la apertura a lo que surja, es decir, abrirse a una nueva experiencia y querer hablar con otros -Maturana dice “conversar es dejar aparecer”; la escucha activa, aceptar al otro como un legítimo otro y reconocer que siempre hablamos desde nuestra historia personal. En este sentido, conversar no es una mera exposición de información, es la generación de algo nuevo al interactuar con otros”.

El psicólogo lleva algún tiempo reflexionando acerca del acto de conversar, actividad que, si bien reconoce como intrínsecamente humana, se ha visto modificada por la tecnología, con menos interacciones cara a cara. Al recordar qué motivó su interés por lo que significa conversar, Reyes destaca en primer lugar su percepción de conversar como algo grato, ya que pone en contacto a las personas y permite conocerlas. Pero eso no es lo único: también destaca cómo la conversación facilita el aprendizaje. En su propia experiencia, conversar con otros le ha permitido conocer mejor un asunto, por la posibilidad de abrirse a otras perspectivas, de manera independiente de la personalidad que se tenga y las estrategias usadas para estudiar, comenta Reyes.

Otra importante motivación para estudiar el acto de conversar es la figura de Humberto Maturana: “El 6 de mayo se cumple un año desde su fallecimiento y sin que el Conversatorio se convierta en un homenaje a su obra, sí creo pertinente y necesario resaltar la idea de que “al conversar, debemos estar dispuestos a cambiar de opinión”. Si solo pudiésemos desarrollar este único pero vital aspecto de la conversación, tanto nuestras interacciones cara a cara, como los fenómenos sociales en general serían más sanos”, explica Reyes.

Así, la invitación a “Conversemos sobre lo que conversamos” queda extendida y, en palabras de Maximiliano Reyes, “¡Quién sabe si con ello cuando conversemos estemos más cerca de vivir y habitar en compañía de otros!”.