Programa Español para Migrantes de la UCM: El desafío de unificar y equilibrar a través de la enseñanza de la lengua
Ignacio Canobbi, Profesor de Castellano del colegio Palencia de Curicó
“Esta iniciativa, nace el año 2016, en respuesta a una de las necesidades socioculturales más trascendentes de los últimos años en Chile: la migración.”
Según el conocido relato bíblico “La Torre de Babel”, hubo una época luego del diluvio universal, en que toda la humanidad se comunicaba y organizaba a través de una única lengua común. Esto, hasta que en una ocasión el Dios de Noé, Yahveh, al percatarse de que los hombres ostentaban intenciones de construir una edificación tan grande que alcanzara el cielo, tomó la determinación de impedir que dicho monumento se finalizara, por lo que adoptó como medida, el provocar que todos los hombres, desde ahora y para siempre, hablasen lenguas distintas, y así de esta forma, obstaculizar su organización, y por ende acabar con su ánimo de finalizar la llamada Torre. De paso, este hecho generó, según dicho relato, la dispersión de la humanidad por el vasto territorio y la agrupación de los hombres en base a la lengua que hablasen.
En la actualidad, cada nación posee una lengua definida alrededor de la que se basan y agrupan sus costumbres, idiosincrasia y organización. Dichas lenguas unifican… pero también dividen. La incapacidad para manejar una lengua es, por lo general, un obstáculo poco abordado y reconocido por las instituciones gubernamentales de los estados más desarrollados, legando esta necesidad a las posibilidades individuales, a veces, nulas. Algo poco alentador cuando hablamos del fenómeno migratorio en búsqueda de nuevas y mejores oportunidades, que se ha ido produciendo en todo el mundo proveniente desde países del tercer mundo hacia aquellos del primer mundo o en vías de desarrollo.
En el contexto local, Chile no es precisamente un ejemplo a seguir, en cuanto a lo que a instancias estatales o públicas para la enseñanza gratuita del español se refiere. Algo que es a lo menos incoherente cuando se observa el boom migratorio proveniente de naciones que no son de habla hispana. El mejor ejemplo de esto es la alta tasa de inmigración proveniente de Haití, un país en el que además de no hablar español, la escolaridad es, por lo general, limitada. Ya entre los años 2010 y 2017, la entrada al país de personas nacidas en Haití explotó en relación con el periodo comprendido entre los años 2000 – 2009, desde un porcentaje en el que los haitianos representaban menos del 1% del total de la población extranjera residente en Chile, a cerca de un 15%, superada únicamente por la migración proveniente de Perú y Venezuela.
Es en este contexto en que iniciativas como el Programa de voluntariado de español para migrantes de la Universidad Católica del Maule (UCM), ubicada en la ciudad de Talca y Curicó, cobran relevancia y protagonismo.
La iniciativa emerge en la Escuela de Pedagogía en Lengua Castellana y Comunicación, impulsada por la Dra. Giselle Bahamondes Quezada, académica de la UCM, junto a un equipo formado por estudiantes de dicha carrera, futuros profesores de castellano. Su misión consiste en guiar y acompañar la enseñanza del español de aquellas personas migrantes que tienen la necesidad de instruirse en el idioma. Dicho sea de paso, de manera gratuita. De este modo, el voluntariado genera una oportunidad única de obtener, a aquellos que más lo necesitan, las herramientas básicas, tanto para optar a mejores opciones laborales o de vida, como para desenvolverse mejor en esta nueva realidad en la que se ven inmersos.
La idea nace el año 2016, en respuesta a una de las necesidades socioculturales más trascendentes de los últimos años en Chile: la migración. Es de esta manera que la Escuela de Pedagogía en Lengua Castellana y Comunicación de la UCM ha querido aportar, no solo en darle una solución a la problemática que representa la barrera idiomática en específico, sino más bien, en conformar una sociedad más justa y con igualdad de oportunidades, bajo el estandarte de que todos los individuos son personas, independientemente de dónde hayan tenido la suerte o desventura de nacer.
Personalmente, como profesor recientemente egresado, tuve el placer de asistir al voluntariado y sentir en carne propia el desafío que representa el enseñar español desde cero.
Como profesor de castellano, desde que entré a la universidad, siempre me llamó la atención el hecho de que estamos cualificados para enseñar la gramática y ser una especie de guía para el aprendizaje, pero no lo estamos tanto para ser maestros del lenguaje como tal ¿Cómo enseñar una lengua desde cero, o al menos, desde vagas certezas? En el caso de la iniciativa de la UCM, se planteó la enseñanza del español, a partir del mismo. Cuando aprendemos inglés en la escuela, por ejemplo, estamos construyendo puentes entre una lengua y otra: el maestro sabe inglés, pero también español. En cambio, en este voluntariado, si bien enseñamos español a personas haitianas en su mayoría, ninguno de nosotros hablaba creole (criollo haitiano) ni francés. La enseñanza desde la lengua meta es un procedimiento complejo, tanto para el tutor, como para el estudiante, cuya dificultad radica en el desarrollo de metodologías efectivas y convenciones entre ambos actores, algo que (como ocurrió en este voluntariado) se consigue paulatinamente y, en un principio, más por la interacción kinésica y visual que por la oralidad en sí. Todo ese esfuerzo para lograr algo que en el día a día se da por hecho: abrazar una lengua en todo su espectro de posibilidades, la que se pone en práctica a través de las competencias comunicativas de cada individuo.
Es así, que el llamado “Programa de voluntariado de español para migrantes” ha luchado contra la división que cuenta el mito de la torre de Babel, y ha acogido a una amplia diversidad de individuos, tanto en edad como en nacionalidades, en calidad de alumnos. Los estudiantes, provenientes de países muy distintos entre sí —Haití, Rusia, Brasil, Italia e India—, han sabido responder a las responsabilidades y quehaceres que el curso ha requerido. Por otro lado, esta amplia multiculturalidad no ha sido un impedimento para que el aprendizaje del español se convierta en un elemento unificador. Muy por el contrario, el encuentro de individuos tan dispares al interior del curso no hace más que estrechar los lazos que existen entre todos los implicados. Tanto profesores como alumnos se han visto inmersos en una aventura que ni siquiera sospechaban en un principio. Pues aquí, no solo aquellos que desean interiorizar el idioma han aprendido, también lo han hecho los propios estudiantes de pedagogía en Lengua Castellana, cuya formación se ha visto profundamente enriquecida con el acceso que el programa les ha brindado a conocer nuevas realidades. Pues como decía el biólogo, filósofo y escritor chileno, Humberto Maturana, la enseñanza es más que el encuentro entre individuos, es el encuentro entre historias distintas.