Práctica en ENAP: el desafío que confirmó su vocación como ingeniera

Estudiante de Ingeniería Civil Industrial de la UCM, Renata Montán Abarca.
El proyecto Ingeniería Conecta (UCM2395), ejecutado por el Centro Integral de Innovación Social (CIIS) que trabaja estrechamente con la Facultad de Ciencias de la Ingeniería (FCI) de la UCM busca fortalecer la vinculación con el sector público y privado, integrando estudiantes en prácticas profesionales que respondan a las necesidades del entorno. En este contexto, pretendemos visibilizar cómo han vivido esta experiencia quienes forman parte de este proceso formativo.
Entrevistamos a la estudiante de Ingeniería Civil Industrial de la UCM, Renata Montán Abarca, quien, con determinación y altas expectativas, postuló a realizar su práctica profesional en la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP). Su principal motivación fue sumarse a una gran empresa donde enfrentara desafíos reales: “Entre más grande la empresa, más grandes son los desafíos que puede tener. Entonces quería aprender harto, acercarme bastante al ámbito laboral real”, afirmó. Además, su paso por ENAP le permitió desarrollar competencias claves en planificación y logística, áreas que siempre le interesaron a lo largo de su carrera.
Durante los dos meses que duró su práctica en el Departamento de Distribución y Logística, específicamente en el área de Distribución Marítima, Renata asumió funciones relevantes para la operación diaria, resolviendo problemáticas y proponiendo soluciones en tiempo real. Su desempeño fue tan bien valorado que, al finalizar, le ofrecieron continuar por tres meses en un reemplazo laboral. “Me hubiera encantado hacerlo, pero decidí no hacerlo por mi tesis. Elegí tener la responsabilidad sólo de la tesis encima porque si no, podría no estar cumpliendo con ninguna de las dos”, comentó.
Ponerse a prueba
Uno de los momentos más exigentes que vivió fue durante el apagón eléctrico que ocurrió a lo largo del país, a fines de febrero de 2025, una situación que puso a prueba sus capacidades en un contexto de emergencia real: “Más que dificultad académica, fue una dificultad real de vida laboral, del área, donde tuvimos que empezar a pensar soluciones de la nada, a evaluar posibilidades a todo, a esperar y ni siquiera saber con qué estábamos trabajando, porque no sabíamos cuándo iba a volver la luz”, recordó.
Renata también reflexiona sobre su experiencia como mujer ingeniera en un ambiente laboral masculinizado: “Éramos sólo dos mujeres en el área, y las dos éramos practicantes”, señaló. Sin embargo, destacó que nunca sintió que hubo discriminación de género en cuanto al trato y a las capacidades que se le exigieron: “Yo como mujer era completamente capaz de hacer absolutamente todo lo que allá me enseñaron y de cumplir con las tareas que me pedían”, concluyó.
Para quienes están por comenzar este proceso, su consejo es claro: “El momento de la práctica es el momento para atreverse, para aprender, para absorber información, para equivocarnos en algún aspecto porque no está el cargo completo sobre uno que es practicante. Les invito a atreverse”. Su paso por ENAP fue mucho más que una práctica: fue una confirmación de su camino profesional y una experiencia de crecimiento personal que marcará su futuro como ingeniera.
Crédito: Proyecto Ingeniería Conecta UCM2395.