“Si pasa Kast a segunda vuelta, se perfila como el gran líder de la derecha (…) De pasar Boric, gane o pierda también, la centro-izquierda verá evaporarse la condición hegemónica que tuvo por tres décadas” - Universidad Católica del Maule
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“Si pasa Kast a segunda vuelta, se perfila como el gran líder de la derecha (…) De pasar Boric, gane o pierda también, la centro-izquierda verá evaporarse la condición hegemónica que tuvo por tres décadas”

“Si pasa Kast a segunda vuelta, se perfila como el gran líder de la derecha (…) De pasar Boric, gane o pierda también, la centro-izquierda verá evaporarse la condición hegemónica que tuvo por tres décadas”
18 Nov 2021

En entrevista, el Dr. Javier Agüero, director del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Maule (UCM), comparte su análisis a días de las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales del 21 de noviembre, y nos pone al día sobre los procesos sociales y políticos.

  1. ¿Cómo proyecta las elecciones de este domingo?

Como sabemos y nos lo demuestra la experiencia (sobre todo en el último tiempo), la política electoral no es una ciencia exacta, es casi imposible apostar por un escenario de llegada que pueda predecirse. En este sentido la política misma se mueve más bien en el espacio de la especulación, y todo lo que podamos sostener al respecto se relaciona con lo que es posible percibir más que demostrar. Ahora, la temperatura ambiente, el “termómetro social”, por decirlo de alguna forma, indica que serán dos los candidatos que pasarán a segunda vuelta, Kast y Boric. Kast, de lograrlo, entrará a la carrera final bastante lastimado por su performance del último debate, donde, como nunca, abrió todos los flancos y mostró todas las debilidades que por meses había sabido controlar muy bien. Boric, también de pasar a segunda vuelta, al parecer tendría más posibilidades. Sin tener, en relación al debate de ANATEL, un gran despliegue, mantuvo la “forma”, no cayó en la tentación de responder agresivamente cada vez que se le increpó y eso le bastó para mantener a raya cualquier debacle. Pondría atención igualmente en Sichel. Este candidato nos demuestra, otra vez, que, en política, cuando más se da por muerto a alguien, es cuando ese alguien arremete desde las sombras. Insisto, en política se han visto muertos cargando escombros.

  1. ¿Qué análisis puede realizar sobre la conformación de la papeleta presidencial de este domingo desde una mirada de legitimidad de los candidatos?

El tema de la legitimidad es algo complejo de definir, sobre todo en política. Podríamos sostener, en principio, que aquellos que ganaron primarias llegan con mayor legitimidad democrática a la papeleta, en tanto se validan como candidatos en una instancia previa. Sin duda esto vale algo –recordemos igualmente que las primarias las financia el Estado, es decir con dineros de todos nosotros/as–. Por otro lado, en el caso de Provoste, por ejemplo, se hizo una consulta a última hora que fue más que nada un ejercicio circense, para la galería, que apuntó a dotar de legitimidad a una candidatura que básicamente fue resuelta por secretaría. Ahora bien, tenemos a Kast, Artés, MEO y Parisi que no pasaron por ningún tipo de mecanismo previo. Particularmente el caso de Parisi es paradigmático y digno de estudio, porque ¿cómo una persona que no está en Chile, que tiene una demanda por años de no pagar pensión alimenticia a sus hijos y que virtualiza una campaña entera es capaz, y esto es lo increíble, de marcar 6 o 7 puntos según las encuestas? (vamos a creerles hasta la mitad, pero sin lugar a dudas Parisi responde a algo así como un voto sectario que le es fiel e incombustible). En términos de teoría sociológica o politológica, en los sistemas democráticos, la legitimidad es algo que hay que salir a buscar, debe ascender desde la ciudadanía hacia quien pretende gobernar. En todos los casos que hemos nombrado, incluyendo los que hicieron primarias, la legitimidad ha respondido más bien a la capacidad de moverse mediáticamente y saber monitorear la puesta en escena, la performance.

  1. ¿Pueden las elecciones presidenciales significar un reordenamiento de las fuerzas políticas presentes en Chile en algún sentido?

Esto sí es muy probable. En un análisis corto puede pasar lo siguiente: si pasa Kast a segunda vuelta, gane o pierda, ya se perfila como el gran líder de la derecha frente al cual se deberá cuadrar desde la derecha más conservadora a la más liberal (es un proceso que ya se ha venido dando, por ejemplo, con la indefinición de Evópoli que no sabe si apoyar o no a Kast en una potencial segunda vuelta. Probablemente lo van a hacer y con esto abdican de su origen, supuestamente, renovador de la derecha y se instalan del lado de la ultra). De pasar Boric, gane o pierda también, la centro-izquierda verá evaporarse la condición hegemónica que tuvo por tres décadas y, de querer sobrevivir, tendrá que reconocer en Boric al articulador de no sé si de algo así como una nueva izquierda, pero sin duda de algo más a la izquierda de lo que fue la Concertación. Estos dos fenómenos, por cierto, cartografían un nuevo mapa político en Chile, posiblemente algo más polarizado –sin caer en la paranoia de que Chile es, actualmente un país ultra-polarizado porque no lo es, a mi juicio).

  1. ¿En octubre de 2019 la sociedad chilena marchaba mayoritariamente por dignidad y ahora pasado un poco tiempo se prospecta seriamente un candidato ultra derechista a la presidencia? ¿Cómo explica este fenómeno?

Esta es una pregunta interesante. Efectivamente todo lo que ha pasado demuestra que los procesos sociales no son estáticos ni rígidos en la medida que se van desplegando. Lo del 18-O responde a una fractura brutal en términos de la reacción de la sociedad civil contra décadas, sino siglos, de abuso de parte del Estado y de todas las instituciones que podamos imaginar: empresariado, iglesias, fuerzas armadas, el patriarcado, en fin. Sin embargo, y esto que puede parecer contradictorio no lo es, la arremetida de la ultraderecha con características proto-fascistas también es el resultado del 18-O. En esta línea, las tesis de que el llamado “Estallido social” terminó, no son, según mi opinión, ciertas, en tanto los procesos sociales deben ser vistos como fenómenos de largo alcance, que se proyectan y dinamizan en el tiempo. El ecosistema ideal para que emerja un discurso como el de Kast y que penetre a nivel cultural como ha ocurrido, fue el 18-O, es decir frente al desorden necesitamos orden, frente al caos certezas. Kast ha sido muy sensible para ver y sistematizar su momentum, aunque el último debate lo dejó a la intemperie en términos de su romance eterno con el pinochetismo y su claro afán segregacionista.

  1. ¿Cómo se explica que en Chile aún es posible que ocurra el negacionismo o la apología sobre crímenes contra los Derechos Humanos sin que se reciba una sanción? (la ONU ha sugerido avanzar en este sentido)

Ciertamente esto demuestra que en Chile funciona un riñón pinochetista muy arraigado en la sociedad chilena. Después de más de 30 años vemos cómo discursos de esta índole, tóxicos y crueles, sobre todo para quienes sufrieron las brutalidades o para los familiares de los muertos, detenidos y desparecidos por la Dictadura cívico-militar, indica que no es solamente una prédica que existe todavía, sino que, además, tiene caja de resonancia, es decir apoyo, y encuentra en Chile un espacio para sobrevivir. Kast representa esta vitalidad del discurso negacionista y es por eso que lo vemos expresarse, hoy, con mayor fuerza y con mucho menos complejos. Es una deuda del Estado sacar este quiste infame de la sociedad chilena, y que nuestro país, el que esperamos se pueda construir sobre la base de una nueva Constitución, reconozca que todo/a aquel/ella que resignifique y reivindique lo ocurrido en Dictadura, o que bien lo niegue, tenga sanciones reales y se enfrente a la ley. Un país que no reconoce su tragedia la puede volver a repetir en cualquier momento. Mi percepción es que Kast refresca a las/os negacionistas y envalentona al pinochetismo, le devuelve el orgullo y lo hace salir de las sombras. Este es el verdadero peligro.

  1. ¿Qué quedará para los perdedores del próximo domingo?

Eso es difícil saberlo y habría que definir bien lo que entendemos por “perdedores/as”. Si Kast pasa a segunda vuelta ya habrá ganado, como decía anteriormente. La Concertación, con Provoste, anuncia su extinción si no pasa, lo más probable, y deberá saber negociar con Boric o, directamente, al menos una parte de ella, irse a la derecha. Sobre MEO –aunque ha sido determinante en los debates y Boric, probablemente, le deberá mucho si llega a ser Presidente de la República– no me atrevería a decir lo que pasará con él, ha demostrado ser incombustible. Espero que Parisi y lo que representa, un populismo de baja estofa, cínico y que nunca ha querido entrar al terreno de lo político propiamente tal, es decir de la confrontación de ideas, de disentir, blindándose tras la virtualidad, no lo volvamos a tener como candidato de lo que sea, ya que entiende a la política únicamente como una zona donde se puede rentabilizar económicamente. Quién gane o quién pierde es relativo y depende de muchas variables. Por ahora toca esperar la única y verdadera encuesta que vale y que es la elección de este domingo. El lunes 22 tendremos mucha más claridad de lo que está por venir para nuestro país.

  1. ¿Qué tan importante es el resultado de la elección parlamentaria? (gobernabilidad del presidente)

Dado nuestro actual sistema ultra-presidencialista uno podría decir que lo que pase en el Congreso es secundario (recordemos que Chile, tal como lo han sostenido algunos analistas, nunca ha tenido Parlamento sino Congreso. Los parlamentos son propios de los regímenes, justamente, parlamentarios). No obstante, lo anterior, y salvo que el presidente quiera gobernar solo por decreto –lo que es posible en Chile– tener al menos un tercio de representantes que se cuadren con él es definitivo para poder sacar adelante las políticas públicas que, finalmente, terminan por diseñar la idea de sociedad que un gobierno en específico busca. Ahora, recordemos que este tercio es el que permite vetar cualquier iniciativa mayoritaria según la lógica de Jaime Guzmán. Todo esto puede cambiar si la Convención Constituyente decide otra cosa y se aprueba una nueva Constitución propiamente tal, adecuándose, entonces, los gobiernos a las nuevas orgánicas. Veremos también si la Convención Constituyente decide continuar con el régimen presidencialista o se decide dar al paso uno semi-presidencialista o derechamente parlamentario.

Lo único de lo que estoy seguro, la verdad, es que en Chile todo, absolutamente todo, está por verse.

 

“Las opiniones vertidas en la presente entrevista son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

 

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