Parra que siga cantando la poesía
Columna de opinión: Dra. Ximena Troncoso, académica de la Universidad Católica del Maule.
1996. El auditorio del Instituto de Lenguas, de la Universidad de Concepción, está repleto de gente, todos ansiosos por escuchar el discurso de Nicanor Parra, a quien se investiría como Dr. Honoris Causa. ¿Qué convoca de Parra en Chile, “tierra de poetas”, pero donde no abundan los lectores de poesía? En un país conservador y de doble estándar, la poesía irreverente e iconoclasta de un francotirador de la lengua, que no acepta camisas de fuerza, empatiza con quienes leen o escuchan sus poemas y discursos, en los que nos reconocemos por el lenguaje, lo cotidiano y existencial a la vez: “Hasta aquí los discursos han sido buenos /pero largos/. El mío será malo que duda cabe/ pero corto” (Discurso del Bío Bío).
De sus dardos no se salvaron ni de derechas ni de izquierdas. Su visión política desencantada se trasunta en su deriva hacia el ecologismo: “Ni socialista ni capitalista/ sino todo lo contrario/ ecologista/ intransigente.” Esta poesía de “las ideas” tiene su expresión más definida en los “ecopoemas”, donde encontramos algunos territorios firmes, que no son socavados por la risa y el sarcasmo, aunque estos exhiben un mundo que “se cae a pedazos”: “Buenas Noticias:/ la tierra se recupera en un millón/ de años/ Somos nosotros los que desaparecemos”.
Parra fue un rupturista pero también un continuador, pues la antipoesía, a diferencia de lo que algunos piensan, no es lo opuesto a la poesía, sino una forma de entenderla y de buscar la propia voz. “1. En la antipoesía se busca la poesía, no la elocuencia”. Con la antipoesia, Parra se instala en lo que Octavio Paz llamó la tradición de la ruptura, la vocación crítica de la modernidad, que es lo que le dio el lugar que hoy se le reconoce en las letras universales. En el poema “Manifiesto”, expresa su postura contestataria a la figura del poeta como un ente superior, “del poeta dios, de vaca sagrada, de toro furioso”. En un contrapunto, Parra propugna una poesía a contrapelo de otra: “Contra la poesía de café/ La poesía de la naturaleza/ Contra la poesía de salón/ La poesía de la plaza pública/ La poesía de protesta social”.
Finalmente, Nicanor Parra, como en su artefacto “Voy & vuelvo”, su epitafio nos advierte que tendremos ‘Nicanor Parra rato’, ‘Parra siempre’, con una poesía que fluye, que provoca y que no agota sus posibilidades de interpretación.