Opinión: ¿Y cómo salimos de ésta?
Dr. Enrique Misle Acevedo, académico de la Escuela de Agronomía de la Universidad Católica del Maule sede Curicó.
Para muchas personas es un hecho que en la actualidad algo no está bien en la manera en que interactuamos con la naturaleza. Y la parte positiva en esta nota es que se ha extendido la conciencia de la crisis ambiental generalizada. Ya son muchas las personas que comprenden que hemos sobrepasado demasiados límites.
Sin embargo, se pueden mencionar lamentables ejemplos, incluso en el lenguaje: basta recordar que aún hoy en ocasiones se siguen oyendo expresiones como “explotación ganadera” o “explotación forestal”. Esta manera de pensar y expresarse representa la más pura esencia del enfoque que nos ha llevado al punto en que nos encontramos.
La predominancia del enfoque materialista nos ha hecho aceptar moralmente la destrucción de la naturaleza en impunidad. Evitando acudir a términos especializados, digamos que la humanidad ha confiado en exceso en la capacidad de los ecosistemas de amortiguar la devastación humana y recuperarse. Ante esto una gran corriente de reacción se esfuerza en conceptualizar, argumentar, justificar, convencer y legislar para detener el desastre.
Se escuchan conceptos como huella hídrica, huella de carbono, indicadores, y miles de veces la palabra sustentabilidad, con lógica, ciencia y tecnología. Pero lamentablemente no se logrará detener la destrucción utilizando solo la misma forma de pensar que ha impuesto la modernidad, por más que se base en la ciencia. Por más regulaciones legales que se establezcan y las restricciones estén claras y debidamente operativas civil y penalmente, siempre habrá la acción clandestina, siempre estará la tubería escondida que vierte contaminantes, las comisiones privadas, argumentos financieros, políticos, entre otros.
El rechazo a realizar acciones de devastación no deberá venir primariamente del proceso de culpa, ley asociada y castigo, sino de la aceptación interior de que no queremos llevar a cabo acciones dañinas contra la naturaleza porque tenemos conciencia de cómo todo está interrelacionado. Por ello, la crisis ambiental no se resuelve con investigación científica y leyes solamente, pues es mucho más profundamente ética. De seguro, la encrucijada ética más grande que haya enfrentado la humanidad, pues es global ¿Existe este problema en las pocas comunidades semi aisladas que aún quedan en el planeta y que viven de la tradicional manera de sus antepasados? No, indudablemente. Más bien viven en armonía con el medio. Y eso es porque no han abandonado una concepción de mundo más integral de la que la modernidad ha establecido. Mantienen costumbres ligadas al respeto por la naturaleza.
En el campo chileno, aunque las llamemos míticas o absurdas, existieron tradiciones que apelaban a algo más que lo material como parte de los cuidados de plantas y animales. Las ciencias de la Agronomía incluyen tecnología y no técnicas míticas, pero en algún sitio ha de haber un vínculo con el mundo no material.
Y este es el punto a destacar: la vuelta de campana radical en la Historia: desde que se despreciaba y perseguía la ciencia hasta el actual dominio exclusivo del materialismo. Por lo pronto, tal como se ha repetido una y otra vez la metáfora de cargar un buque, estibando todo en un solo lado, llega el momento en que algo tan liviano como una pluma … o un virus, puede dar vuelta el buque. Así pues ¿cómo salimos de ésta? Con solo ciencia, tecnología y leyes indudablemente no.
Debemos aceptar primero la crisis de la modernidad, que la realidad es más que lo aparente, lo material, que la esfera de lo trascendente no son solo mitos pasados de moda y modificar nuestra concepción de mundo para regresar a una cosmología más amplia, realista que trace la ruta de retorno a una mayor valoración y respeto por nuestro entorno para lograr vivir en armonía con la naturaleza. Hay quienes piensan que nos encontramos en el umbral de una nueva época. Soñemos que así sea, tal vez demos el salto más tempranamente y evitemos que la actual crisis se profundice.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.