Opinión: “Reflexiones en el Día del Profesor: Desafíos para la Pedagogía en Chile”
Dr. César Rodrigo Vargas Vitoria, decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule.
En el Día del Profesor, es esencial reflexionar sobre el estado de la educación en Chile y los desafíos que enfrenta la pedagogía. Hoy en día, el Consejo de Rectores, junto a diversos actores del sistema educativo, incluso en el Consejo Nacional de Decanos de las Facultades de Educación (CONFAUCE), ha mostrado una legítima preocupación sobre la falta de interés en estudiar pedagogía. Este fenómeno merece un análisis profundo y acciones concretas, ya que se trata de un problema estructural que pone en riesgo la calidad y continuidad del sistema educativo.
Uno de los factores más preocupantes es la falta de interés de la población por optar por carreras de pedagogía, un problema que se ha acentuado en los últimos años. El desafío para las políticas públicas es crear mecanismos que faciliten el acceso a estos estudios para quienes tienen verdadera vocación de servicio. Es fundamental generar espacios para atraer y retener a estos futuros profesionales, asegurando que quienes tienen el deseo de enseñar cuenten con las condiciones necesarias para desarrollar sus habilidades a lo largo de su formación.
Es importante reconocer que existe un déficit de profesionales de la educación en el sistema escolar chileno, y no solo se trata de atraer más estudiantes a pedagogía, sino también de retener a los recién egresados en el sistema escolar. Muchos docentes abandonan la profesión en los primeros años, lo que refleja otro problema clave: la falta de apoyo y seguimiento en sus primeras experiencias laborales. En este sentido, la iniciativa de acompañar a los recién egresados con tutores es una estrategia positiva, pero insuficiente para enfrentar la magnitud del desafío.
Otro factor que limita el acceso a la pedagogía es la creciente exigencia en los criterios de ingreso. Aunque resulta positivo que se eleve el estándar académico, también es necesario revisar estos requisitos para asegurar que no excluyan a quienes, aunque no cumplan inicialmente con todos los criterios, demuestran una vocación profunda y pueden desarrollar su potencial durante la carrera. Se necesita un equilibrio entre la excelencia académica y la equidad, de manera que podamos formar a profesores competentes y comprometidos, independientemente de su punto de partida.
A su vez, el interés por estudiar pedagogía varía considerablemente entre las distintas regiones del país. Las zonas urbanas y rurales presentan realidades muy diferentes, y esto afecta las decisiones de los jóvenes al momento de elegir una carrera. En muchas regiones, la pedagogía no es percibida como una opción que brinde el mismo retorno económico que otras áreas como la salud, la ingeniería o el derecho. Esto contribuye a la deserción de los docentes en los primeros años de trabajo, una tendencia alarmante que debe abordarse con urgencia.
Desde las universidades, hacemos todo lo que está a nuestro alcance para mejorar la calidad de la formación docente. Sin embargo, enfrentamos limitaciones. Por ejemplo, la Prueba Nacional Diagnóstica (ENT), que evalúa el desempeño de los estudiantes de pedagogía, no tiene un carácter vinculante para ellos, aunque sí lo es para las instituciones. Esto reduce su relevancia para los futuros docentes, quienes no ven un impacto directo en sus posibilidades de titulación o acceso al mercado laboral. Si esta prueba tuviera un peso real en su carrera profesional, podría convertirse en una herramienta valiosa para asegurar mejores niveles de preparación.
Finalmente, debemos reconocer que las condiciones laborales y la infraestructura escolar son factores decisivos en la retención de los docentes. Muchos desertan debido a la precariedad de los espacios en los que deben enseñar, especialmente en zonas rurales o sectores urbanos vulnerables, donde la infraestructura está deteriorada y los recursos son insuficientes. Mejorar las condiciones ambientales y materiales es una tarea urgente si queremos asegurar la permanencia de los profesores en el sistema y, en consecuencia, la calidad de la educación que reciben nuestros estudiantes.
En este Día del Profesor, reafirmamos que la educación es el pilar del desarrollo de cualquier nación. Sin una educación sólida, estamos condenados al estancamiento. Es imperativo que los gobiernos, sin importar su signo político, inviertan decididamente en educación, resolviendo los problemas estructurales que hoy enfrenta nuestro sistema. Solo así podremos formar a los futuros profesionales que Chile necesita para prosperar.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.