Opinión: “Presencia distante”
Jonathan Andrades-Moya, estudiante doctorado en educación en consorcio de la Universidad Católica del Maule.
“Leer no será estropear palabras por ganar tiempo, sino dar sentido a los conceptos…” (Simón Rodríguez)
La educación es un proceso tan complejo, como interesante. Está impregnada de conocimientos construidos mediante la interacción entre personas con una diversidad única y extraordinaria. A través de la educación, se puede observar el mundo con una mirada reflexiva y crítica. En palabras de uno de los primeros maestros latinoamericanos, Simón Rodríguez: “El mundo, compuesto de cosas en continuo movimiento, es, para el observador, un Espectáculo…”. Por lo tanto, ¿por qué la educación no ha de ser un espectáculo?
La educación es un proceso dinámico y fluctuante, dependiente de la realidad histórica de las personas. Eso ha quedado en completa evidencia durante el actual acontecer mundial. El mundo en continuo movimiento ha puesto a prueba a la humanidad, no tan solo en su capacidad de adaptación, sino, en la de resistencia. Lejanos unos de otros, hemos comprobado la importancia de nuestro ser social. Nuestro ser individual reclama el anhelo de reunirse con el ser social, que le ha permitido forjar sus vivencias. Interacciones sociales que antiguamente pasaban inadvertidas, hoy en día se desean y se esperan con ansias. Una mirada, un gesto, un abrazo… algunos de los pequeños grandes gestos que actualmente se quieren revivir. No obstante, las condiciones no son las adecuadas para poder expresar nuestra esencia humana en plenitud. El distanciamiento social es necesario para cuidar todo aquello que recordamos y que valoramos.
¿El distanciamiento es ausencia? ¿La cercanía es presencia? ¿Es idóneo retornar a lo presencial? Cada persona tiene sus propias preguntas, sus propias respuestas y su propia perspectiva sobre este tema contingente. Desde mi punto de vista, aun cuando sea tan criticada la educación a distancia, creo que, al menos por el periodo de tiempo restante, es necesaria. Si damos una mirada a países europeos que han retornado a lo presencial, podemos darnos cuenta que la decisión no fue la más óptima. Los números de contagios aumentan y se evidenció un retroceso en el “avance” anteriormente logrado. En efecto, si tenemos tantos ejemplos que demuestran el riesgo de “retornar a lo presencial” ¿por qué hemos de seguir tales tendencias?, ¿no sería mejor aprender y pensar en otras alternativas de manera reflexiva y crítica?
Todos somos capaces de aprender: el qué, el cuándo y el cómo, solo depende de nosotros.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.