Opinión: ¿Podrá Chile erradicar la polilla del racimo de la vid?
Claudio Fredes, académico de la Escuela de Agronomía de la Universidad Católica del Maule.
Chile está en una millonaria y extenuante lucha para erradicar la plaga polilla del racimo de la vid (Lobesia botrana), tal vez alentados por la declaración de erradicación de la plaga que en 2016 Estados Unidos hizo, después de siete años y un gasto de 65 millones de dólares. Cabe destacar que se trata de una plaga originaria de Europa, que ataca a los viñedos, debido que su larva provoca un daño directo al alimentarse de los racimos, produciéndose una pudrición y deshidratación de las bayas, situación que hace disminuir los rendimientos de las viñas.
El ingreso a nuestro país de la Lobesia Botrana, coincidió también con su penetración en California, durante el otoño del 2008, una acción que se repitió poco después en febrero 2010 en Mendoza, República Argentina, según el entomólogo Roberto H. González (2015).
Sin embargo, según la Revista Chile Agrícola (Julio 2017) en ese año ya se habían gastado más de U$120 millones de dólares para tratar de erradicarla. Cabe señalar que en 2016 SAG la declaró Control Obligatorio, y para este año, la Estrategia Nacional de Lobesia Botrana Temporada 2020-2021 contempla estrategias de supresión y contención para las regiones Metropolitana, O´Higgins y Maule, contemplando, además, supresión y erradicación para las Regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Ñuble, Biobío y la Araucanía.
Es que la plaga no solo está ahora en la vid, sino que debe ser vigilada también en Cerezo, Guindo, Damasco, Granado, Duraznero, Nectarín, Frambuesa, Mora, Caqui, Kiwi, Manzano, Olivo, Peral. El control es muy caro para Chile, no solo en términos económicos, sino también medioambientalmente.
Desde el punto de vista económico, se requiere personal para inspección en terreno y vigilancia, control en predio, control urbano y en cuarentena, control en transporte y en pre-cosecha, dinero para comunicaciones y para subsidios para que los agricultores realicen el control. La principal arma que se utiliza son las feromonas sexuales que emiten unos dispositivos pequeños que se instalan en gran cantidad en un lugar, para confundir machos de polilla en su intento por aparearse con hembras, de modo que nunca pueden juntarse y procrear. Pero eso no es suficiente, también se requieren pulverización de insecticidas tradicionales.
Pero nadie asegura que tendremos éxito en esta lucha, todo lo contrario, estudios demuestran que no estamos en el grupo de los exitosos en la erradicación de la plaga por el extenso tiempo que Chile lleva tratando de erradicarla, por la gran extensión de la plaga en todo Chile de norte a sur (muy diferente a la acotada zona del norte de California de Estados Unidos, donde ya se erradicó) y por factores socioeconómicos de nuestro país, que evidentemente son peores que en USA. Lo que queda pedir (o rezar) es que los agricultores realicen el control obligatorio en vides, arándanos y ciruelos, como lo exige SAG, no escogiendo desde el listado oficial aquellos objetados en Europa por tóxicos para personas y abejas, como algunos organofosforados, neo-nicotinoides y piretroides, que generalmente son los más baratos y disponibles para los agricultores.