Dr. Cristhian Almonacid Díaz, director del Magíster en Ética y Formación Ciudadana de la Universidad Católica del Maule.

No cabe duda que las próximas elecciones del 15 y 16 de mayo del presente año 2021 marcarán un hito en la historia bicentenaria de Chile. Más allá de las elecciones rutinarias de alcaldes y concejales y la novedad de elección de gobernadores, después de 10 constituciones escritas por comisiones especiales o instancias dirigidas o supervisadas, los ciudadanos entramos a un proceso constitucional democrático y abierto para deliberar el nuevo “contrato social” que regirá la convivencia política, económica y social en nuestro país por las próximas décadas.

Ese cariz histórico muestra que estamos ante ese tipo de acontecimientos al que podremos referir cuando contemos a nuestras hijas e hijos, nietas y nietos “yo estuve allí”. Por esta razón tenemos que ser partícipes de un momento extraordinario en la historia de nuestro país.

Ahora bien, si alguien piensa que votando por su representante constituyente se ha acabado su participación, lo invito a cuestionarse. Este sábado y domingo se abre un tiempo constituyente que nos exigirá ser parte de todos y cada uno de los debates asociados a las decisiones que lleguen integrar la “carta fundamental”. Tenemos que estar informados, saber si apoyaremos o no la mociones, conocer las propuestas y los caminos que adquieran las decisiones constituyentes. No podemos olvidar que este tiempo privilegiado es el fruto del triunfo de la voz de la ciudadanía expresada con fuerza en octubre de 2019. Y se requiere mantener la solidez de este espíritu participativo y democrático, expresado con valentía en las calles de nuestras ciudades. Sin participación, sin nuestra presencia activa como ciudadanos, no habrá legitimidad que fundamente la validez de la nueva Constitución que llegue a escribirse. Este es el tiempo de la ciudadanía, para tomar con nuestras manos las reglas que rijan la construcción de nuestra sociedad. La participación es la llave maestra que abre las puertas de las cuatro paredes que por mucho tiempo han encerrado a los mismos de siempre decidiendo por la mayoría.

La participación es la oportunidad de entrar en una cooperación constructora de una nueva humanidad. La participación igualitaria es la forma en que los ciudadanos manifestamos nuestra libertad para decidir el sentido de los asuntos públicos que nos afectan a todas y todos. Todo eso es lo que nos jugamos en este tiempo constituyente que comienza en unos días más. Somos privilegiados por esta oportunidad democrática. Recordemos que, en muchos lugares de este mundo, muchas personas están imposibilitadas de ejercer este derecho a la libertad para decidir la vida común de sus sociedades. No desaprovechemos la oportunidad que nos hemos ganado a puro pulso ciudadano.

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.