Dra. Angélica Urrutia, académica de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad Católica del Maule.

A mediados de la década de los 90, la UCM tuvo por primera vez un servidor de datos con servicio de red Reuna que permitía el acceso a la naciente Internet, este servidor se llamaba SPOCK (una máquina HP A2938AW Serie 9000), instalada en los laboratorios de la carrera de Técnico Universitario en Programación Computacional, perteneciente a la antigua área de Tecnologías para el Desarrollo. Este Servidor prestó el primer servicio de correo electrónico de la universidad. En esa misma época, la naciente Facultad de Ingeniería se asoció con la Universidad de Concepción para atender las necesidades del Proyecto Enlaces en nuestra región. Esta iniciativa fue uno de los primeros proyectos que buscaba unir la educación y la tecnología, básicamente apoyaba la inserción de tecnologías en la sala de clases. De esta manera, se fueron creando lazos colaborativos entre los establecimientos educacionales de la región y nuestra universidad.

Años más tarde, basado en el proyecto Mecesup UCM0205 “Mejoramiento de las competencias profesionales de los alumnos de Ingeniería Civil Informática e Ingeniería en Construcción de la Universidad Católica del Maule” , donde la masificación de la tecnología fue parte de las actividades comprometidas, se implementó la primera red WIFI de la universidad llamada “jardín de ingeniería”, la cual prestó servicios a académicos, administrativos y alumnos, iluminaba solo parte del edificio de la antigua Facultad de Ciencias de la Ingeniería. Hoy en día toda la universidad está iluminada y podemos decir, casi sin equivocarnos, que no podemos prescindir de su servicio.

Retomando la historia, en cuanto a los sistemas de información, una máquina llamada VAX de Sonda prestaba los primeros servicios y soporte a los sistemas administrativos, trabajando sus datos en forma batch (en lotes, generalmente asincrónicos). Hoy SAP S/4 Hana es la revolución tecnológica que permite la integración de los sistemas administrativos y académicos, este tipo de técnicas facilita la adopción del teletrabajo.

A partir del segundo semestre del año pasado, como país y como universidad nos enfrentamos a nuevos desafíos, con componentes sociales y tecnológicos. Internet ya es parte de nuestra vida, los servidores los tenemos tanto físicamente como en la nube, “hay que estar conectados”, por medio de cualquier dispositivo: computador, tablet, teléfonos celulares, smartwatch.

El uso de facebook, tweeter, instagram y cualquier otra red social nos enfrenta a un mundo nuevo, que nos invita a la responsabilidad individual en lo relativo a lo que hacemos público. Hoy, este nuevo escenario también plantea retos a nuestra forma de trabajar, debemos pensar en cómo usar la tecnología como un aliado más que como un problema. La pregunta que surge de inmediato, como consecuencia del aislamiento social ¿Cómo debemos utilizar dicha tecnología para que las clases sean de interés y aporten al aprendizaje de los estudiantes?.

Es por esto, que la disciplina con nuestros horarios es primordial, el contar con servicios de internet, disponer de un computador, tablet o celular y poder planificar actividades curriculares de acuerdo al ciclo formativo: básico, medio o superior. Para ello, se requiere la definición y adopción de una metodología de trabajo adecuada a entornos no presenciales, como pueden ser:  estudio de casos, resolución de problemas o proyectos, pueden ayudar de la misma forma, se debe programar, planificar y secuenciar todas las actividades. Este desafío es tanto para los académicos como para los estudiantes, modernicémonos y seamos parte de este nuevo cambio, las clases online, e/b-learnig llegaron, por lo que debemos utilizar plataformas adaptadas a cada caso (Zoom, Meets, Teams, Collaborate Blackboard, LMS Moodle, entre otras). La tecnología llegó para quedarse, utilicémosla para mejorar nuestros procesos de enseñanza/aprendizaje.

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.