Opinión: "Migración, censura y generalización" - Universidad Católica del Maule
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Opinión: “Migración, censura y generalización”

Opinión: “Migración, censura y generalización”
14 Dic 2022


Stefano Micheletti Dellamaria, Escuela de Sociología UCM y Centro de Estudios Urbano-Territoriales de la Universidad Católica del Maule.

El filósofo italiano Umberto Eco solía decir que existen dos tipos de censura; la primera, y más conocida, es la que impide la circulación de información, acallando las fuentes (sobre todo las disidentes). La segunda, menos discutida pero muy vigente, es la censura por exceso de información: miles y miles de noticias que inundan los medios y las redes sociales, y finalmente hacen perder de vista lo importante, lo real.

Esto es especialmente delicado en ciertos contextos y en relación a determinados procesos sociales. Creo que la migración es uno de ellos. La repetición majadera de noticias y opiniones que la vinculan con actos delictuales es funcional a la manipulación de la opinión pública y produce una dinámica de generalización que es muy peligrosa. La ecuación es bastante simple: si todas las veces que se escucha o se lee algo acerca de la migración en los medios o en las redes sociales se establece un vínculo con el Tren de Aragua, el sicariato, las licencias falsas, el ingreso irregular por paso no habilitados, etc. es bastante obvio que una gran mayoría de la sociedad termine asociando con los migrantes, por generalización, características peyorativas según su país de origen.

Sepan disculpar, lectoras y lectores, el paralelo un poco forzado, pero creo que es de vital importancia dejar bien en claro el punto: es como si asumiéramos que el vecino, la verdulera y el gásfiter fueran, por el solo hecho de ser chilenos, corresponsables de la violación de derechos humanos en dictadura, de las estafas piramidales de Rafael Garay y de los asesinatos del psicópata de Alto Hospicio. Verán, se trata de algo evidentemente descabellado y profundamente injusto. Especialmente si el vecino, la verdulera y el gásfiter soy “yo”. Sin embargo, es una lógica que se aplica con cierta liviandad cuando se trata de un “otro” extranjera/o.

¿A qué voy con todo esto? De nuevo busco apoyo en un filósofo, esta vez el francés Marc Crépon. En su libro Tiempos difíciles (Ediciones UCM, 2020), nos dice que los prejuicios nacen siempre del ejercicio de encerrar en categorías particulares y “generalizantes” a seres humanos que son singulares, complejos e irremplazables. Y que reducir a priori el “otro” (en nuestro caso, al / a la migrante) a estas categorías (delincuente, narco, ilegal, etc.) -caricaturizarlo y denigrarlo, despojándolo de su individualidad- significa “reificarlo”. Es decir, quitarle simbólicamente su condición humana y reducirlo al estado de “cosa”, de “material bruto sobre el cual se aplica, contra su voluntad, una fuerza que le hace sufrir”.

El 18 de diciembre se celebra el día internacional de la migración, justo una semana antes de la Navidad (¿y no fue acaso también la familia de Jesús una de migrantes?). Tal vez sea un buen momento para dedicarle un minuto a pensar en estos asuntos.

 

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

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