Opinión: “Luciérnagas que surgen del apagón económico”
María Haydée Fonseca Mairena, Doctora en Economía, académica de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule, investigadora asociada del Centro de Estudios Urbano Territoriales, investigadora asociada del Observatorio Laboral del Maule.
En medio de la luz y el ruido del día, esos peculiares insectos que llamamos luciérnagas, insectos de destellos o bichos de luz, resultan ante nuestros ojos criaturas casi insignificantes. Sin embargo, en la noche, ellas nos muestran toda su magnificencia. Cuando el sol se oculta es cuando el carismático show de luces inicia. Ellas pueden incluso sincronizarse en un hermoso juego de luminiscencias. Son tan mágicas las luciérnagas que, en una noche muy oscura, son capaces de hacernos sentir habitantes del cielo. Pues bien, algo así ocurre con nuestra economía en estos momentos de crisis. Son numerosas las malas noticias en referencia a los efectos económicos adversos que dejará la crisis generada por la Covid-19. Sin embargo, hay pequeñas luciérnagas por ahí, convertidas en oportunidades económicas que iluminan nuevos caminos. Muchas de las cuales incluso siempre han estado frente a nosotros, pero solo ahora, en medio del “apagón económico”, notamos sus brillos. En particular me gustaría invitarles a reflexionar sobre dos de estas “luciérnagas económicas”.
En primer lugar, la tecnificación. De forma natural, suele existir cierta resistencia al cambio. Nos gusta permanecer en nuestra zona de confort. Por tanto, a pesar de que surjan cada día nuevos desarrollos tecnológicos capaces de aumentar nuestro rendimiento, los cambios efectivos en productividad son observados apenas en el largo plazo. Sin embargo, la crisis sanitaria nos ha forzado a aprender nuevas destrezas tecnológicas, encontrar nuevas formas de coordinación e interacción dentro de cada equipo de trabajo y a tecnificar muchos procesos de producción y cadenas de suministro en muy corto plazo. Por supuesto, una vez superada la crisis económica que produzca la pandemia, los positivos efectos permanentes observados en productividad deberán estar acompañadas de mejoras salariales y son perfectamente compatibles con eventuales reducciones de jornadas laborales y significativas mejoras de bienestar en general. En este sentido, surgen distintos desafíos: desde la academia, la incorporación en todas las disciplinas y a todos los niveles del conocimiento, de mayores y mejores capacidades tecnológicas; desde la autoridad pública nacional y local, la necesidad de impulsar con mayor ímpetu políticas de protección laboral en entornos cada día más renovados y menos delimitados físicamente; y desde el ámbito empresarial, la implementación de estrategias que permitan perdurar el uso de nuevas tecnologías y propiciar su completa apropiación, en un entorno de constantes cambios tecnológicos.
En segundo lugar, la implementación de clases online. Uno de los grandes desafíos de los sistemas educativos es expandir las oportunidades de acceso. Incluso, en sistemas educativos gratuitos, existe una restricción muy simple pero altamente relevante al respecto: la cantidad de asientos disponibles en cada salón de clases es limitada. En respuesta de aquello se han diseñado en el mundo distintas alternativas que buscan generar procesos de asignación escolar más incluyentes que luchen contra la segregación social. De hecho, en esta línea, Chile está recientemente implementando un nuevo sistema de admisión escolar mediante una adecuación del mecanismo de aceptación diferida que entre otras características brinda mayores oportunidades de acceso a los centros educativos. La maravilla de las clases online, es que expande significativamente la cantidad de plazas disponibles permitiendo un acceso más universal del conocimiento. Aunque son muchas las ventajas de las clases presenciales frente a las remotas, vale al menos la pena pensar respecto a los beneficios económicos y sociales que el aprovechamiento de esta brusca incursión tecnológica en el campo educativo puede implicar.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.