Opinión: “Los niños y niñas aprenden jugando”
Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad Católica del Maule.
Es importante recalcar el valor del juego para el desarrollo de los niños y niñas, sobre todo el juego libre, éste consiste en utilizar su propio cuerpo para jugar, realizar movimientos según sus instintos, no tiene reglas de funcionamiento, se usa el tiempo a voluntad o según intereses, el espacio puede ser reinventado, carece de límites, se puede utilizar juguetes u objetos, se desarrolla espontáneamente, entre otras características.
Destacar que la finalidad del juego libre no es sólo por entretención, sino que es parte del aprendizaje, a través de él los niños y niñas comprenden y se relacionan con el mundo que los rodea, se conocen a sí mismos, construyen su identidad y subjetividad y aprenden a relacionarse con otros junto a lo que ello involucra.
Los niños y niñas pueden jugar solos, con otros niños(as) o solicitar la compañía de los padres por el apoyo emocional que esta les proporciona.
Algunos aspectos importantes del juego libre que beneficia a los niños y niñas son: poder escoger con qué jugar, dónde jugar y cuánto tiempo dedicar a sus juegos, poder crear sus propios proyectos de juego, tomar sus decisiones simples y complejas, establecer diferentes tipos de desafíos, asumir sus errores o desaciertos, resolver conflictos, comunicarse, planificar diferentes acciones, anticipar situaciones, organizar recursos, entre otros múltiples.
Los materiales siempre deben adaptarse a la edad, de fácil manipulación, reemplazables, sin riesgos de daño físico a psicológico, pero sobre todo procurar la supervisión de un adulto.
Para los niños(as) pequeños se sugiere elementos que puedan transformar, romper, cortar, tirar, meter, agregar a otros materiales, incorporar mobiliario (mesa, sillas, sillón) por ejemplo que les den la oportunidad de crear, adaptar o imaginar cómo lo son: cajas grandes, sábanas, manteles, envases y botellas reciclados, CD en desuso, diarios y revistas, papeles.
Para juegos y actividades que involucran el desarrollo de la motricidad gruesa, se pueden utilizar: pelotas de diferentes tamaños y materialidad, palitroques, aros, cuerdas, tarros, herramientas de jardinería y construcción.
Otros elementos que se pueden obtener fácilmente y son durables como lo son los elementos naturales que se logran recolectar en un paseo por el parque, playa o por el campo, que sirven para hacer o crear artefactos que apoyen el juego, como: palitos, piedras, hojas, ramas, semillas, frutos, conchas, plumas, legumbres.
A lo anterior se puede sumar una caja con herramientas y recursos para la logística: tijeras, pegamento, cinta adhesiva, elásticos, témperas, pinceles, botones, tiza, plumones, retazos de géneros, regla, lápiz grafito, martillo, clavos, entre otros.
También se puede buscar espacios comunes en la comunidad para favorecer el juego libre de los niños y sus familias, elegir lugares amplios y seguros como parques, plazoletas, juntas vecinales, camping, zonas al aire libre y naturales, con otros niños y niñas para fomentar habilidades sociales y su regulación emocional como a tolerar a la frustración y resiliencia.
El juego es una necesidad inherente a cada persona, se genera de forma espontánea y natural, debemos relevar el verdadero valor al juego, las innumerables posibilidades y oportunidades que éste brinda en un desarrollo integral.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.