Opinión: "La responsabilidad de educadores y educadoras de párvulos" - Universidad Católica del Maule
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Opinión: “La responsabilidad de educadores y educadoras de párvulos”

Opinión: “La responsabilidad de educadores y educadoras de párvulos”
28 Nov 2024

María Teresa González Muzzio, directora de Pedagogía en Educación Parvularia con Mención UCM, sede Curicó.

Ser educador o educadora de párvulos implica desarrollar una labor educativa con quienes más requieren de otros para aprender y crecer. Son los niños y niñas quienes hoy se están formando y desplegando todo su potencial, dando a conocer desde sus primeros meses de vida todas sus habilidades. Sin embargo, cuando en estos primeros meses o años no se tienen los ambientes propicios, este despliegue se ve claramente limitado, se pierden oportunidades que pueden ser críticas para el desarrollo y aprendizaje posterior.

Un primer responsable de brindar las condiciones para el despliegue del potencial es la familia, un entorno afectivo, seguro, estable, en el que cada persona tenga la libertad de desenvolverse y aprenda de la vida en sociedad, de valores, hábitos y otras prácticas propias de la vida cotidiana.

Un segundo responsable, en tanto ingresan a la sala cuna, jardines infantiles, colegios u otras instituciones, es el equipo educativo que trabaja con los niños y niñas. Son varias horas las que deben ser planificadas en ambientes basados en el bienestar, el juego, el buen trato y respeto por la persona. Y en ello, es determinante el liderazgo de quienes están a cargo de los equipos: educadores y educadoras de párvulos.

Su labor no es individual sino de equipo, colaborativa. Su labor no impacta sólo en un niño o niña, sino en todo un grupo y en cada una de sus familias. La responsabilidad no es en la formación de quienes mañana harán algo en la sociedad, sino en valorar que tanto los párvulos como sus familias y agentes educativas forman parte de la sociedad hoy.

Por tanto, la primera responsabilidad del educador o educadora de párvulos es formarse y llegar a ser consciente de la importancia de su profesión, comprender el impacto que puede tener su acción sobre cada una de las personas con las que se relaciona, y en especial, en la educación de niños y niñas. Si estamos convencidos de nuestro valor como profesionales podremos actuar en coherencia y aportar en la sociedad de hoy y mañana.

 

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

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