Opinión: “La importancia y beneficios de la construcción en altura”
Christian Andrés López Olivari, director de la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad Católica del Maule.No es casualidad que en la actualidad la población urbana mundial alcance sobre el 56% de la población total del planeta y que su proyección sea cercana al 70% para el año 2050 (Banco Mundial). Este fenómeno migratorio histórico se ha sustentado en la posibilidad de un mejor acceso a oportunidades de trabajo y acceso a bienes y servicios, entre otras posibilidades que se encuentran en el suelo urbano. En este sentido, la ciudad permite el acceso a sus habitantes y visitantes a una importante red de oportunidades, haciendo que este vínculo sea mucho más eficiente. En este escenario, el suelo constituye un bien escaso, por lo que el crecimiento de la ciudad al alero de los instrumentos de planificación se logra mediante múltiples estrategias, tipologías edificatorias y sistemas de agrupamiento dentro de las cuales la edificación en altura es una de ellas. Este proceso se materializa principalmente a través de dos fenómenos simultáneos: uno, que corresponde al crecimiento por extensión en el anillo periférico de la ciudad, más alejado del centro y donde se hace necesario proporcionar la urbanización, espacios públicos, equipamiento y servicios necesarios para consolidar los sectores perimetrales al casco fundacional, aminorando de esta forma traslados y tiempo de trayecto para acceder a bienes y servicios básicos en otros lugares de la ciudad; mientras que el otro, corresponde al fenómeno de densificación que se da principalmente en áreas centrales o consolidadas de la ciudad, dando paso en muchos casos a interesantes procesos de renovación urbana en sectores deteriorados de la ciudad. Si este crecimiento por densificación logra situarse dónde se encuentra la mayor concentración de bienes y servicios, puede permitir a sus ocupantes acceder a ellos en forma directa, en mucho de los casos, caminando, limitando los grandes desplazamientos en vehículo y búsqueda de estacionamientos para finalmente poder acceder a estos. En este sentido, la construcción en altura asociada a un sector o área de la ciudad que contenga estas oportunidades no sólo permite aumentar los beneficios de localización y acceso a los diversos bienes y servicios disponibles en entorno, tales como el trabajo, colegios, comercio, cultura, deporte, áreas verdes, entre muchos otros, si no que contribuye a mejorar la calidad de vida, integrar a los habitantes en su entorno urbano y enriquecer las relaciones urbanas y el sentido de pertenencia de las personas con su espacio circundante, lo que también podemos entender como el concepto de barrio o sector dentro de una ciudad.
Si bien, el concepto de altura en una edificación o directamente “edificación en altura” podría resultar relativa y se podría discutir en términos de las múltiples definiciones y en términos comparativos con el entorno o las condiciones específicas de localización dentro de la ciudad u otras edificaciones circundantes preexistentes, lo importante aquí es entender esta posibilidad de multiplicar verticalmente la superficie escasa del suelo urbano, condición que la otorga finalmente la regulación local a través de ordenanzas municipales y los instrumentos de planificación territorial, como el Plan Regulador Comunal y su Ordenanza, permitiendo establecer sistemas de agrupamiento en altura y un coeficiente de constructibilidad para cada terreno en la ciudad, el cual permite junto a otros elementos regulatorios como rasantes por ejemplo, lograr definir esta envolvente teórica de crecimiento vertical de las edificaciones en el interior de un determinado lote. En este sentido, es importante también el diálogo morfológico del edificio con el entorno dónde se emplaza, potenciando las preexistencias, aportando positivamente al lugar y aportando a la revitalización el área donde se emplaza. Los edificios en altura complementan a otros sistemas de edificación presentes en la ciudad, los que en conjunto logran ofrecer distintas posibilidades de uso dentro de la ciudad enriqueciendo la interdependencia y en definitiva el mismo suelo urbano.
Para la industria de la construcción, la edificación en altura siempre representa una oportunidad de incorporar las últimas tecnologías en ellos, destacando la incorporación de elementos de seguridad sísmica, dada la condición natural de nuestro país ante la presencia constante de estos evento naturales, la cual se desarrolla al alero de exigentes normativas que regulan el cálculo estructural y permiten asegurar la estabilidad y seguridad de nuestros edificios en altura. Del mismo modo, las regulaciones respecto a los requisitos de instalaciones, de vías de circulación y evacuación, e incendio, entre otras, otorgan en la actualidad mayores condiciones de seguridad ante una emergencia. Sin embargo, es quizás la posibilidad de incorporar elementos de prefabricación e industrialización en el proceso de ejecución de los edificios en altura lo permite optimizar tiempos y evitar generación de residuos in situ un factor comparativo interesante de analizar, lo cual constituye una práctica cada vez más usual en este tipo de edificación, especialmente cuando se cuenta con plantas similares en los pisos, pudiendo externalizar una gran cantidad de partidas como el corte y plegado de armaduras, la preparación de hormigón, el armado de tabiques y elementos modulares fuera de obra, generando más bien un proceso de montaje y armado en faena, que permite disminuir pérdidas de material y residuos directos en la ejecución del proyecto, lo que junto con el uso de materiales y sistemas constructivos idóneos en la envolvente e interior impactan directamente en la mejora de la calidad global de las construcciones.
La sensibilidad ambiental que deben tener hoy en día los proyectos en altura, junto a la posibilidad de incorporar criterios de sustentabilidad en el proceso de diseño y ejecución, principalmente, abre otro frente sumamente atractivo para mejorar las condiciones ambientales de este tipo de edificaciones, las que se ven reflejadas en mayores y mejores condiciones de iluminación natural, una mejor aislación termo acústica interior y exterior, uso eficiente de la energía eléctrica y agua, la introducción de sistemas pasivos y de climatización eficiente como parte integrante del edificio, lo cual permite, entre otros factores, impactar directamente y positivamente en alcanzar altos estándares en las condiciones de habitabilidad, calidad del ambiente interior y sensación de confort en sus ocupantes, permitiendo incorporar elementos de sustentabilidad, el uso eficiente del recurso hídrico y de energía en ellos, lo que en síntesis contribuye en sumatoria, a una ciudad más eficiente y sustentable en este sentido.
No obstante, hay otros aspectos que también pueden ser relevantes a la hora de pensar en este tipo de edificaciones, alguno de ellos son la posibilidad de contar con puntos de acceso peatonal y vehicular que permiten un control de quien accede al edificio, lo que sumado a la presencia y mayor densidad de ocupantes otorgan en definitiva un mayor control del espacio común interior y también el dominio y control visual del espacio exterior, otorgando una cierta sensación de seguridad relativa respecto a otras configuraciones de edificios. Otro aspecto interesante radica en la posibilidad que nos ofrece este tipo de edificios en cuanto a poder crecer en altura y ganar ciertas vistas del espacio circundante y lejano que no lo permiten otras configuraciones y que representa en muchos casos un atractivo adicional a este tipo de edificaciones, pudiendo en el diseño del mismo exacerbar o potenciar esta relación visual con el entorno urbano o de vistas lejanas a hitos relevantes del paisaje y la geografía. Las edificaciones en altura también permiten otorgar, en el sentido positivo, un cierto carácter a un sector de la ciudad (barrio cívico, área de oficinas, sector residencial de alta densidad), conformando un hito de referencia dentro del área urbana y pudiendo ser reconocida visualmente desde otros puntos de la ciudad. Los edificios de estas características permiten manifestar la imagen estética y corporativa de una u otra empresa que opera dentro de la ciudad. Los edificios en altura permiten concentrar en un solo punto la gestión del manejo de residuos de una gran cantidad de usuarios y pisos, pudiendo incorporar procesos de reciclaje y clasificación in situ. En edificios en altura, el perímetro de los pisos intermedios se encuentra en contacto con la intemperie, por lo que algunos esfuerzos en climatización resultan relativamente más eficientes, los gastos comunes en edificaciones de altura con mayor cantidad de copropietarios pueden resultar convenientes en algunos casos. Las edificaciones en altura permiten, con un diseño inteligente, generar espacios de resguardo climático a nivel de piso y permitir un mix de usos que acompaña al transeúnte, aportando dinamismo al sector y permitiendo a su vez una oferta variada de usos y actividades múltiples a los ciudadanos. Los edificios en altura se convierten finalmente en la forma vertical de la ciudad, siendo reflejo de su propia época, respondiendo a sus condiciones normativas, socio-culturales, económicas y ambientales, otorgándole una cierto carácter e identidad formal, donde lo estético no necesariamente es lo fundamental, pero junto al respeto y la comprensión del contexto donde se implantan, pueden constituirse en un referente positivo para el lugar, creando una nueva relación de tensión con lo que ya estaba allí, pero creando un nuevo sentido para la ciudad.
Adicionalmente, no puedo dejar de mencionar el cambio de metodología de trabajo que hoy vive el sector de la construcción y que las edificaciones en altura, por su complejidad y múltiples aristas han contribuido fuertemente a impulsar en nuestro país. Me refiero a la metodología Building Information modelling o BIM, que ha permitido iniciar la ejecución de las obras de los proyectos con una mayor o total certidumbre del mismo, respecto a la metodología tradicional basada en Diseño Asistido por Computador o CAD, reduciendo los costos por obras adicionales y aumentos de obra por un lado y permitiendo ajustar de mejor manera los tiempos de ejecución por el otro. Lo anterior cada vez ha ido logrando impactos directos en la calidad y eficiencia del trabajo durante todo el ciclo de vida de la edificación. En efecto, esta nueva metodología de trabajo implica iniciar el trabajo de diseño multidisciplinar en forma integrada mediante modelos computacionales tridimensionales que integran la información relevante del proyecto para la correcta toma de decisiones. Es así, como el arquitecto presenta un modelo tridimensional del edificio con la información de su especialidad, el cual es complementado con la información de ingeniería y demás modelos tridimensionales de especialidad; tales como, cálculo estructural, climatización, sanitaria, electricidad, entre otras, para luego revisar y validar la información que contiene cada uno y proceder a realizar la coordinación entre las distintas especialidades que tributan al mismo proyecto, detectando posibles interferencias o conflictos de trazado entre ellas para poder corregirlas en esta etapa, antes de iniciar obra. El validar finalmente la información del proyecto, permite obtener la planimetría y los datos técnicos necesarios para su ejecución en forma correcta. Esta información queda disponible para su revisión y actualización permanente durante todas las etapas del ciclo de vida del proyecto: diseño, ejecución, mantenimiento y desarme, permitiendo realizar ajustes y tomas de decisiones informadas durante cualquier momento del proyecto. La incorporación de tecnología y metodologías de trabajo actual permitirán sin duda alguna, mejorar aún más los actuales procesos de diseño, construcción y mantención de los edificios en altura, propiciando mejores condiciones de calidad del ambiente interior y uso eficiente de los recursos.
Finalmente, la densificación de personas asociadas al incremento del parque automotriz podría representar un tema relevante de abordar a la hora de pensar en edificios en altura, por lo que su localización y cercanía de acceso directo a la red de oportunidades es clave en este sentido. La complejidad y dinamismo propio del crecimiento de las ciudades requiere un soporte de urbanización adecuado y un ordenamiento, en términos de dar cabida a los diferentes medios de transporte que hoy cohabitan, otorgando el diseño y perfil adecuado a las calles y avenidas, permitiendo la conformación de áreas verdes y espacios comunes que se complementan con estas edificaciones interactuando entre sí, incorporando usos variados que enriquecen, dinamizan y revitalizan, con sentido común, los sectores donde se emplazan, logrando eficiencia de escala y permitiendo multiplicar los beneficios de la construcción en altura, que en su equilibrio justo logra maximizar las ventajas del suelo urbano en el que está inserto, vinculándolo al corazón de una red de oportunidades, que favorece a las personas y a la realización de sus actividades al interior de las ciudades.