Opinión: "La Educación Parvularia asegura al niño y la niña la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar e interés superior" - Universidad Católica del Maule
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Opinión: “La Educación Parvularia asegura al niño y la niña la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar e interés superior”

Opinión: “La Educación Parvularia asegura al niño y la niña la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar e interés superior”
22 Nov 2021


Dra. Leonor Cerda Díaz, directora de la Escuela de Pedagogía en Educación Parvularia con Mención de la Universidad Católica del Maule.

La importancia de celebrar el Día Nacional de la Educación Parvularia, cada 22 de noviembre, radica en conmemorar la creación en 1944 de la primera Escuela formadora de Educadores de Párvulos en la Universidad de Chile, bajo la rectoría de Juvenal Hernández, lo que marcó un hito relevante ya que fue la primera en Chile y en America Latina. Se celebra esta fecha a nivel nacional para destacar y valorar la importancia del rol que desempeñan las y los educadores de párvulos en el sistema escolar y su colaboración con las familias en la educación de sus hijos más pequeños y la gran contribución que hace a la sociedad.

La creación de la primera escuela formadora de educadores de párvulos se enmarca en un contexto económico, político y social bastante crítico, ya que en esos tiempos de postguerra surgió una inmensa depresión a nivel mundial, que afectó en todos los ámbitos a los distintos países del mundo y a Chile, e impactó abruptamente en la atención de los niños y niñas, la que disminuyó a niveles mínimos. A esa fecha en nuestro país ya se había comenzado a activar la educación en la infancia, cuando se abrieron nuevos cursos por la Ley de instrucción Primaria (Ley N° 3.654), la que estableció que era una obligación que incumbe a los padres y guardadores proporcionar la educación primaria a sus hijos y pupilos, señalaba que, a falta de padres o guardadores, las disposiciones de esta ley se aplicarán a las personas que tengan a su cargo el cuidado de menores.  Los padres o guardadores están obligados a hacer que sus hijos o pupilos frecuenten, durante cuatro años a lo menos, y antes que cumplan trece años de edad, un establecimiento de educación primaria fiscal, municipal o particular. También se hacia la distinción que en los campos o lugares en que las circunstancias no permitían mantener escuelas permanentes se crearán escuelas temporales, los menores asistirían a éstas durante cuatro temporadas a lo menos. Para efectos laborales, las fábricas o talleres no podían contratar menores de 16 años que no hubieran cumplido con esta obligación escolar. Con esta ley se impulsa la educación para todos los niños y niñas, se vislumbra una nueva etapa en la educación chilena, que va perfilando un futuro más prometedor.

Sin embargo, surge la necesidad de educar a los niños más pequeños y de contar con una mayor especialización de los adultos encargados, por lo que la Sra. Amanda Labarca, en su calidad de presidenta de la Asociación de Mujeres Universitarias, presentó a esta misma entidad un proyecto para formar profesionales para la educación de los niños y niñas de 2 a 6 años. Esta edad en Chile se identificaba como la “edad abandonada”, lo que evidenciaba la carencia de cuidado a sus necesidades, por parte de los organismos estatales de la época. El Estado no había asumido ninguna obligatoriedad para solucionar este problema, tal situación llevó a la Sra. Labarca a gestionar una entidad formadora, iniciativa que tuvo una inmediata acogida y con mucho entusiasmo por la Asociación de Mujeres Universitarias, quienes solicitaron a Don Juvenal Hernández, Rector de la Universidad de Chile, la creación de una escuela que formara educadores de párvulos para la educación de los niños en la primera infancia. Definitivamente en el año 1944, fue creada a título experimental, iniciando sus funciones ese mismo año dependiendo directamente de la Rectoría. La primera directora de escuela fue la Sra. Amanda Labarca, quien tuvo el apoyo permanente de Doña Matilde Huici Novas, abogada y psicopedagoga española, quien postulaba la formación de un profesional especialmente preparado a fin de rodear al niño de un ambiente afectivo, para que él se sienta seguro, de manera de compensar y neutralizar las fallas de su propio ambiente familiar que, por exceso, por defecto o desviación de afectos, pueden producir trastornos. La formación de educadoras de párvulos, tuvo como propósito formar profesionales idóneos que atendieran a los niños y niñas en una primera etapa de la niñez en que no tenían protección legal ni derecho a una educación de calidad, ya que el niño por la ley de instrucción primaría ingresaba a la escuela a la edad de 7 años.

La Carrera de Pedagogía en Educación Parvularia de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule, con 48 años de trayectoria, primero bajo la administración de la Pontificia Universidad Católica de Chile (1973 – 1990) y luego de la Universidad Católica del Maule, reconoce en su formación la necesidad y el derecho que tiene el párvulo a una educación de calidad, oportuna y pertinente a sus necesidades y características, de manera de aprovechar los años fundamentales del desarrollo humano. La Educación Parvularia asegura al niño y la niña la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar e interés superior.

Para conmemorar este importante hecho en la historia de la educación parvularia chilena, la carrera ha organizado una liturgia con participación de sus autoridades, académicos y estudiantes.

 

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

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