Opinión: La crisis como oportunidad para el Comercio Justo: consumidores conscientes se conectan con productores campesinos de alimentos
Dra. Ximena Quiñones, académica de la Escuela de Agronomía de la Universidad Católica del Maule.
La crisis social y la pandemia han promovido nuevos debates relacionados a los modelos de producción, comercialización y consumo de alimentos. Primero, se constata la concentración de ventas en el retail, y el retroceso de canales tradicionales como ferias libres y mercados municipales. Segundo, las familias consumen más productos procesados de baja calidad, y menos productos frescos. Tercero, el país importa una parte importante de los alimentos que son la base de la alimentación popular, como harina de trigo para el pan, legumbres y carne de vacuno. Cuarto, los riesgos sanitarios han desencadenado una mayor preocupación de las familias por el origen y trazabilidad de los alimentos.
Adicionalmente, existe mayor conciencia sobre los daños provocados por pesticidas en la salud de consumidores y trabajadores del agro, así como los costos ambientales de la producción intensiva, como por ejemplo la crisis hídrica asociada a la producción industrial de paltas. Finalmente, el aumento de los precios de los alimentos en medio de la crisis, producto de la especulación en mercados no competitivos.
En nuestro país una parte importante de los alimentos de consumo masivo, tales como, hortalizas, papas, cereales y legumbres, es producida por agricultores familiares campesinos. No obstante, los campesinos están sometidos a fuertes presiones derivadas del avance inmobiliario, la sequía, el aumento de los costos de producción, y las estructuras oligopólicas de los mercados agrarios. Sin embargo, han desplegado estrategias diversas e intencionadas para mantenerse como productores independientes, dando cuenta de una capacidad de resiliencia y adaptación que ha sido observada en diferentes partes del mundo.
Entre estas estrategias podemos observar la producción agroecológica y orgánica, el desarrollo de sistemas ganaderos con altos estándares de buen trato animal, como los huevos de gallinas felices, la agregación de valor para la producción de conservas, mermeladas, licores artesanales, artesanías y otros productos que se elaboran a escala familiar. También se observa la conservación y rescate de productos patrimoniales, entre ellos cultivos prehispánicos tales como quinua y ají en las regiones de O’Higgins y Maule.
Con el apoyo de políticas públicas, se han formado mercados campesinos que permiten a las familias vender sus productos directamente en las ciudades y pueblos. También han surgido iniciativas que ofrecen canastas de alimentos a consumidores urbanos a través de contactos directos y personales con base en la confianza. Por ejemplo, la iniciativa “Las Hormigas” organización agroecológica que comercializa alimentos de pequeños productores en Talca, las “Huertas a Deo” que ofrece canastas de productos locales de Curanipe y Chovellén, o la nueva iniciativa “Pequeños Huertos” de la Escuela Campesina Ismenia Ortiz de Rauco que distribuye canastas de productos locales de temporada entre Curicó y Talca.
Todas estas iniciativas existen porque aumenta el número de consumidores consientes, quienes buscan alimentos sin pesticidas, producidos en los territorios locales por comunidades campesinas. Esos consumidores consientes están dispuestos a pagar un precio justo por aquello que consumen, porque desean que los beneficios del comercio queden en manos de los agricultores.
De esta forma, la crisis puede ser una oportunidad para que las organizaciones de pequeños agricultores se vinculen con familias y organizaciones de las ciudades, para establecer canales alternativos de comercialización que nos permitan contribuir a la equidad social, una justa distribución de los beneficios de la actividad económica, una mayor diversificación de los agentes económicos, en resumen, un camino de sostenibilidad.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.