Opinión: “Sobre la competitividad regional y los desafíos de la nueva Estrategia Regional de Desarrollo del Maule”
Christian Quinteros Flores, académico de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule.
El desarrollo social y económico de un territorio está asociado inevitablemente a los grados de competitividad que éste alcance. Algunos autores preocupados del tema del desarrollo han referido el problema de la competitividad a diversos factores entre ellos cuestiones exclusivas de la productividad local como el tema de la diversificación productiva, otros a las posibilidades de conectividad vial o a la presencia y capacidad de retención de capital humano avanzado, por nombrar solo algunos. Como sea, el uso de índices o indicadores de competitividad responden de alguna manera a esfuerzos de las agencias preocupadas por estos temas por generar rankings y ubicar a las regiones desde un afán comparativo cuyos propósitos, creemos, responden a aumentar o incentivar este estado.
A la región del Maule no le ha ido muy bien en estos análisis comparativos. Según el Índice de Competitividad Regional del año 2020, elaborado por la SUBDERE, la Región se sitúa en los niveles inferiores de competitividad a nivel nacional, otras fuentes señalan que es una de las regiones con menor diversidad productiva del país o, dicho de otra manera, reúne la mayor concentración productiva del país, muy dependiente de una única fuente productiva. Baja competitividad y alta concentración productiva, en definitiva, se convierten en un problema estratégico que se debe abordar, pero ¿cómo podemos abordar hoy este problema económico y productivo?
Uno de los caminos estratégicos se refiere básicamente a identificar como están los gobiernos sub nacionales en materia de planificación territorial y cómo los instrumentos técnicos disponibles puedan ayudarnos a mejorar. Por ejemplo, en la Región, según datos del Sistema Nacional de Información Municipal SINIM, el 37% de las comunas no tiene actualizado su plan regulador, mientras que el 13% no tiene actualizado el PLADECO como instrumento estratégico para orientar el desarrollo de las comunas y sus decisiones críticas en este ámbito. Es decir, casi 4 de 10 comunas no tiene actualizado su plan regulador comunal lo que ciertamente es un dato preocupante.
¿Qué sucede en los instrumentos de planificación sub nacional?, por ejemplo, ¿cómo se intenciona o dirige el desarrollo de la región? En primer lugar, tenemos el caso de el caso de la Estrategia Regional de Desarrollo (ERD) que es el instrumento rector de las inversiones y directrices políticas en esta unidad político- administrativa. Creemos que es necesario avanzar aceleradamente en la actualización de los instrumentos urbanísticos ya descritos, siguiendo la metáfora de que una familia que crece debe contar con un espacio amigable que permita satisfacer las distintas etapas el crecimiento de sus integrantes.
Al respecto, debemos tener presente que la Región del Maule hoy se encuentra elaborando su nueva Estrategia Regional de Desarrollo ERD. La anterior, la de 2008-2020, debió enfrentar los embates del terremoto de 2010, factor que inevitablemente condicionó ciertos re direccionamientos de la gestión regional. La nueva ERD debe hacerse cargo del escenario de crisis social y de profundas transformaciones sociales, económicas y culturales que el estado está experimentando. Resultará un ejercicio interesante, pero ante todo necesario, que deberá convocar a actores que hagan propios los principios de la planificación declarados por la CEPAL tales como la consideración de la multi escalaridad de los procesos planificativos, la plurianualidad de los planes de inversión, la sincronización de los instrumentos de planificación, la participación de actores y los proceso de aprendizajes que, la gran mayoría de las veces, resultan totalmente invisibilizados en la gestión de nuestros gobiernos regionales y/o locales.
En definitiva, se espera que la nueva ERD oriente el camino para mejorar los disminuidos estándares de competitividad territorial alcanzados hasta ahora y, a su vez, entregue más oportunidades para el crecimiento de los capitales sociales. Por el momento ya se han definido algunas áreas estratégicas que direccionarán el proceso tales como cohesión, transformación digital y transición ecológica que aparecen como horizontes conductores en la nueva ERD del Maule, respecto de la que todos y todas estamos llamados a aportar, respondiendo a los nuevos parámetros que plantea la mejor gobernanza territorial.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.