Opinión: “Juego y artes en Educación Parvularia”
María Teresa González, académica de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule.
¿Por qué hacer referencia al juego y las artes en el nivel de educación parvularia? Siempre es necesario retomar las ideas fundantes de la labor educativa con la primera infancia, en especial en esta semana, en la que se presentan dos conmemoraciones importantes. Una es el “Día internacional del juego”, celebrado desde el año 2001, el 28 de mayo, por iniciativa de Freda Kim, quien fuera presidenta de la Asociación Internacional de Ludotecas (ITLA, por sus siglas en inglés). Otra es el “Día del patrimonio cultural de Chile” celebrado en nuestro país, desde 1999, el último fin de semana de mayo, coincidiendo con el anterior.
El juego siempre ha sido valorado como la forma en que los niños y niñas aprenden. Desde su nacimiento, el juego va evolucionando, complejizándose, adoptando diversas formas, y enriqueciendo su experiencia en el mundo, al punto que se le considera como una premisa fundamental para la labor educativa en este nivel, formando parte de los principios que sustentan su marco curricular.
En 1989, se reconoce en la Convención de los derechos del niño, en el artículo 31, el derecho al juego, relacionado con la idea de esparcimiento, actividades recreativas, el descanso, incluyendo en esta idea el “participar libremente en la vida cultural y en las artes”. Vincular, en este artículo, las artes y el juego, nos llevan a cuestionarnos… ¿qué tienen en común? La respuesta la podemos encontrar al releer el mismo derecho: el niño y la niña tienen el derecho a participar libremente de la vida cultural, de las artes, así como tiene el derecho a jugar, eligiendo a qué juegan, cómo juegan, con quiénes juegan y cómo se expresan en estas instancias. Además, debemos considerar que el juego siempre ha sido parte de la vida, por tanto, de la cultura, anclado a experiencias familiares y sociales, al patrimonio y la tradición, pero también, relacionado con la libertad, la creatividad y la expresión personal a través de múltiples lenguajes, entre ellos, los lenguajes de las artes. En otras palabras, una de las ideas que los vinculan, es la posibilidad de expresarse personal y creativamente tanto en el juego como a través de las artes. En el juego los niños y niñas son verdaderos artistas que nos dan a conocer su mundo interior, sus sueños, sus ideas, de modo original. La familia y sus educadores serán los primeros observadores (y admiradores) de su arte.
El juego se vincula, desde los primeros meses, a diferentes lenguajes artísticos. La exploración sonora y musical está en las primeras vocalizaciones de los bebés, los que, por gusto y como una forma de descubrimiento de sus capacidades y, por consiguiente, de aprendizaje, juegas con entonaciones, balbuceos y sonidos con su cuerpo y objetos. Son sus primeros pasos, desde el juego, hacia el mundo del sonido y la música.
Asimismo, cuando ya dan sus primeros pasos, nos podemos sorprender con grandes actores que crean personajes y realizan juegos simbólicos que nos permiten aproximarnos a sus experiencias y pensamientos. Pasado un tiempo, compartirán con otros niños y niñas, se pondrán de acuerdo, espontánea y libremente entre ellos, y crearán un juego socio dramático… serán sus primeros montajes teatrales.
Y mientras recorren los diferentes tipos de juegos, se les escuchará muchas veces, crear monólogos, diálogos, rimas, hacer juegos verbales, disfrutando de combinaciones de palabras, creando sus primeras historias, canciones o poemas. Serán sus primeros pasos en las artes literarias.
En tanto comiencen a explorar el efecto de algunos materiales como masas, pinturas, papeles, arenas, esponjas, plumones, tizas, o lo que encuentren a su disposición, su juego también será para explorar probando todo lo que pueden hacer con ellos. Deberán ensuciarse más de alguna vez, para sentir y ensayar opciones, hasta que comprendan que con ellos pueden dar forma a sus ideas y comiencen a crear visualmente, regalando a sus cercanos sus primeras obras artísticas visuales. Se sentirán como escultores, escultoras, pintoras o pintores, e incluso podrán transformarse en artistas de la fotografía.
Quienes estamos a cargo de su educación, familias y educadores en general, debemos permitir y potenciar estas vivencias, desde los primeros juegos de ejercicio, hasta las formas más complejas de juegos reglados, juegos solitarios, paralelos, de colaboración o competitivos, sin imponer nuestra mirada, pero sí acompañando y siendo parte de ellos cuando sea pertinente. Además, tenemos la labor de ampliar las experiencias y acercar a los párvulos al juego, como parte de nuestro patrimonio cultural inmaterial, disfrutando con juegos tradicionales, las rondas, canciones o rimas que les acompañaban, así como de innumerables prácticas culturales que pueden darse en la familia y en la sociedad. Consideremos que, tanto el juego como las diferentes manifestaciones artísticas y culturales, forman parte de la vida y son fuente inagotable de experiencias y aprendizajes. Nuestra labor será relevar y dar el lugar que ellas tienen para la formación de la persona, niños, niñas, y nosotros mismos.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.