Opinión: Importancia de los bosques en la pandemia
Dr. Antonio M. Cabrera, investigador del Centro del Desarrollo del Secano Interior y dl Centro de Investigaciones de Estudios Avanzados del Maule de la UCM.
La pandemia de COVID-19 es mucho más que una crisis de salud: está afectando a las sociedades y economías en su núcleo. Si bien el impacto de la pandemia variará de un país a otro, lo más probable es que aumente la pobreza y las desigualdades a escala mundial. Sin respuestas socioeconómicas urgentes, el sufrimiento global se intensificará, poniendo en peligro vidas y medios de subsistencia en los años venideros. Las decisiones que se puedan tomar ahora deben llevarse a cabo con miras al futuro, de forma que definan la trayectoria de desarrollo a largo plazo ante la situación en la que nos encontramos.
El impacto económico es sin duda, de gran magnitud, el FMI ha pronosticado para 2020 una caída del 3% de la economía mundial y del 1% para las economías emergentes. La situación en Chile se vaticina aun peor, con una caída del 4,5%.
En este escenario, en Chile, el sector forestal y los bosques van a jugar un rol determinante en dos sentidos: ambiental y económico.
Ambiental: Se estima que el 60 por ciento de todas las enfermedades infecciosas en humanos y el 75 por ciento de todas las enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas, es decir, que se originan de la transferencia de patógenos de animales a humanos. Un reciente artículo publicado por Laura Bloomfield en la revista “Agriculture and Human Values“, señala que la deforestación podría conducir a un aumento en la aparición de enfermedades como COVID-19 en el futuro. Los hallazgos del estudio sugieren que cuando se talan bosques para uso agrícola, aumentan las posibilidades de transmisión de enfermedades zoonóticas. La degradación del ecosistema, la deforestación a gran escala, el comercio ilegal de vida silvestre y el cambio climático son todos los impulsores de las enfermedades zoonóticas emergentes. El cambio climático influye en las condiciones ambientales que a su vez afectan la propagación de patógenos, vectores y huéspedes. A medida que el clima global continúa cambiando, se espera que los brotes de enfermedades epidémicas sean cada vez más frecuentes. La investigación indica que la conservación de la tierra, la reducción de la pérdida de los bosques, la disminución de la fragmentación de los bosques y la creación de zonas de amortiguamiento a través de la restauración forestal podría reducir las interacciones entre humanos y animales salvajes y, por lo tanto, reducir el riesgo de brotes de enfermedades en el futuro.
Económico: De acuerdo a datos del INFOR del año 2018, el recurso forestal (bosque nativo y plantaciones forestales) cubre 17,9 millones de hectáreas, lo que representa el 23,7% de la superficie nacional. Más del 90% del recurso forestal (16,2 millones de ha) se localiza entre la Región del Maule y la Región de Magallanes, correspondiendo a uso bosque nativo el 81,3% de la superficie, y uso plantaciones forestales el 17,6%. El sector forestal ha experimentado en la última década un crecimiento superior a un 7 % anual, siendo el monto exportado, en promedio, de US$2.000 millones anuales. Sin duda, el sector forestal es de gran importancia en la economía (representa el 3% del PIB nacional), y ahora puede suponer una fuente laboral para personas afectadas por la pandemia.
En definitiva, es el momento de seguir impulsando el sector forestal, incluso de impulsar la carrera de Ingeniería Forestal que se ha ido opacando ante carreras como Ingeniería Ambiental o Ingeniería en Recursos Naturales. La Ingeniería Forestal del siglo XXI, donde el uso de la geomática, la teledetección, el modelamiento e incluso la Inteligencia Artificial, sean claves, tiene que establecerse en el país para un mejor desarrollo de este sector de gran importancia social y económica.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.