Opinión: "¿Y Dónde Quedó el Folclor?" - Universidad Católica del Maule
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Opinión: “¿Y Dónde Quedó el Folclor?”

Opinión: “¿Y Dónde Quedó el Folclor?”
4 Mar 2021

Bárbara Godoy, directora de Extensión Cultural de la Universidad Católica del Maule.
“Miren como sonríen los presidentes cuando le hacen promesas al inocente,
miren como le ofrecen al sindicato este mundo y el otro los candidatos,
miren cómo redoblan los juramentos,
pero después del voto,
doble tormento.”

Violeta Parra.

En la antesala a la realización virtual de la Feria del Folclor de Huilquilemu, el 27 y 28 marzo de 2021, instancia que rescata la música folclórica y pone en valor el trabajo los cultores y artesanos de la Región del Maule, me permito manifestar esta interrogante: ¿Qué ha pasado durante este periodo con nuestros músicos, cantoras y artesanos, quienes no tienen acceso a nuevas plataformas de difusión y han sido fuertemente golpeados por la pandemia?

El informe realizado por la Unión Europea respecto de las artes en periodo de pandemia, ha causado un devastador impacto en la comunidad artística a nivel global, dando cuenta de que aproximadamente un tercio de los ingresos para las artes, se han eliminado.

Y es que a años de lo que en Chile en algún momento se tildó como “apagón cultural”, las condiciones son similares: con normativas que sugieren eliminar la música en restaurantes, un inexistente protocolo para la reapertura de centros culturales, teatros y galerías de arte, todo cerrado hasta nuevo aviso y orquestado por el recorte presupuestario del que ya todos tenemos conocimiento.

Es muy curioso, teniendo en mente el rol protagónico que han tenido las artes en pandemia, -convirtiéndose en una compañía importante para sobrellevar los extensos periodos de distanciamiento social, aportando experiencias y contenidos en la formación educativa de niños y niñas- no se les considere como un agente ancla dentro de la reactivación económica que planifican las carteras a cargo, y que, muy por el contrario, la única solución histórica provenga de la eterna concursabilidad, sin pensar en financiamiento a través de asignaciones directas o capacitación para artistas y gestores.

En ese panorama complejo, un creciente número de artistas se ha podido reformular con formatos online, tanto de manera independiente, como apoyados por instituciones, hemos visto un proceso de reinvención y resiliencia muy potente, pero, olvidamos a los cultores, artesanos, folcloristas, quienes no tienen las mismas herramientas digitales para reinventar sus oficios.

¿Dónde han quedado los cantores que narran parte de nuestras historias al calor del brasero?, ¿qué medidas se han impulsado para apoyar a las agrupaciones que reviven nuestras tradiciones?, ¿cómo se han apoyado a las agrupaciones folclóricas que no tenían mayor ingreso que las peñas organizadas y atendidas por ellos mismos?, estas preguntas podrían extrapolarse a todas las disciplinas en las artes, pero sin duda las artes musicales y escénicas han sido las más perjudicadas, principalmente porque sus labores generalmente se traducen a la presencialidad.

Si bien existen aún posibilidades de financiamiento, como el Fondo Nacional del Fomento a la Música, el cual permitirá la realización de la Feria del Folclor, su difusión y preservación, continúa siendo tema de conversación, pues, a vista de todos, esto sigue siendo insuficiente ¿Cómo se llegará a los grupos minoritarios que se encuentran excluidos de las plataformas digitales?, ¿De qué manera se retribuirá a las personas que sustentan nuestro “Patrimonio vivo”?, son preguntas amplias, pero que merecen respuestas inmediatas.

 

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

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