Opinión: “Día del Niño: La magia de jugar”
– Dra. Sandra Castro Berna, Académica de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad Católica del Maule sede Curicó.
Una de las fechas más esperadas a mediados de año es el Día del Niño y la Niña, los más pequeños esperan en casa con mucha curiosidad, y los padres con incertidumbre por las compras de juguetes y la pandemia ha reducido la oferta.
Por ello, la invitación para esta fecha es a realzar el verdadero sentido del Día del Niño, con la fraternidad, comprensión y contención que los niños y niñas necesitan.
No olvidemos que esta fecha evoca la situación de precariedad en la que quedaron muchos niños y niñas en uno de los más crueles eventos en el mundo, la Primera Guerra Mundial, sin sus familias y sin un hogar, nace la necesidad de protegerlos, por lo que se crean fundaciones que velaron por ellos.
En nuestro país, tres décadas se conmemoran al ratificar los Derechos Universales de la Infancia, y comprometerse a reformar el trato con igualdad, posibilitar el acceso a la salud y a una educación de calidad y sobre todo a proteger la infancia. Y en esta pandemia que nos azotado fuertemente, se hace necesario revalorar los lazos familiares y el vínculo afectivo.
Esta fecha transformémosla en una oportunidad más para ofrecer contención, experiencias agradables y positivas y sobre todo trasmitamos mensajes esperanzadores a nuestros hijos e hijas. Entre las actividades para este Día del Niño que se sugieren, centrando nuestros esfuerzos en fomentar el juego y el compartir con nuestros hijos(as), más que en la compra de juguetes de moda y regalos de alto valor económico.
En esta ocasión, privilegiemos las actividades familiares, tomemos en cuenta la necesidad de juego y movimiento que requieren nuestros pequeños, programemos con las debidas precauciones, la salida a parques o lugares abiertos que permitan el juego en conjunto con la familia.
El juego les permite a nuestros hijos desarrollar adecuadamente aspectos en lo físico, psíquico y social, y aún más si es en compañía y complicidad con sus padres.
Juguemos, disfrutemos y riamos en conjunto con los nuestros:
- Enseñemos los juegos que nos gustaban en la infancia. Por ejemplo: a las escondidas, lanzar una pelota, los países, tirar la cuerda, el luche, botellita envenenada; juegos de aquellos que han trascendido en el tiempo y que se pueden jugar con otras personas.
- Sumémonos a los juegos con entusiasmo, evitando dirigirlos, solo dejémonos guiar, así será mucho más interesante. Eliminemos la frase:” no sé a qué jugar” y preguntemos ¿a qué jugamos?, rápidamente tendremos respuesta.
- Fortalezcamos la relación con los demás, a participar en forma colectiva y/o cooperativa y lo más importante a estar en compañía y cercanía.
- Tratemos de disfrutar el juego y el tiempo que nos tome, hay que liberarse de la hora y realizar los juegos tranquilamente (recordemos que el tiempo del niño(a) es diferente).
- Prioricemos la vida familiar, la cercanía de los hijos e hijas y valoremos lo que tenemos y lo que somos capaces de dar: amor, compañía, comprensión, cariño y admiración incondicional.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.