Opinión: “Desafíos de la responsabilidad social en el contexto universitario actual. Una lectura desde Enfermería y Pedagogía”
Mariana Herrera E. Enfermería y Gerardo Sánchez S. Pedagogía en Educación General Básica de la Universidad Católica del Maule.
Somos una universidad católica regional comprometida con el desarrollo del país, a través de la formación integral de personas, la investigación y la transferencia tecnológica, fomentando el pensamiento crítico y el espíritu de servicio. Estas definiciones constituyen un compromiso de responsabilidad social relevante en el contexto actual.
Contexto que como nunca comienza a tensionar el cumplimiento de las funciones de las instituciones sociales generando condiciones de posibilidad para una reflexión crítica y a la vez, propositiva sobre la responsabilidad social. Desde la perspectiva externa, se experimenta la tensión entre la solidez de la modernidad (caracterizado por el pensamiento único) y la liquidez (Bauman, 2000), así como también, el riesgo e incertidumbre (Beck, 2008) derivado de la postmodernidad, con una serie de efectos en la racionalidad con la cual terminan operando las distintas instituciones y niveles educativos.
Desde Fratelli Tutti (2020) se reconoce la existencia de estas nuevas formas de colonización cultural, que tienden a licuar la conciencia histórica, el pensamiento crítico, la lucha por la justicia y los caminos de integración, y con ello, la pérdida de sentidos. Se derivan entonces, dos implicancias. Primero, se pone en entredicho la dignidad y el compromiso con la persona humana y se constata el hedonismo y la búsqueda del propio beneficio económico, aun cuando ello implique desatender o dejar de lado las consecuencias sociales que se derivan de los comportamientos.
Segundo, la tremenda vulnerabilidad de la naturaleza sometida a la intervención tecnológica del hombre y su uso inadecuado con una ética incapaz de hacernos conscientes del deber que tenemos en tanto vigilantes de nuestras actuaciones sobre esa naturaleza para disminuir posibilidades catastróficas.
En ese escenario, la condición humana se desarrolla en espacios sociales más complejos, lo que obliga a movilizar actuaciones que tengan como premisa fundamental el bienestar de las personas y los escenarios que habitan.
Desde la responsabilidad social hemos de propiciar una formación capaz de abrir escenarios de respeto a la ecología y también a la antropología, estableciendo con el otro una relación de cuidado, de respeto, y, por tanto, de responsabilidad.
Para ello, necesitamos un profesional consciente y comprometido con la responsabilidad de llegar a ser custodios del otro, ocupándose por todos, y particularmente por quienes se quedan en la periferia del corazón, y que de manera continua nos interpelan a no ser reducidos, clasificados, etiquetados o abandonados. De ahí que se hace fundamental el hacer vivo en nosotros y en nuestros estudiantes el “ser prosocial”, el que según el Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, España (LIPA) supone no solo hacer un uso adecuado de los recursos que se tienen, sino también saber ponerlos en común para construir en conjunto el modelo social en el que creemos.
En ese sentido, adquieren relevancia las distintas profesiones y la claridad que logren respecto del bien social que cuidan, para fijar posiciones y abrir posibilidades ciertas de transformación social. El bien social de nuestras profesiones (enfermería y pedagogía) representadas por las nociones de servicio, cuidado y educación, han de permitir una tarea cuyo impacto debe estar orientado a la formación y a una sensibilidad suficientemente adecuada que les permite a los estudiantes y a la comunidad inquietarse por mejorar la vida de las personas en un compromiso con la justicia social.
Ello implica desde nuestra identidad misional católica entender la responsabilidad como un valor que se desprende de la constitución antropológica, según la cual persona y sociedad son elementos constitutivos del ser humano, y asumir el compromiso ético de la universidad por construir ciudadanía y canalizar su influencia en la sociedad. Para ello es preciso reconocer y valorar el bien social que cuida cada una de las profesiones y desarrollar desde ahí relaciones con el medio ambiente que migren desde el asistencialismo generador de dependencia a la entrega de herramientas para la autonomía y la transformación de los sujetos y sus contextos. En definitiva, la responsabilidad social la construimos todos para un bien común y mayor.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.