Opinión: “El asombroso viaje de la Mariposa de la tarde”
Por Dr. Hugo Benítez, investigador del Laboratorio de Ecología y Morfometría Evolutiva, del Centro de Investigación de Estudios Avanzados del Maule, de la Universidad Católica del Maule. Investigador adjunto del Instituto Milenio de Biodiversidad Antártica y Subantártica (BASE). Investigador asociado del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC) e Investigador principal del proyecto Anillo Pest Insects and Climate Change (PIC2).
En un rincón del cielo sudamericano, la “mariposa de la tarde”, conocida científicamente como Vanessa carye, realiza un trayecto que parece inconcebible para un insecto. Esta especie, tan familiar para los chilenos, se embarca en una travesía que la lleva desde Chile hasta Venezuela y viceversa. Es un viaje extraordinario: sola, desafiando las alturas de los Andes y enfrentándose a climas extremos. Se dice que la mariposa monarca también es una viajera formidable, pero lo hace en grandes grupos. La Vanessa carye, en cambio, se enfrenta a este viaje en solitario, resistiendo las inclemencias del tiempo y los depredadores.
Las investigaciones que llevamos a cabo en el Centro de Investigación de Estudios Avanzados del Maule (CIEAM), de la Universidad Católica del Maule (UCM), incluido el trabajo de tesis doctorales como el finalizado recientemente por el Dr. Amado Villalobos, buscan arrojar luz sobre cómo esta pequeña migrante realiza semejante odisea. Durante más de cuatro años, hemos explorado cómo los genes de esta mariposa han moldeado su resistencia a condiciones extremas. En nuestras expediciones al Altiplano, donde trabajamos en ecosistemas tan diversos como el Lago Chungará y el Salar de Surire, hemos encontrado respuestas fascinantes. Por ejemplo, Vanessa carye puede alcanzar altitudes de hasta 5,200 metros, soportando temperaturas de hasta 20 grados bajo cero. A esa altitud, donde incluso la vida humana se ve limitada, nuestra “mariposa de la tarde” se abre paso en un viaje solitario y estoico.
Este fenómeno es parte de un patrón más amplio de adaptación animal, que se manifiesta tanto en su capacidad migratoria como en la resistencia a factores que otros insectos no podrían soportar. A diferencia de otras especies menos móviles, como la Itylos titicaca, un insecto que vive en ambientes limitados de bofedal andino, la Vanessa carye demuestra una versatilidad que nos invita a repensar las capacidades de los insectos. Su ruta migratoria parece dividirse en dos vías principales: una a través de los Andes y otra a lo largo de la costa chilena. Nuestra hipótesis es que, de confirmarse, estaríamos ante una de las migraciones más largas de una mariposa en el mundo.
El recorrido de Vanessa carye es sólo un reflejo de su compleja historia evolutiva. Nuestro equipo internacional de científicos, que incluyó colegas de más de 28 países, descubrió recientemente que las mariposas, y la Vanessa carye en particular, son el producto de un linaje de casi 100 millones de años. En sus primeros tiempos, estas mariposas depositaban sus huevos en leguminosas, desafiando la teoría de que su relación con las plantas con flores data de hace 300 millones de años. Estas son piezas del rompecabezas evolutivo que estamos desentrañando, y que no sólo iluminan el pasado, sino que nos permiten entender mejor el futuro de estos extraordinarios seres.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.