Dra. Sandra Castro Berna, Educadora de Párvulos, Académica Escuela Educación Parvularia, Universidad Católica del Maule.

El día de las madres es una fecha que no podemos dejar pasar. Es innegable que es una jornada diferente, pero de mucho despliegue de ternura, no podemos dejar de saludar a quiénes nos dieron la vida y nos han brindado el más noble e incondicional amor.

Dentro de lo bello que una madre trasmite a sus hijos e hijas, está la seguridad, el amor y preocupación. Muchas veces el querer hacer lo mejor por ellos, conlleva angustias y estrés frente a si se está haciendo lo correcto.

El apoyo de una madre u otro adulto es crucial, ya que los niños y niñas aprenden a actuar, imitando el comportamiento de otros, sobre todo de los adultos significativos en su vida. En ese sentido, una de las tareas primordiales en ésta cuarentena, frente al bombardeo de información, en una etapa de desarrollo, madurez y formación, nuestros niños necesitan que los guiemos. Sobre todo, que calmen sus inseguridades y temores (ya que no saben canalizarlos).

En estos momentos necesitan que con cariño les brinden apoyo, por ejemplo: cómo llevar una buena convivencia con otros, realizando sus juegos y tareas sin incomodar o interrumpir a los demás miembros de la familia que también desempeñar sus labores, practicando una convivencia democrática. Que lo encaminen hacia el respeto, la calidez y la participación en la familia y sentir que no todo es normas que regulan las interacciones.

El calor de madre es necesario diariamente, para que nuestros hijos e hijas, puedan desenvolverse eficazmente y bajar los niveles de ansiedad, ahogo y desconcierto. Necesitan de esa figura significativa, con un vínculo seguro y modelo a seguir.

Quedarse en casa y no tener contacto social es una situación estresante para los niños de cualquier edad, así que requieren de algunos mecanismos para que combatan con esta situación. A continuación les detallo algunos:

• Atender a los niños, escuchando y comprendiendo que ellos también están en una situación excepcional (sin colegio, sin amigos, sin salir…)
• Compartir igualitariamente los espacios, los niños y niñas, circularon y utilizaron todo lo que había a su alrededor, y hoy en la improvisada “oficina” o “sala de clases”, necesitan cantar, gritar, moverse.
• Es necesario trasmitir con claridad los mensajes, como las tareas concretas a realizar como mantener su dormitorio ordenado, la cama hecha, sus juguetes en un lugar, entre otras.
• Conversar en familia, ellos no siempre trasmiten lo que les pasa con facilidad, se hace necesario preguntarles sobre sus angustias, temores o pensamientos.
• Destacar o felicitar por lo bueno que se está haciendo, aún sea una tarea cotidiana, además de sentirse bien el refuerzo positivo permite fijar hábitos.
• Permitir que llamen a sus amigos por teléfono o videollamada de vez en cuando. Los niños y niñas establecen amistades, las cuales son importantes para ellos.
• Participar de las actividades educativas y en tiempo de actividades libres o de juego, incorporando rutinas entretenidas como contar cuentos, juegos de mesa en familia, manualidades, cocinar, escuchar música, bailar, otras acciones que ayuden liberar así energía.

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