Opinión: “Es ahora o nunca”
Alexander Galán, académico e investigador del Centro de Investigación en Estudios Avanzados del Maule (CIEAM) de la Universidad Católica del Maule (UCM).
El pasado 1 de julio tuvo lugar la II Conferencia de los Océanos convocada por las Naciones Unidas con el objeto de definir las políticas globales orientadas a la conservación de los océanos y en la cual participaron delegados de 150 países. Tras una semana de arduos debates críticos y luego de reconocer el fracaso colectivo, las recomendaciones que surgen de este encuentro se fundamentan en un mayor compromiso por parte de los gobiernos frente a la grave situación del mar, que incluye problemáticas tales como la erosión costera, el incremento en el nivel del mar, la sobreexplotación de sus recursos y la disminución de la biodiversidad marina, todo en un contexto donde la contaminación, el calentamiento, la desoxigenación y la acidificación de sus aguas va en preocupante aumento. “Actuar con decisión y urgencia, en un marco de cooperación internacional, utilizando medidas innovadoras, pero con base científica para mejorar la salud, el uso sostenible y la resiliencia del océano y sus ecosistemas” es la principal declaración de este encuentro.
Esta preocupación por el estado del océano se suma a las alertas que el pasado 4 de abril surgieran del tercer informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático donde por primera vez los científicos del mundo manifestaron que nos enfrentamos a una inequívoca crisis climática, en la cual la reducción del uso de combustibles fósiles, si bien no es la solución a todos los problemas ambientales, es el factor pivotal para mantener el calentamiento del planeta en 1,5 grados Celsius para 2050. Sin embargo, y pese a que este compromiso fue firmado en 2016 por 219 países, en lo que se conoce como el Acuerdo de París, a la fecha es poco lo que se ha avanzado en esta materia y cada año vemos como los niveles de CO2 en la atmósfera, principal indicador del calentamiento global, superan los registros históricos. Esperemos que este nuevo compromiso global rinda frutos, porque es ahora o nunca el momento para atender las indicaciones de los expertos ya que la ventana de acción es cada vez más reducida.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.