Opinión: “Actividad física vs. COVID-19: ayudémosle a ganar”
Prof. MSc. Dr. Jaime Vásquez Gómez. Centro de Investigación de Estudios Avanzados del Maule (CIEAM) de la Universidad Católica del Maule, director del Núcleo Epidemiología de la Actividad Física, Consorcio de Investigación ELHOC y Grupo de Estudios en Educación, Actividad Física y Salud – GEEAFYS.
Un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Glasgow, Reino Unido, en el año 2020 da cuenta del bajo riesgo de sufrir COVID-19 que tienen las personas con una alta capacidad cardiopulmonar (capacidad inspiratoria y volumen espiratorio pulmonar). También exponen que las personas con mayor fuerza de prensión en las manos, y las personas que caminan a ritmo “energético” tienes menos riesgo de padecer COVID-19. Es decir, estas variables asociadas a realizar actividad física son variables protectoras contra este virus, y a la vez disminuyen el riesgo de hospitalización debido al COVID-19 (salvo la fuerza).
En la misma línea, un interesante estudio publicado en la prestigiosa revista British Journal of Sports Medicine durante este año 2021 señala que las personas que auto-informan ser inactivas físicamente, o no realizan actividad física, tienen más posibilidades de hospitalización, de pasar a unidad de cuidados intensivos (UCI) y de mortalidad por COVID-19 comparado con las personas consistentemente activas físicamente, es decir, que realizan actividad física. Por su parte, las personas con índice de masa corporal elevado, con enfermedades como hipertensión, enfermedades cardiovasculares y pulmonares, tienen más posibilidades de hospitalización, pasar a la UCI y de mortalidad por COVID-19.
En una investigación que hemos publicado en el año 2020 en Chile, encontramos que las personas que informan caminar a un ritmo lento tienen más peso corporal, mayor contorno de cintura y mayor índice de masa corporal en comparación con las personas que caminan a un ritmo normal. En esta misma línea, las personas que padecen obesidad, pero que tienen un ritmo de caminata “vigoroso” y “promedio” presentan menos posibilidades de contagio severo y mortalidad por COVID-19 respecto a las personas obesas que caminan lento, según lo informado por investigadores de la Universidad de Leicester, Reino Unido, en el año 2021.
Por último, investigadores de la Universidad Europea de Madrid, España, y de la Universidad de Arizona, EEUU, plantean que la práctica de actividad física, entre otros factores, podría mejorar la eficacia de las vacunas contra el COVID-19. Al momento de realizar actividad física nuestro cuerpo libera las hormonas del estrés y aumentan las células inmunes que nos protegen de los virus, de manera que al acumular varios días de actividad física se genera un aumento de los anticuerpos del sistema inmune que favorecería la eficacia de la vacuna. La eficacia sería mejor en personas que practican actividad física desde hace varios años.
Aún es tiempo de realizar actividad física.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.