#OctubreRosa: detectando a tiempo el Cáncer de Mama
Mariana G. Herrera Escobar.
Académica Escuela de Enfermería, Universidad Católica del Maule sede Curicó.
Para todos los equipos de salud, octubre es un mes importante ya que se conmemora el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, un llamado anual que realiza la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada 19 de octubre, para concientizar a la población sobre la relevancia de la detección precoz de esta enfermedad.
Según datos recogidos de las últimas publicaciones e informadas a través de la Sociedad Chilena de Mastología, el año 2018 en nuestro país el diagnóstico de cáncer de mama fue de 5 mil 393 casos y constituye la primera causa de muerte por cáncer en la mujer. Por otro lado, se debe precisar que este tipo de cáncer no sólo se presenta en mujeres, también en el 1% de la población masculina.
En esta patología es fundamental la detección precoz y a eso están enfocadas las campañas sanitarias. El cáncer de mama no se puede evitar, pero al ser diagnosticado en forma temprana las cifras de curación superan el 90%. Para ello, el papel que juega la mamografía es de tremenda importancia, ya que es el examen por excelencia para poder evidenciar cambios en el tejido mamario que pueden indicar el inicio de la enfermedad.
Si bien, hay distintos protocolos y guías clínicas a nivel mundial, lo ideal es que este examen se realice a partir de los 40 años y en forma anual. Lo anterior puede variar dependiendo de la presencia de factores de riesgo, por ejemplo, si una mujer tiene antecedentes que a su madre se le diagnosticó cáncer de mama a los 42 años, ella debería comenzar sus controles médicos y mamografía 10 años antes, es decir a los 32 años; todo depende de los antecedentes de cada caso en particular, considerando antecedentes como los familiares con esta patología (madres, tías, abuelas) y la edad de inicio de la enfermedad, aunque es sabido que los factores hereditarios no superan el 5% del total de casos. Otros factores de riesgo para desarrollar esta patología son: alteraciones hormonales, obesidad, dieta alta en grasas saturadas, consumo de alcohol y tabaco, entre otros.
El autoexamen de mama se debe realizar 7 a 10 días después del término de la regla y es recomendable hacerlo mirándose a un espejo, bajo la ducha en las mañanas y en forma periódica todos los meses para así darnos cuenta de cambios físicos que podamos presentar, sin embargo, bajo ningún punto de vista remplaza a la mamografía.
Dentro de los síntomas que se pueden manifestar con esta enfermedad tenemos: masa palpable en la mama o zona de la axila, cambios en el color o la forma de esta, “piel de naranja”, alteraciones en la forma del pezón, descamación de la piel del pezón y salida de secreción a través de éste.
Como toda enfermedad de esta envergadura, en particular los cánceres, las implicancias psicológicas del diagnóstico, tratamiento y rehabilitación para las pacientes pueden ser muy altas. Son periodos de estrés emocional y familiar, múltiples cambios, de incertidumbre por el futuro, de duelo y aceptación. Sin embargo, son millones las mujeres que han atravesado el proceso y han salido adelante y de ahí lo relevante del diagnóstico precoz y de la atención humanizada integral, que pueda acompañarlas, educarlas, orientarlas y acogerlas. A ellas y sus familias mi admiración y la dedicatoria de esta columna.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.