NAVIDAD: MUCHO MÁS QUE UNA FECHA
Pbro. Dr. Mauricio Albornoz Olivares, decano de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas de la Universidad Católica del Maule.
La palabra navidad proviene del concepto latino nativitas que significa nacimiento, haciendo referencia al nacimiento de Cristo que celebramos cada 25 de diciembre. No obstante, sabemos bien, que en ninguna parte de la Biblia se habla de la fecha exacta del nacimiento de Jesús, lo que hace suponer que, para el hagiógrafo, y para la comunidad cristiana primitiva, el dato exacto, no tuvo relevancia mayor.
Así, la celebración de la navidad como hoy la conocemos, nos habla más de un acontecimiento que de una fecha, y en tanto acontecimiento, fue reconocida oficialmente unos 300 años más tarde a la pascua de Jesús. En efecto, tras la conversión del emperador Constantino al cristianismo, la celebración de la navidad comenzó a tener relevancia cultural de un modo más preponderante y universal. Junto a ello los primeros cristianos basándose en una tradición judía que fijaba, para los profetas, su fecha de fallecimiento y de su concepción en el mismo día, hicieron coincidir la muerte de Jesús con su nacimiento nueve meses después, fijándose para el 25 de diciembre.
A esta fecha se suma la fiesta del Sol invictus del imperio romano, celebración dedicada al Dios sol cuando la luz del día comenzaba a aumentar después del solsticio de invierno. Así, el acontecimiento del Dios encarnado, predominó, permeando de espíritu cristiano la cultura de occidente, y transformándose en una realidad que encontró amplia acogida. La humildad, la esperanza, el valor de la fragilidad fueron progresivamente eclipsando del todo a la fiesta del dios sol, devolviendo la conciencia frágil a la humanidad.
De este modo, el Espíritu del Dios encarnado, hizo volver a la cultura occidental la eterna pregunta por el sentido de lo pequeño. La fragilidad se levantó sobre la fuerza, reorientando el impulso de un acontecimiento transformador y perdurable. He aquí el gran misterio de Dios, que eligió el camino de lo débil para llenarnos con su grandeza, camino que nuevamente tenemos la posibilidad de transitar a la espera del día de la luz que no tiene ocaso.