La conferencia fue impartida por el investigador de la Universidad de Cambridge, Andrés Canales-Johnson con quien el Centro de Investigación en Neuropsicología y Neurociencias Cognitivas de la UCM inició un trabajo colaborativo para investigar la conectividad cerebral asociada a los procesos de atención en escolares.

La conciencia humana ha despertado el interés, fascinación y polémica a lo largo de los siglos. Aún no está muy claro qué es lo que la provoca ni qué significa realmente. De hecho, es uno de los puntos que más se discute cuando se habla de eutanasia.

A nivel internacional, el caso de Theresa Marie Schiavo, ha sido uno de los tantos que ha desatado el debate en torno a lo que es la conciencia humana. La joven estadounidense estuvo 15 años en estado vegetativo conectada una máquina que la alimentaba.

Mientras sus padres insistían en que ella estaba consiente pues sonreía y lloraba, su esposo pedía la desconexión. El propio expresidente George Bush tuvo que firmar una ley para que volvierán a conectar a la mujer quien, finalmente, murió de inanición en 2005.

Marcador de la conciencia

¿Cómo demostrar que existe conciencia en un paciente que se encuentra en tal estado? ¿Se puede encontrar un marcador cerebral de la conciencia? Estas fueron algunas de las preguntas que guiaron la conferencia dictada por Andrés Canales-Jonhson, investigador de la Universidad de Cambridge y colaborador del Centro de Investigación en Neuropsicología y Neurociencias Cognitivas (Cinpsi) de la Facultad de Ciencias de Salud de la Universidad Católica del Maule (UCM).

Durante la actividad académica, organizada por el Cinpsi en conjunto con la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Canales-Jonhson explicó que aún no existe un acuerdo en el mundo científico respecto a lo que es la conciencia.

“Para mí es la capacidad que tenemos de sentir o de experimentar el mundo. Pareciera que los humanos no somos los únicos con esta capacidad, pero la única forma de acceder a ese mundo privado en otros animales u otros seres es haciendo inferencias. La única certeza que yo tengo es que yo soy consciente y, dado que yo soy consciente, puedo pensar que la conciencia es un problema que se puede estudiar biológicamente”, aseguró el investigador.

Desde su trabajo en la Universidad de Cambrigse, Canales-Johnson formó parte de un estudio liderado por su colega Srivas Chennu, que tenía como objetivo encontrar un marcador cerebral de la conciencia, para lo cual realizaron una serie de estudios utilizando electroencefalografía en pacientes del Addenbrooke’s Hospital de Inglaterra.

“Lo que descubrimos fue que, en ciertos casos, hay pacientes que son clasificados clínicamente como vegetativos, que no tienen signos de responsabilidad, pero que neuronalmente poseen marcadores muy similares a los que podría tener una persona despierta. Esos pacientes, que no son muchos, tienen mejor pronóstico para poder despertar que aquellos que no poseen este marcador”, explicó.

Añadió que “Medimos la conectividad, es decir, la capacidad que tiene el cerbero de integrar información en una banda de frecuencia que se llama alpha, que es un ritmo lento del cerebro que está presente independientemente de que estemos despiertos o no y que parece que es clave para saber si somos conscientes”. dijo.

Según el investigador, la ciencia no está tan lejos de encontrar un marcador definitivo. “Yo diría que, de aquí a un par de años vamos a tener algunos hospitales de Europa, en particular en Francia y en Inglaterra que va a utilizar equipos que permitan medir o estimar el nivel de conciencia para poder informar al clínico (médico) del estado de un paciente”, aseguró.

Alianza de trabajo

Actualmente existe una alianza de cooperación en materia investigativa entre Canales-Johnson y el Centro de Investigación en Neuropsicología y Neurociencias Cognitivas. El director de esta unidad, Dr. Boris Lucero, explicó que iniciarán estudios en electroencefalografía sobre conectividad cerebral.

“Técnicamente, ahora tenemos la posibilidad porque contamos con un equipo ampliado, con mayor número de canales que permite ver, cómo están conectadas las distintas zonas del cerebro a partir de su actividad eléctrica”, manifestó.

Para el doctor Lucero, “Esta relación con Andrés es muy virtuosa porque nos va a permitir habilitar nuestro laboratorio en este tipo de análisis que son más complejos y también son más interesantes porque permiten abordar preguntas científicas más específicas”, afirmó.

Una de las áreas en las que profundizarán las investigaciones tiene que ver con la atención. “Queremos ver distinciones en población escolar en cuanto a cómo es la conectividad asociada a los procesos de atención, lo cual es interesante porque hasta ahora es algo que no se ha analizado en niños”, añadió el doctor Lucero.

Entre las proyecciones del Cinpsi también se encuentra una colaboración con el académico de la Escuela de Kinesiología, Antonio Zamunér. “Él está usando una terapia que se llama Góndola y que forma parte de su proyecto Fondecyt de Iniciación. Lo que queremos ver es el correlato de la actividad cerebral en términos de la conectividad en el cerebro que estaría asociada a la mejoría luego de aplicada esta terapia en pacientes con Parkinson”, puntualizó el investigador.