Las otras hojas que reposan en Huilquilemu
El Fondo Literario del Maule Manuel Francisco Mesa Seco, fue creado el año 1993 en la Villa Cultural Huilquilemu de la Universidad Católica del Maule, para resguardar, estudiar y difundir la creación literaria de nuestra región.
(Publicado originalmente en Diario Talca impreso que circuló el 22 de abril de 2023)
Los objetivos de la creación del Fondo Literario del Maule al que se le asignó el nombre del autor Manuel Francisco Mesa Seco, en reconocimiento a su gran trayectoria, fueron y continúan siendo muy claros. Y, al celebrarse este 23 de abril el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, cobran más vigencia que nunca. A saber:
Recopilar el máximo de las obras de los escritores nacidos o avecindados en la zona.
Administrar y conservar, a través del tiempo, en lugares físicos adecuados y con la debida atención, toda la obra literaria recopilada.
Mostrar y enseñar a generaciones del presente y del futuro, a través de actividades pertinentes, el acervo literario regional recopilado.
La documentación escrita, visual y el testimonio oral revelan que la gestora indiscutida y alma del magnífico proyecto literario que permanece en la Villa Cultural Huilquilemu UCM como herencia y misión, fue la pintora, poetisa y profesora de arte Emma Jauch. Emma (1915-1998) fue maulina. Nacida en Constitución, luego de estudiar Artes Plásticas en la Universidad de Chile, contrajo matrimonio con el pintor Pedro Olmos, con quien vivió en Buenos Aires durante veinte años y, desde 1958, en Linares; ciudad donde en palabras del poeta Juan Antonio Massone, “habitó una casa de planta baja, cuya pared exterior lucía color rojo colonial; puertas adentro se disponían las habitaciones y espaciosos ámbitos hogareños. La sala principal era una fiesta. Ventanales que asomaban un jardín agreste, sin faltar un perro cariñoso y la variedad de flores, y el resalte de las camelias”.
El anhelo de Emma, que sin duda contó con el apoyo y respaldo de importantes amigos suyos y de escritores, no fue antojadizo, sino que se basó en la enorme influencia que la Región del Maule ha ejercido sobre la literatura chilena: sus paisajes han sido cuna de importantes poetas, narradores e historiadores en torno a quienes se forjó la tradición cultural de la zona. El Maule tiene ganado un lugar de excepción por derecho propio. Esto se debe no sólo al gran número de escritores y poetas que se reconocen, por nacimiento o adopción (como Braulio Arenas y Teófilo Cid, quienes estudiaron en Talca), sino principalmente por la importancia y trascendencia que la obra de estos creadores ha tenido en el desarrollo de las letras nacionales.
El Fondo Literario del Maule conserva parte del patrimonio literario de la región expresado en primeras ediciones y, en algunos casos, en ediciones únicas de representantes destacados de la producción local y de movimientos artísticos nacionales de vanguardia. Desde fines del siglo XIX, a través de la obra de Pedro Antonio González, la región comenzó a mostrar la enorme influencia que tendría sobre la literatura chilena, lo que fue ratificado en el transcurso del siglo XX, que vio nacer en estos paisajes a dos de los más grandes poetas chilenos: Pablo Neruda y Pablo de Rokha. Es importante destacar también la presencia de autores como Eduardo Anguita, Max Jara, Manuel Astica, Hugo Correa, Guillermo Blanco, Stella Corvalán, Manuel Francisco Mesa Seco, Óscar Bustamante, Enrique Gómez-Correa, Omar Cáceres, Efraín Barquero, Jorge González Bastías, Juan Marín, Claudio Giaconi, Mariano Latorre, Lautaro Yankas, Ricardo Donoso, Francisco Antonio Encina, Valentín Letelier, entre muchos otros.
Los ejemplares presentes en el Fondo Literario del Maule datan del año 1910 hasta la primera década del siglo XXI. Al valor literario de las obras se suma el valor del legado, es decir, de cómo ellas llegaron a formar parte de esta colección. Es preciso decir que gran parte de ellas fueron donadas por los propios autores al momento de crearse el fondo en la década del noventa. A ello se agrega una cantidad muy relevante de ejemplares que proviene de la biblioteca personal de Emma Jauch, quien hizo entrega de ellos a la Villa Cultural Huilquilemu para la creación de la colección; estas obras tienen, además, el valor indiscutido de contar con el autógrafo del autor o autora.
Hoy, el desafío es mantener las labores de conservación preventiva de la colección, su estudio, difusión, y por supuesto, continuar incrementando este acervo literario maulino con las obras de nuevos autores y autoras que siguen naciendo en nuestra región.
Crédito: Ana María González Yévenes, encargada Villa Cultural Huilquilemu de la Universidad Católica del Maule.
