Columna opinión Dra. Ximena Troncoso Araos, académica de la Facultad de Ciencias de la Educación UCM

El historiador Roger Chartier afirma que nunca se había leído tanto como en los tiempos que corren, lo que parecería contradecir aquello que habitualmente escuchamos cuando se habla de libros y lectura. Chartier precisa que asistimos a una mayor alfabetización y que se publica mucho más. No obstante, las prácticas de lectura personales han mermado. Esto resulta comprensible si pensamos que las sociedades experimentan cambios: los medios de comunicación y la tecnología ofrecen nuevas actividades de ocio, como la televisión, internet y los juegos electrónicos, que en muchos casos resultan más atractivos.

Pero ¿qué es ser un buen lector? Esto no es tan fácil de definir. Entre alguien que lee un libro al mes y otro que lee dos, ¿cuál es mejor lector? Probablemente diremos que el que lee dos, con lo que aplicamos un criterio cuantitativo, el que ha primado en los estudios sobre hábitos lectores. Sin embargo, esto es solo un aspecto de la lectura. También interesa la forma como nos relacionamos con lo que leemos: lectura por obligación o lectura voluntaria, variedad y calidad de los textos, nivel de comprensión y en qué deriva lo que leemos.

Los defensores irrestrictos de la lectura dirán que siempre es mejor leer un libro a, por ejemplo, ver una película. Yo creo, más bien, que depende de qué libro y qué película. En mi opinión, es preferible la buena película al mal libro. Así, por ejemplo, entre un libro de Cuauhtémoc o Coelho y una película de Hitchcock o de Estudios Pixar, sugiero lo segundo.

Si nos interesa responder a la pregunta por cómo nos desarrollamos como lectores, en primer lugar, habría que decir que leyendo y vinculándonos intelectual y emocionalmente con lo que leemos. Para ello, los modelos que median entre libros y lectores merecen nuestra atención. Pensemos en Las mil y una noches. El relato que enmarca todas las historias de la obra nos cuenta que el rey Shariar, herido en su orgullo por la infidelidad de su esposa y la de su hermano, decide vengarse en todas las mujeres de la corte, a las que hace sus esposas por una noche y manda a matar al día siguiente. Scherezade, la hija del visir, se propone acabar con esta locura. Para ello, se casa con el rey, y cada noche le cuenta una historia que lo atrapa, y cuyo final se reserva hasta el día siguiente. Así lo hace hasta que consigue el amor del rey y, por tanto, su salvación. De manera similar, los libros, la lectura y la pasión con que nos llega pueden seducirnos y salvarnos de la ignorancia y la superficialidad.

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.