De la UCM para la cadena alimentaria: Descubren aditivo con alto valor industrial
El proyecto de la doctora Aparna Banerjee, que dispone de financiamiento Fondecyt, dilucidó un compuesto con valiosas características para la industria de alimentos saludables.
Hasta en los peores momentos de la pandemia, cuando grandes sectores de la población enfrentaron dificultades para acceder a alimentos saludables y practicar actividad física, el paradigma de la “dieta ideal” no dejó de evolucionar hacia un modelo más saludable y sostenible. Por la popular comida chatarra, no fue quedando ni la nostalgia.
Por ello, las industrias alimentarias de todo el mundo han intensificado esfuerzos para encontrar aditivos de origen natural con más beneficios para la salud o mayor bioactividad.
“Chile aún importa aditivos naturales de otros países, como Francia y Estados Unidos, o utiliza aditivos de origen químico. Eso nos llevó a buscar una alternativa biológica que no sea tóxica para la salud o que no tenga algún efecto en tiempo largo”, dijo la académica de la Universidad Católica del Maule, doctora Aparna Banerjee, quien encabeza el proyecto titulado “Bacterial exopolysaccharides as antioxidant and emulsifying agent”.
La iniciativa, financiada por “Fondecyt Iniciación”, indagó las características de los llamados exopolisacáridos (EPS) producidos por bacterias termófilas desde aguas termales de la región del Maule, dilucidando nuevos compuestos para aplicaciones alimentarias, con alto valor industrial.
“Las propiedades funcionales del EPS se evaluaron para aplicaciones de la industria alimentaria, específicamente como antioxidante y por sus capacidades de emulsificación, retención de agua (WHC), retención de aceite (OHC) y floculación. Los resultados sugieren que el EPS puede ser un aditivo útil para la industria de procesamiento de alimentos”, sostiene un artículo publicado recientemente en una revista científica.
“Chile es uno de los primeros consumidores de comida funcional en América Latina y la gente tiene conocimiento sobre comida saludable. Si usted mira la etiqueta de los alimentos, verá que se utilizan aditivos como goma arábiga, goma xantana, o de origen de planta, alga o microbacteriano, normalmente importado de otro país, así que se afecta el costo de producción también”, señaló la doctora Banerjee.
La científica explicó que Chile, por su ubicación geográfica, es una especie de laboratorio natural “para estudiar la dinámica de la comunidad microbiana” en ambientes extremos de temperatura, salinidad, pH y sequía, entre otros factores que afectan su supervivencia.
“Llevo los últimos ocho años trabajando con aguas termales. Durante mi doctorado trabajé con aguas termales de la India y su biodiversidad. En Chile, hay menos impacto humano en las aguas termales y ha sido muy poco explorado para compuestos bioactivos. Esta región tiene cerca de diez aguas termales cuya diversidad bacteriana no está reportada”, planteó la investigadora de la UCM.
El proyecto, que constituye el primer informe de cualquier EPS bacteriano caracterizado de aguas termales chilenas, culminará en octubre próximo.
“En la región del Maule tenemos muchas aguas termales con temperaturas elevadas, así que los microorganismos que viven allí tienen una propiedad de termoestabilidad. La industria alimenticia también necesita alta temperatura durante el procesamiento de los alimentos y por eso quizás en un próximo proyecto tenemos que pensar en cómo bajar el costo de producción para llegar a lo que la industria necesita”, puntualizó la científica que integra además el Centro de Estudios en Investigaciones Avanzadas del Maule del plantel (CIEAM).
La iniciativa de la académica cuenta con la colaboración del Dr. Gustavo Cabrera de la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción, además de otras contribuciones nacionales e internacionales, y su financiamiento supera los ochenta millones de pesos.